De: Carlos Battaglini / Inmediaciones
Un niño descubre un libro repleto de secretos en el “Cementerio de los Libros Olvidados”. Se trata de La Sombra del Viento, escrito por Julián Carax: un autor misterioso al que no conoce nadie. El niño Daniel no puede evitar una atracción irresistible por este singular libro y todo el embrujo que lleva detrás.
A partir de aquí empieza todo y la novela se desglosa en dos historias, en dos vidas. Por un lado, evoluciona la búsqueda y la vida de Daniel en tiempo real. Por otro lado, se produce el paulatino descubrimiento de la enigmática figura de Julián Carax. Mientras que Daniel se irá enamorando, sufrirá desengaños, se hará íntimo del singular mendigo Fermín; diferentes personas que conocieron en vida a Julián Carax van surgiendo y revelando lo que saben del oculto escritor.
La intriga va aumentando en torno a Carax. Daniel empezará a actuar de modo detectivesco y descubrirá que Carax es un escritor fracasado, hijo de un sombrerero déspota y cruel y de una sumisa francesa llamada Sophie Carax. Daniel descubre que Julián acaba siendo “adoptado” por Ricardo Aldaya, un rico industrial catalán que siente simpatía por Carax y que lo introduce en un colegio burgués.
A través de la relación que mantiene con los Aldaya, Julián se enamorará de Penélope, la hija de su “padrastro”, a la que deja embarazada. Este acontecimiento provocará la locura y la ira furibunda de Ricardo Aldaya ya que se revela un secreto que no se supone que debería ser revelado.
Mientras, un tipo de nombre Fumero y que había sido compañero de Julián en la escuela lo busca insistentemente. Fumero es ahora el jefe de la Brigada Policial y se trata en realidad de un asesino en serie que quiere acabar con Carax. Fumero también perseguirá en la “otra historia” a Fermín, y a Daniel por dar cobijo al primero.
Llega un momento en que los “personajes del pasado” se mezclan con los del presente. Aparece Nuria Monfort, ex amante de Julián y mujer de Miquel Moliner: íntimo de Carax que vive para su amigo.
Hay por otro lado, un hombre sin labios y sin párpados que se dedica a quemar los libros de Carax. Se llama Laín Coubert y viene a ser al mismo tiempo un personaje diabólico de los libros del mismo Julián Carax…
Finalmente, el desenlace se produce en el caserón de los Aldaya donde se hallan Daniel y su amada Bea, y donde también se darán cita Julián Carax y Fumero. Se trata de un encuentro decisivo.
La verdad es que si algo bueno tiene este libro es la trama. La historia. Me acuerdo de una frase de Richard Price que decía que lo importante en la literatura eran los personajes “olvídate de la historia”, repetía en algún lado. Pues bien, esta novela puede refutar esta teoría. (En realidad da la sensación de que todas las teorías son refutables y parece que al final hay que darle la razón al falsacionismo de Popper, que venía más o menos a decir que todo es verdad si se puede demostrar que es falso, pero esa es otra historia)
Si, esta novela puede refutar la teoría de Price, al menos en parte. Y es que la trama es espectacular (disculpen ustedes el adjetivo) Zafón diseña magistralmente un juego de despistes y culebrones. Por ello, a lo largo de la novela, uno va sospechando de todo el mundo: crees que quizás el padre de Daniel sea el mismo Julián Carax, o tal vez lo sea Fermín. O puede que Fermín sea Miquel Moliner. O bien parece que Daniel esté reviviendo la novela que escribió Carax: Julián tiene un hijo con Penélope, Daniel con Bea.
Las dos mujeres tienen dos hermanos y un padre crueles que no aceptan la relación. Julián tiene en Miquel Moliner a un amigo inseparable, Daniel lo tiene en Fermín. A ambos les persigue Fumero… Pero Zafón se “zafa” muy bien de estos paralelismos.
Y es que por un momento, me pareció que asistíamos a una reedición de Continuidad de los Parques el genial cuento de Cortázar donde el protagonista acaba viviendo su propio sueño. Aunque algo de eso hay.
Por otro lado, hubo una serie de detalles que no me convencieron tanto, como las descripciones: demasiado barrocas y confusas. Tampoco me agradaron el abuso de las acotaciones del tipo: anuncié, inquirí, sollocé… Seguramente hubiese sido más conveniente adoptar un enfoque más “callejero”, utilizar más el simple “dijo”. Y lo siento mucho: el niño, Daniel a veces me resultó un poco cursi.
A veces, también me daba la sensación de que se informaba mucho y se contaba poco. Y si te pones a pensarlo, “personajes emblemáticos” sólo tenemos al genial Fermín de Torres. Los demás son un poco normalitos: Fumero es el típico malo, Clara el típico amor platónico, Bea la chica guapa. Bueno, de acuerdo, Carax tiene su cosa.
Sin embargo, me gustaría acabar diciendo que hay algo muy bueno que tiene el libro: desprende honestidad. Es decir, se nota que está escrito con honradez. Seguramente por ello, pasé un buen rato con él.
Con La Sombra del Viento, Carlos Ruiz Zafón saltó a la fama. Su libro se tradujo a innumerables lenguas además de proporcionarle ingresos millonarios. Hasta entonces, las obras publicadas por el escritor y guionista se habían mantenido en un segundo plano. Después del tremendo éxito cosechado con La Sombra del Viento publicado por Planeta le siguieron otros títulos como El juego del ángel, El prisionero del cielo o El laberinto de los espíritus, que a pesar de su buena aceptación, no han tenido la misma repercusión que su obra magna. Actualmente, Zafón vive en los Ángeles, a donde se trasladó desde hace muchos años para escribir guiones y novelas. En los Estados Unidos sigue dándole a las teclas sin parar.
Y ahora te toca a ti opinar. ¿Has leído La Sombra del Viento Te gustó? ¿Qué opinas al respecto?