Ercilia
Márcia Batista Ramos Ayer llovió toda la tarde. Todos tenían actividades nocturnas, solo Ercilia y yo estábamos en la casa. Decidí encender la chimenea para esperar la noche, pero Ercilia ya había encendido el fuego, ella estaba sentada en el sillón de cuero, a cierta distancia e inmóvil, contradictoriamente silenciosa, ante el crepitar del fuego, […]