Transcurrieron más de dos años desde que Argentina multó a Bolivia por el bajo suministro de gas y desde entonces, especialistas advirtieron al Gobierno sobre los nulos resultados de exploración. Ahora, Brasil lanza una nueva señal de alarma. Hace unos días, Petrobras reveló que multó a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) por incumplir los envíos de gas a Brasil durante 10 meses y en su respuesta, la empresa petrolera estatal tuvo que admitir que existe una reducción en la producción de gas en el campo San Alberto. Lo crítico es que no se trata sólo de San Alberto, sino también de los campos, Sábalo y Margarita que registraron una declinación desde 2013.
Con una visión muy positiva del problema, el presidente de YPFB, Óscar Barriga, explicó que cuando se produce un incumplimiento en la entrega de volúmenes de gas a Brasil, las denominadas garantías de suministro establecidas en el contrato, deben ser asumidas por las empresas operadoras responsables de la provisión del energético. Dando a entender que no afectará a la economía de quienes dependen de los recursos por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Pero, en realidad lo que ocurre con Brasil es solo una señal más de que el pilar fundamental de la economía del país: la exportación de materia prima; está en deterioro.
Una muestra clara de eso, es la crisis que se desató en Tarija tras la insistencia del Gobierno en querer ingresar para explorar hidrocarburos en la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía. Varios campesinos y grupos ambientalistas resisten en la zona. El Gobierno está en una fase de desesperación por hallar recursos hidrocarburíferos para que no se les desmorone el modelo extractivista del que aún depende el país y que en más de una década de poder no puede revertir.