Miguel Sánchez-Ostiz
Hacía tiempo que andaba detrás de esta cita. Recuerdo haber recorrido el libro hace un par de años en su busca, pero no di con ella. Es de Marguerite Yourcenar y está en L’oeuvre au noir:
«Por primera vez en su vida, sentía la extraña necesidad de volver a poner sus pies tras la huella de sus pasos, como si su existencia se moviese a lo largo de una órbita prestablecida, a la manera de las estrellas errantes.»
Volver sobre la huella de los propios pasos está bien, aunque te encuentres con lo que no quieres, pero tal vez caigas en donde nunca estuviste que es algo que bien vale el viaje. Con todo es más fácil hacerlo en el papel que en los escenarios reales, porque muchos no están o es materialmente imposible regresar a ellos. Tiempo de memoria este, por tanto. Llega, cuando menos te lo esperas o cuando el canguelo te desvela con su bandeo.
No me identifico con esa trayectoria preestablecida porque creo que lo mío es más bien una riada tumultuosa que discurre por donde puede, incluso cuando se remansa.