Es común que en esta jornada
salgan muchos a protestar a las calles reclamando justicia para las mujeres o
que las autoridades dicten tolerancia laboral, pero creo que falta algo más que
eso: un cambio de mentalidad en la sociedad.
«Festejaremos con calma, con tranquilidad, (el) ministro me ha comprometido quedarse hasta horas en la noche (…). La compañera ejecutiva tiene Miss Federación garantizado, Miss Cholita Federación garantizado para nuestras autoridades, ya hemos observado todo lo que tiene que ver, así que nuestro ministro se queda hasta la tarde», señaló el dirigente cocalero del Trópico de Cochabamba, Leonardo Loza.
Pese a las disculpas públicas que ofreció Loza, este es el mejor ejemplo de cómo aún existen personas con un concepto tan precario sobre la mujer. Aunque el Gobierno se llene la boca diciendo que en Bolivia existe equidad de género, que se avanzó en la paridad y que los índices de violencia son menores, la realidad es distinta.
Según cifras de la Fiscalía General del Estado, en lo que va del año se registraron 19 casos de feminicidio en lo que va del año, cada dos días una mujer es víctima de violencia en Bolivia. Desde que se promulgó la Ley 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, 555 mujeres murieron en manos de una persona del sexo opuesto.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), difundido en noviembre de 2018, muestra a Bolivia como el país con la prevalencia más alta de feminicidios de la región seguido por Paraguay, “con tasas de 2,0 y 1,6 por cada 100 mil mujeres”.
Es necesario volcar la mirada a esta problemática de la sociedad, dejar el discurso y pasar a la acción donde la educación podría ser uno de los pilares fundamentales.