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La importancia de llamarse Ernesto

Homero Carvalho Oliva

El 20 de enero de este año, el poeta Ernesto Cardenal hubiera cumplido cien años. Este es mi homenaje a su obra, su vida y su memoria.

“Mi poesía tiene un compromiso social y político, mejor dicho,
revolucionario. He sido poeta, sacerdote y revolucionario”.
Ernesto Cardenal

No voy hablar de la famosa y polémica obra de teatro de Oscar Wilde ni del famoso y polémico Comandante guerrillero, voy hablarles de un poeta, de un hombre de Dios y de la palabra: Ernesto Cardenal, el sacerdote católico autor de El evangelio de Solentiname, uno de los poetas más influyente de mi generación que creyó en el hombre nuevo e hizo de su palabra una herramienta para cuestionar la realidad.

Cardenal, cuya obra poética tuvo un marcado compromiso social y político, con una gran influencia cristiana, con obras como Salmos (1964) que reinterpreta los textos bíblicos desde una perspectiva crítica, así como otras en las que denuncia las desigualdades sociales y los abusos del poder. En alguna ocasión aclaró: “El cristianismo, tal como lo vemos en el Vaticano, no es el que Cristo quiso para la iglesia; pero mi fe es en Cristo, no en el Vaticano”. Su poesía, como la de los grandes poetas, es sencilla y profunda, con claras referencias a la introspección y la contemplación, y con ciertos hitos que nos recuerda a Walt Whitman, sin descuidar la historia, lo cotidiano y lo universal, como en Cántico Cósmico (1969)

El poeta nicaragüense nos visitó, el año 2014, en Santa Cruz de la Sierra con motivo de la Décimo quinta Feria Internacional del Libro. Llegó con 89 años a cuestas, caminando lento, con el pelo y la barba largos y blancos y con la energía suficiente para participar de la seguidilla de eventos que le organizaron durante cuatro días. El miércoles 28 de mayo de ese año, lo volví a ver leyendo sus poemas en la Feria del libro, lo vi desde lejos y disfruté del epigrama: “Al perderte yo a ti, / tú y yo hemos perdido:/ yo, porque tú eras/ lo que yo más amaba, / y tú, porque yo era/ el que te amaba más. // Pero de nosotros dos, / tú pierdes más que yo:// porque yo podré/ amar a otras/ como te amaba a ti, / pero a ti nadie te amará/ como te amaba yo”, lo gocé porque es uno de mis poemas preferidos, que aún hoy recito de memoria. Leyó también Oración por Marilyn Monroe y me conmoví profundamente. En los días siguientes el poeta estuvo escuchando poemas en el Centro Cultural San Isidro y en la Plazuela Calleja. Tuve la suerte de que me invitaran a almorzar con él y disfrutar de una larga conversación, en la que participó el poeta colombiano William Agudelo, Aldo y Orieta Sacre. Al encontrarnos me dijo “¡Ah! Usted es el poeta boliviano del que me hablaron” y sentí el mismo orgullo de décadas atrás cuando me presentaron a Jaime Sáenz y este me dijo: “¡Ah! Usted es el narrador”; por ese sentimiento trataré de ser sincero en esta breve crónica.

La Revolución de la alegría

Si la Revolución portuguesa fue la de los claveles, la de Nicaragua fue la de la alegría, así lo comprobé cuando estuve en Managua y en varios otros pueblos de Nicaragua, todos estaban felices y lo manifestaban en las casas y en las calles, era la época de Carlos Mejía Godoy y los Palacaguina; de esa alegría redentora le hice recuerdo al maestro de la palabra y él se quedó en silencio, por un instante, recordando esos años gloriosos y luego me preguntó cómo fue que aparecí por su país. Le respondí que me invitó una organización católica que daba cobertura a jóvenes de izquierda y que en esa ocasión, en Managua el año 80, a un año del triunfo de la Revolución Sandinista, lo conocí cuando él era Ministro de cultura del recién instalado gobierno de guerrilleros, que habían luchado décadas para derrocar al dictador Anastasio Somoza y devolverle la dignidad a su pueblo; yo era un joven ilusionado con ser escritor, en ese entonces escribía cuentos y me encontraba exiliado en México, país que me acogió cuando salí del país en plena dictadura de Luis García Meza. (El periodista Rafael Sagárnaga en un artículo titulado COB: 22 meses de lucha contra una dictadura, relata cómo el pueblo boliviano se organizó para enfrentar al dictador, destaca a los dirigentes en la clandestinidad y a las personas que apoyaron a la Central Obrera Boliviana señala: “Entre los operadores políticos figuran Homero Carvalho, Alejandro Zaballa, Jenny Ibarnegaray, José Campoy, los hermanos Cortez y Marcelo Quezada. Este grupo se movilizó desde las primeras horas del golpe”, a esto había que sumarle que era dirigente universitario y tenía que irme no más del país luego que cayó el dirigente campesino Genaro Flores. Así fue como llegué a México y de allí me invitaron a visitar Nicaragua y pude conocer a Cardenal.

Le conté emocionado que, en el aeropuerto de Managua, nos esperaba la comandante Mónica Baltodano, que al verla tan hermosa en su uniforme verde olivo, yo pensé que había llegado al paraíso revolucionario. Un paraíso que se jodió en pocos años, me aclaró el poeta, una revolución derrotada por la corrupción impulsada por el Imperio y sus esbirros al interior del proceso revolucionario mismo. “Pero la Mónica sigue bella y está con los que seguimos creyendo en los verdaderos valores de la revolución”, aclaro y William Agudelo, el gran poeta colombiano que lo acompañaba, me contó otras cosas de esta gran mujer que ha escrito Memorias de la lucha sandinista y Cardenal me sugirió que lo bajara de la WEB.

         Luego hablamos del escritor Sergio Ramírez, en especial de dos cuentos: Charles Atlas también muere, sobre el mítico ícono de las revistas de fisiculturismo y La jugada perfecta, que puede también entenderse como una metáfora de la derrota de los sandinistas por Violeta Chamorro en 1990. Durante el almuerzo me confesó que le había impresionado la energía del movimiento poético cruceño y en especial la poesía de algunos jóvenes y yo le conté que, en los años sesenta, un grupo de poetas latinoamericanos denominado La santa hermandad de la orquídea nos bautizó como la capital poética de América, por las energías que convergen en este territorio. Se quedó impresionado cuando le comenté acerca del proyecto social del Centro Cultural San Isidro y afirmó que eso es lo que hay que hacer para apoyar los procesos revolucionarios.

Por su posición política, desde la militancia cristiana “en 1984 el papa Juan Pablo II le prohibió oficiar misas y administrar los sacramentos por apoyar la revolución sandinista, pero en febrero de 2019 el papa Francisco envió una carta en la que rehabilitaba al sacerdote nicaragüense y poeta”[1].

Respecto a los Ortega, su posición fue muy clara y poco antes de morir, el 1 de marzo de 2020, a la edad de 95 años, Cardenal volvió a afirmar: “Y lo sigo diciendo: Queremos simplemente que la pareja presidencial se vaya, no hay nada que dialogar.”

Taller con niños con cáncer

Ambos, Ernesto y William, me contaron que hacen talleres poéticos en los hospitales que albergan a niños y niñas con cáncer, se emocionaron casi hasta las lágrimas cuando relataron la forma valiente como estos enfrentan su enfermedad y los poemas que escriben poetizando su dolor. William mencionó algunos de los poemas, uno que se llamaba El poema del silencio y otro Las cosas que no me gustan en el que mencionaba la quimioterapia, las agujas, la pérdida de cabello…

Poemas de Cardenal que marcaron mi juventud

Oración por Marilyn Monroe

Señor

recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,

aunque ése no era su verdadero nombre

(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años

y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)

y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje

sin su Agente de Prensa

sin fotógrafos y sin firmar autógrafos

sola como un astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)

ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo

y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.

Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.

Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno

pero también algo más que eso…

Las cabezas son los admiradores, es claro

(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).

Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.

El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo

en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano

expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox

que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

Señor

en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,

Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda

que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.

Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).

Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,

el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.

Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros

por nuestra 20th Century

por esa Colosal Súper-Producción en la que todos hemos trabajado.

Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.

Para la tristeza de no ser santos

                                                        se le recomendó el Psicoanálisis.

Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara

y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena

y cómo se fue haciendo mayor el horror

y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda

soñó ser estrella de cine.

Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados

que cuando se abren los ojos

se descubre que fue bajo reflectores

                                                              ¡y se apagan los reflectores!

Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)

mientras el Director se aleja con su libreta

          porque la escena ya fue tomada.

O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río

          la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor

vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.

La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.

Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.

Fue

como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga

y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER

O como alguien que herido por los gánsteres

alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor:

quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar

y no llamó (y tal vez no era nadie

o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)

            ¡contesta Tú al teléfono!

Imitación de Propercio

1. Yo no canto la defensa de Stalingrado

ni la campaña de Egipto

ni el desembarco de Sicilia

ni la cruzada del Rhin del general Eisenhower:

Yo sólo canto la conquista de una muchacha.

2. Ni con las joyas de la Joyería Morlock

ni con perfumes de Dreyfus

ni con orquídeas dentro de su caja de mica

ni con Cadillac

sino solamente con mis poemas la conquisté.

Y ella me prefiere, aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza.

Epigramas

Me contaron que estabas enamorada de otro

Y entonces me fui a mi cuarto

Y escribí ese artículo contra el Gobierno

Por el que estoy preso.

Muchachas que algún día leáis emocionadas

estos versos

y soñéis con un poeta:

sabed que yo los hice para una como vosotras

y que fue en vano.


[1] https://lalupa.press/10-frases-que-definen-quien-era-el-poeta-ernesto-cardenal/

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