Carolina Cubillo

J. Benito Fernández
Editorial Renacimiento, Sevilla, 2024
¿No han leído a Juan Benet? No teman, igualmente les cautivará El plural es una lata, la apasionante biografía de un hombre carismático, una suerte de «hombre renacentista» del siglo XX español. No es sólo una biografía, es un libro sobre la reciente historia de España, de literatura, de política e incluso geografía.
Y si ustedes han leído a Benet, más disfrutarán de este detallado relato. Siete largos años de vida ha invertido el osado J. Benito Fernández en indagar en los recovecos del ingeniero y escritor Juan Benet.
J. Benito Fernández ha retratado a una figura poliédrica. Benet fue un ingeniero de caminos, canales y puertos con muchos kilómetros construidos, un novelista con una admiración sin limites por William Faulkner. Fue cuentista, dramaturgo, poeta, ensayista de gran calado, crítico y reseñista, gran articulista, con un enorme interés por participar en la vida pública ―muy reseñables fueron sus colaboraciones en el diario El País― Dibujante, con dotes, y pintor aficionado en los ratos libres; melómano, con adoración por Franz Schubert; gran bebedor de whisky, mujeriego irredento; presumía de conocer muy bien el alma femenina, sobre todo la catalana. Su mujer Nuria Jordana y su amante Rosa Regás nacieron en Barcelona.
Benet decía abominar la fama pero buscaba decididamente el éxito y la gloria.
Aunque nunca creyó en el compromiso del escritor ―sólo se comprometió consigo mismo―, se interesó por la política; fue tesorero del partido de Dionisio Ridruejo, quien lo envió a Estoril para entrevistarse con don Juan de Borbón. A su vuelta, Dionisio le preguntó: «¿Es tan tonto como aseguran?». Benet fue votante socialista y redactor del manifiesto por la entrada de España en la OTAN y entabló amistad con Felipe González. Vivió la guerra civil y quedó huérfano de padre con nueve años; para el escritor, fue una guerra de atrición; Franco no decidía tomar Madrid y finalizar la contienda porque quería causar el mayor daño posible, desgastar al enemigo. No le interesó el cariz político-ideológico del conflicto, sino su aspecto cainita y los movimientos tácticos militares. Benet no legitima ningún bando, aunque deslegitima el bando franquista.
J. Benito Fernández es un gran investigador, meticuloso, paciente, tenaz y cartesiano. Con la publicación de El plural es una lata, ha logrado una tetralogía digna de mención: El contorno del abismo. Vida y leyenda de Leopoldo María Panero (Tusquets, 1999; Anagrama, 2023), Eduardo Haro Ibars: los pasos del caído (finalista XXXIII Premio Anagrama de Ensayo, 2005), El incógnito Rafael Sánchez Ferlosio. Apuntes para una biografía (Árdora, 2017). Dos poetas periféricos y dos clásicos de la literatura española, que a veces parecen querer jugar saltando de las páginas de una biografía a otra.
Elogiado por la crítica El plural es una lata es un libro colmado de información, probada y comprobada una y otra vez por el autor, asunto nada baladí para los estudiosos de su obra. Acontecimientos que conmoverán, indignarán, sorprenderán y alegrarán al lector y que Fernández relata con trato y pluma exquisita, que no fría, sin juzgar ni opinar.
De la lectura de la biografía se concluyen aspectos nada desdeñables del escritor. Juan Benet, ante todo era un brillante ingeniero, un ingeniero que escribía. Introdujo muchas técnicas en su empresa. Implantó el martillo picador y la barrena de vidia, un rasero para hormigonar los cajeros de los canales, el barrenado con agua, la instalación de extractores en los túneles, el uso del casco…
A lo largo del libro conocemos a un hombre absolutamente estigmatizado por la tragedia: al padre, el abogado Tomás Benet, lo asesinaron unos milicianos en septiembre de 1936, en una cuneta de la carretera de Vicálvaro (Madrid), por haber ganado un juicio a un panadero. Una ruin venganza. En 1958 su hija, Eva Benet Jordana, muere en Ponferrada con apenas siete meses de vida. En 1964 su buen amigo el escritor de Tiempo de silencio Luis Martín-Santos sufre un accidente de tráfico y, tras una intervención quirúrgica, fallece con 39 años. En 1966 su hermano Paco, antropólogo y alto funcionario de la Unesco, todo un referente para Juan, muere en Irán a causa de un percance con el jeep en el que viajaba. En 1974 su mujer, y madre de sus hijos, Nuria Jordana, se quitó la vida lanzándose desde la terraza del chalet de El Viso. Terrible.
Juan Benet, como cualquier ser humano, era una persona con grandes contradicciones vitales y literarias. Decía detestar a Galdós ―no fueron pocas sus arremetidas contra el canario― pero adquirió un busto en madera noble de don Benito y lo colocó en un lugar destacado del salón de su casa. Denostaba hasta la náusea el costumbrismo y escribió un delicioso libro costumbrista intitulado Otoño en Madrid hacia 1950.
Menospreciaba a los poetas hasta la humillación, decía que eran ignorantes y se jactaba de no leer poesía; bien, pues Benet escribió y publicó poesía. Ítem más, se enamoró perdidamente de una poeta y se casó en segundas nupcias con ella: Blanca Andreu. Benet era un consumado burgués socialdemócrata que defendió y llegó a justificar los campos de concentración de la extinta Unión Soviética.
Pese a que el biógrafo no interpreta ni analiza jamás la obra literaria del biografiado, sencillamente se limita a informar, no se entiende que Benito J. Fernández haya dedicado siete años de su vida si no le gustase la prosa benetiana. En Benet no hay que buscar la trama, lo que hay que apreciar es la construcción de cada frase. Él se entrega a la frase y deja volar el estilo. No le preocupa la estructura. Lo importante en Benet es la ambición literaria, no el resultado. Su afán por fundar algo, un nicho nuevo. Una meditación rompe el esquema de lectura y de escritura. De construcción original, muy proustiana. Áspera, difícil, oscura, pero sabia. Junto con Saúl ante Samuel poseen una prosa bellísima, continuada, envolvente, aunque su lectura resulte agotadora. Dice el biógrafo que veces la literatura también desespera, con ella se sufre. No siempre entretiene. Escribió José Donoso: «Prefiero aburrirme leyendo las novelas magistrales de Benet, porque me procura placer, que entretenerme leyendo a Agatha Christie». Con El plural es una lata como ya señalaron dos críticos, creo que estamos ante uno de los libros del año.
Carolina Cubillo es periodista y empresaria (Molinos de Papel). Es la creadora y productora de numerosos formatos, contenidos y documentales audiovisuales que se emiten internacionalmente.