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Contar la verdad nunca ha sido fácil, pero siempre ha sido necesario

"Ser periodista es el privilegio diario de cambiar el mundo."
— Gabriel García Márquez

Cada 10 de mayo, Bolivia rinde homenaje a los periodistas, esos valientes narradores de la realidad que, con su pluma y su voz, defienden la verdad y la libertad de expresión. Esta fecha no es solo una efeméride, sino un recordatorio del sacrificio de Cirilo Barragán en 1865, un símbolo de la lucha incansable por una prensa libre y comprometida con la sociedad.

Ser periodista es más que una profesión; es una vocación arraigada en la convicción de que la información veraz puede cambiar el rumbo de una comunidad, incluso de un país entero. Hoy, en un mundo donde las noticias viajan a la velocidad de la luz y la desinformación se disfraza de verdad, los desafíos para quienes ejercen este oficio son más grandes que nunca. La censura, las amenazas y las presiones externas intentan silenciar a quienes defienden la verdad, pero también hay obstáculos internos que ponen a prueba la integridad del periodismo: el sensacionalismo, la distorsión de los hechos y la influencia de intereses particulares.

Eduardo Galeano nos recordaba que los cambios empiezan con pequeños actos de conciencia y ética. Y el periodismo es precisamente eso: un compromiso diario con la verdad, sin ataduras ni manipulaciones. Ryszard Kapuściński decía: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas.” Una reflexión que cobra especial relevancia en tiempos en que la objetividad parece ceder terreno ante la conveniencia y ante el adormecimiento de una sociedad que «normaliza» incluso el delito, como la corrupción.

Las cifras hablan por sí solas: Bolivia ocupa el puesto 93 de 180 países en la clasificación mundial de libertad de prensa, según Reporteros Sin Fronteras, y el lugar 17 de 23 países en América Latina. No son solo números, sino la realidad de quienes día a día enfrentan agresiones, trabas en el acceso a la información y riesgos personales por ejercer su labor. En 2024, se documentaron 182 casos de agresiones a periodistas, incluyendo violencia física, impedimentos de acceso a la información y amenazas. Además, se han registrado 915 vulneraciones a libertades fundamentales, de las cuales 150 estuvieron directamente relacionadas con la libertad de prensa.

A esto se suma la precarización laboral que afecta profundamente la independencia periodística. Más del 60% de los periodistas en Bolivia trabajan sin contrato formal, y un 75% percibe ingresos insuficientes, lo que los vuelve vulnerables a presiones externas y limita su capacidad de ejercer el oficio con autonomía.

Por eso, hoy más que nunca, necesitamos periodistas con convicción, ética y valentía. Voces independientes que sean el contrapeso necesario para la democracia, guardianes incansables de los derechos humanos. La libertad de prensa no es un privilegio, es un pilar fundamental de toda sociedad justa y equitativa.

En este Día del Periodista, celebremos no solo su trabajo, sino su determinación para seguir contando historias que incomodan, que inspiran, que despiertan conciencia. Porque detrás de cada noticia, hay alguien dispuesto a todo por decir la verdad, incluso cuando eso implica riesgos.

Que este sea un llamado a renovar el compromiso con un periodismo íntegro, valiente y comprometido con la verdad, la sociedad y la democracia. Porque solo una prensa libre y ética puede defender los derechos de una sociedad que exige justicia, transparencia y libertad.

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