Márcia Batista Ramos
Yolanda Bedregal fue poeta, escritora, pintora y escultora boliviana; que publicó poesía, narrativa y antologías. Fue una de las figuras más destacadas de la segunda generación de la Gesta Bárbara. Nació en 1913, en la ciudad de La Paz; realizó sus estudios primarios en la Escuela Fiscal Ecuador (una de sus profesoras fue Blanca de la Vega (Blanca Colorado)) y concluyó el bachillerato en el Instituto Americano de La Paz. Realizó estudios superiores en la Escuela de Bellas Artes, en la ciudad de La Paz, y obtuvo una beca para estudiar estética en la Universidad de Columbia, en Nueva York, (siendo la primera mujer boliviana en recibir una beca de estudios en tan prestigioso establecimiento). Falleció en 1999 en la tierra del Illimani.
Hija de Juan Francisco Bedregal, uno de los grandes representantes del modernismo en Bolivia, hombre relacionado a grandes intelectuales como Alcides Arguedas, Gregorio Reynolds, Armando Chirveches, entre otros; mentes brillantes, con quienes Yolanda tuvo la suerte de convivir desde temprana edad. Sumado a la fortuna de haber nacido y haber sido educada, en el seno de una familia de escritores, artistas e intelectuales; entonces, a diferencia de la mayoría de los escritores bolivianos, Yolanda Bedregal, creció en un ambiente dominado por el apego al estudio, al desarrollo de la creatividad y el interés por adquirir conocimientos.
Durante su infancia fue presidenta del Círculo Artístico Infantil, (en 1921, cuando cumplía recién ocho años de edad), fundado por el profesor y musicólogo Antonio González Bravo. En el directorio le acompañaban Antonio González Bravo como director y Walter Montenegro como secretario.
Publicó su primer poemario «Naufragio»; con apenas veinte años de edad y desde esa época, su actividad literaria no cesa; consolidándose como figura icónica en la literatura nacional.
Yolanda Bedregal fue importante representante del movimiento posmodernista hispanoamericano, movimiento literario donde se localiza su obra madura; el posmodernismo se caracterizó, principalmente, por apoyarse en experiencias sencillas y cotidianas y llevarlas a la literatura. Cuando la escritora aborda la narrativa con la novela: «Bajo el oscuro sol», parte de la crítica la considera neorrealista (en la medida en que aborda temas de alcance histórico por medio de la presentación de sucesos cotidianos). Empero, es con la poesía que Yolanda se da a conocer al mundo, revelando su íntimo y la percepción del universo que la rodea.
Sin perder la dulzura, que siempre le caracterizó, Yolanda escribe así:
«Canción De La Esperanza
Canción de la esperanza
en el camino inútil
de mi vida, tus manos
cruzan como dos alas
cargadas de ternura»
Paralela a la escritura Yolanda desarrolló su vocación por la enseñanza. Enseñó en varias instituciones, entre ellas el Conservatorio de Música, la Escuela Superior de Bellas Artes (donde primeramente cursó estudios de arte, y, al cabo de unos años regresó como docente, para impartir clases de escultura e historia del arte), la Universidad Mayor de San Andrés (donde impartía clases de estética) y la Academia Benavides de Sucre; también, trabajó en el Consejo Nacional de Cultura y fue Oficial Mayor de Cultura de la Municipalidad de La Paz.
Yolanda Bedregal publicó cerca de 20 libros, y, su marido Gert Cónitzer, (amigo de Hermann Hesse), de nacionalidad alemana, tradujo al alemán todos los versos de su compañera y en alguna ocasión, publicó junto a ella algunos poemas de su autoría.
Yolanda fue comendador de la Orden de la Educación Boliviana; secretaria del PEN; miembro honorario del Comité Boliviano por la Paz y la Democracia; y representante de Bolivia en varios congresos internacionales; presidió y fundó la Unión Nacional de Poetas; también el Comité de Literatura Infantil; y fundó, dirigió o formó parte de numerosos institutos binacionales para el acercamiento y comprensión entre los pueblos. Fue miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española; también fue miembro de la Academia Argentina de Letras.
Escribió varios cuentos, muchos de ellos traducidos, al igual que una parte considerable de sus poemas, a diferentes idiomas, y publicados en revistas de Europa y los Estados Unidos de América.
Yolanda Bedregal pasó a formar parte de la narrativa boliviana contemporánea con su primera novela: «Bajo el oscuro sol», (1971); un espléndido trabajo que ha sido galardonado con el prestigioso Premio Nacional de Novela «Erich Guttentag», (curiosamente, la escritora concluyó la copia definitiva que envió al concurso el mismo día en que concluyó el plazo de admisión de originales).
Escritora incansable, realizó la «Antología de la Poesía Boliviana» para la Universidad de Buenos Aires y para la «Enciclopedia Boliviana», de la editorial los Amigos del Libro. Publicó varios artículos y ensayos sobre literatura, arte, pedagogía, religión, mitos, folklore, artesanía aimara y quechua en revistas y periódicos y escribió libros de literatura infantil.
En sus líneas dejó registrada la belleza de su lírica y la fuerza de sus sentimientos:
«Viaje inútil
¿Para qué el mar?
¿Para qué el sol?
¿Para qué el cielo?
Estoy de viaje hoy día
en viaje de retorno
hacia aquella palabra sin orillas
que es el mar de mí misma
y de tu olvido. (…)»
Publicó: Naufragio, (1936); Almadía, (1942); Poemar, (1937); Ecos, (1940) en colaboración con su esposo Gert Cónitzer; Nadir, (1950); Calendario folklórico del Departamento de La Paz -La Paz: Dirección General de Cultura, (1956) -escrito en colaboración con Antonio González Bravo-; Del Mar y la Ceniza, (1957); Alegatos, (1957); Antología Poética Lírica Hispana, (1962); Poesía de Bolivia, de la época precolombina al modernismo -Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, (1964); El Cántaro del Angelito (único libro de poesía infantil de la autora); Bajo el Oscuro Sol, (1971); Antología de la Poesía Boliviana, (Colección Enciclopedia Boliviana, Editorial «Los Amigos del Libro») (1977); Ayllu: el altiplano boliviano (La Paz: Museo Nacional de Etnografía y Folklore y Editorial Los Amigos del Libro, 1984) -en colaboración con el fotógrafo Peter McFarren.
La prosa de ficción de Yolanda Bedregal incluye algunas narraciones breves como «Peregrina» -publicada en el volumen Cuentistas paceños (La Paz: Ediciones Casa de la Cultura, 1988) y «De cómo Milinco huyó de la escuela» -recogido en la Antología del cuento boliviano (La Paz: Editorial Los Amigos del Libro, 1991).
Yolanda escribe con fuerza y hace sentir su voz:
«Alegato inútil
(…)
Conduélete, Señor, a ti
clamamos.
¡Así tu mundo tambalea!
No somos Job, oh Padre; ¡no
te tornes padrastro! (…)»
Autora ampliamente galardonada, recibió los siguientes premios y distinciones:
Segundo premio de Escultura en el Salón de Artes Plásticas; «Gesta Bárbara» la proclamó «Yolanda de Bolivia» y la Sociedad Argentina de Escritores, «Yolanda de América»; Premio Nacional de Poesía; Premio Nacional de Novela «Erich Guttentag»; Comendador de la Gran Orden Bolivariana de Educación; Mantenedora de los Juegos Florales de Cochabamba; Honor Cívico «Pedro Domingo Murillo»; Honor al Mérito; Premio Nacional del Ministerio de Cultura; Escudo de Armas de la Ciudad de La Paz por servicios distinguidos; Kantuta de Oro de la Prefectura del Departamento de La Paz; Mujer distinguida (Ateneo Femenino de Bolivia); Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia; Medalla «Jerusalén» de Israel; Plaqueta de la Unión Femenina de Potosí; Medalla a la Cultura Premio de la Fundación Manuel Vicente Ballivián; «Libro de Oro» de la Asociación Boliviana de Clubes del Libro; «Libro de Oro» del club del Libro «Yolanda Bedregal» de Santa Cruz de la Sierra; «Dama de América» por el Consejo Nacional de Derechos de la Mujer A.C. México; Orden Gabriela Mistral por el gobierno de Chile; Condecoración Bandera de Oro del H. Senado Nacional. El Estado Boliviano, en homenaje a su vida y su obra, instituyó el Premio Nacional de Poesía «Yolanda Bedregal» el año 2000.
Yolanda Bedregal escribió más de cincuenta artículos de Historia del Arte para Niños, también cultivó el ensayo, escribió innumerables crónicas de viajes, reseñas y dejó muchos textos inéditos, entre ellos: «El libro de Juanito (una nueva incursión en la literatura infantil y juvenil)» y la novela «La casa y sus entrañas».
Su obra lírica se divide en tres etapas, según la propuesta del crítico y escritor Guillermo Francovich Salazar: la primera, cuyo mayor exponente es «Naufragio», (1936), donde predominan los versos explícitos y objetivos, que exploran algunos sentimientos comunes al ser humano por medio de un lenguaje claro y preciso. La segunda etapa, en la cual se dejó seducir por cierto simbolismo, como queda patente en «Poemar», (1937); y «Ecos», (1940), obra colaborada por su esposo, Gert Cónitzer. La tercera y última etapa clasificada como «religiosa», en la cual se manifiesta en sus obras una especie de destino oscuro al que parecen obedecer todos los hechos del mundo. Donde la soledad aparece como un fenómeno inherente a la condición humana. El poemario «Nadir», (1950), una de sus obras maestras, representa claramente esta etapa.
«Yolanda de Bolivia», sin lugar a dudas, es un nombre y una presencia de relevante valor en la poesía boliviana del siglo XX, y en especial, en la poesía femenina latinoamericana de la misma generación. «Yolanda de América», poeta del cotidiano que logró dejar su nombre escrito en la historia de la literatura e indisoluble en el tiempo.