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Rutina interrumpida / Cuento

Eliana Soza Martínez

Las semanas de la cuarentena fueron interminables, los días pasaban pesados, con sus horas cansinas llenas del polvo por la inercia. Cada mañana abría los ojos, miraba el techo de mi habitación y trataba de escudriñar el silencio del exterior.

Al levantarme, lo primero que hacía era asomarme a la ventana y confirmar quietud de las calles. Tenía la esperanza de ver abierta la tiendita de enfrente o a mis vecinos caminando por la cuadra como antes, pero cada día las calles amanecían intactas, apenas con la caricia de los rayos del sol y se quedaban así hasta el anochecer.

Después de un tiempo ya no íbamos ni a comprar comida como en las primeras semanas, cuando según el último número de la cédula de identidad se podía salir una vez a la semana. A partir de un decreto supremo, el gobierno entregaba cajas con alimentos básicos de forma semanal a través de las fuerzas armadas.

Tras unos meses dormía a horas escandalosas y despertaba después de las diez. Mi mundo era mi esposo y nuestro hogar. Las mañanas, Jorge y yo las pasábamos escribiendo y cocinando, por la tarde tomábamos una siesta, leíamos y veíamos películas clásicas. Por las noches, a través de las noticias, nos enterábamos de las últimas estadísticas de la pandemia que crecían imparables y si teníamos ganas, que no era común, hacíamos el amor.

Una mañana, de la que no recuerdo ni la fecha ni el día, abrí los ojos cuando el sol ya estaba muy alto y me sorprendí al escuchar murmullos afuera. Autos esporádicos recorrían las rutas; era inaudito. ¿Había terminado todo?, no anunciaron nada la noche anterior en las noticias.

Mientras pasaban las horas, vi a los vecinos caminar por las aceras, Don Juanito y Maricela que vivían en frente, a la señora Marycruz dueña de la tienda, a Clara y su hermana que tenían su casa a dos de la nuestra. Desde el segundo piso se distinguían diferentes, al principio no atiné a reconocer la diferencia, hasta que me di cuenta que se veían más jóvenes: cabellos sin canas, figuras esbeltas y atléticas. Se me ocurrió ingenuamente que se debía al encierro y al ejercicio que podían estar haciendo.
Le conté a Jorge y no me creyó. No nos atrevimos a salir a pesar de la aparente normalidad, todavía teníamos miedo de contagiarnos. Sería mejor averiguar en medios oficiales para saber lo que estaba pasando. No había nada en la televisión, la radio o el Internet; apenas notas, de días anteriores, confirmando el statu quo.

Nuestra rutina fue interrumpida, acercamos unas sillas a las ventanas y nos pusimos a observar a las personas que pasaban por el barrio, lo intrigante era que todos se veían muy jóvenes. Barajamos muchas teorías y mientras reflexionábamos, nos miramos y corrimos a buscar un espejo. Yo todavía tenía los pliegues horizontales en la frente, otra vertical muy notoria entre mis cejas, las bolsas y ojeras no habían desaparecido tampoco. Jorge continuaba con canas en sus patillas, al igual que sus notorias patas de gallo a los extremos de sus bellos ojos negros.

Mucho antes que la luz del sol desapareciera hicimos tres descubrimientos que nos dejaron sin aliento. El primero que todos los medios de comunicación fueron cortados. El segundo que nuestros vecinos también estaban pegados a sus ventanas, como nosotros, viendo asustados las calles llenas de jóvenes y a esas horas los acompañaban militares. El peor, cuando vimos a un Jorge con el rostro de veinticinco junto a una réplica mía con piel lozana y firme, acercándose a nuestra puerta con cuatro uniformados tocando el timbre. Íbamos a ser reemplazados.

Cuento publicado en la Antología El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (2020), Pandemonium Editorial, Lima Perú.

Para leer toda la antología ingresa a: https://lektu.com/l/pandemonium-editorial/el-dia-que-regresamos/13353 fbclid=IwAR1U3NZGx0dXZiIIJzJdzphesCvpzA8-lY8bR3D3dUMJ8zPY16u0wU-rbtA

Biografía

Eliana Soza Martínez (Potosí – Bolivia) Antología Iberoamericana de Microcuento (2017) compilador Homero Carvalho. Armario de letras (2018), Editorial Caza de Versos México. Primer libro de cuentos Seres sin Sombra (2018). Antología de cuentos de terror Macabro Festín (2018) Editorial “Soy libre”. Junto a Ramiro Jordán libro de microficción y poesía Encuentros/Desencuentros (2019). Antologías: Cuentos Fuera de Serie (2019) compiladores: Adolfo Cáceres Romero y Homero Carvalho Oliva; Escritoras bolivianas contemporáneas (2019) Rossemarie Caballero Vega, Amalia Decker y Marcia Batista Ramos compiladoras, Editorial Kipus. Bestiarios, antologías de microficción, Ediciones Sherezade Chile (2019). Nocturnalia (2019), antología de cuentos iberoamericana, compilada por Walter Saravia. Herejes, antología de cuentos navideños de terror, Historias Pulp (2019). Sus cuentos fueron publicados en revistas literarias de Bolivia, España, México, Argentina, Perú, Chile, Colombia y Costa Rica.

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