Maurizio Bagatin
Astuto y simplón, flojo y peleón, lleno de bondad y malicia, una mezcla de espíritu, de cinismo y causticidad, perezoso y codicioso, ladrón a veces, pero con mucha naturalidad y siempre con el mismo estado de ánimo, despreocupado, optimista, aquí está Pulcinella. Máscara nacida en Acerra, un pueblo en el interior napolitano, una antigua colonia romana, como nos cuenta el poeta latino Virgilio en su libro Geórgicas. Pulcinella nació de la representación de las Atelanas, representaciones teatrales ancestrales originarias de la región Campania, en las que se representaba el Maccus losco, lazzarone e intrusivo, gracioso y a veces ladrón y el Pappus sabihondo y cobarde. Este personaje ha sufrido cambios no indiferentes durante su evolución, desde tonto y un poco flojo hasta intérprete de gran vitalidad y dinamismo, libre de la monótona bufonada, llena de rasgos humanos sentimentales y melancólicos, sin renunciar a los impetuosos comentarios ingeniosos de los napolitanos. Será precisamente por todo esto que sigue siendo la máscara más querida por los napolitanos. ¿Pero cómo llegamos a él? ¿Cuál es la etimología de su nombre? Una hipótesis probable podría llevarnos a la derivación del pollicino (pollito) napolitano, tal vez para el componente esencial del disfraz, como la máscara negra con la nariz fálica, la gran camisa blanca reembolsada de por vida, los pantalones blancos anchos y el sombrero blanco alto en forma de cono. El Fainelli, un periódico histórico de Literatura italiana, rastrea el nombre de Pulcinella a un veronés, tal Pulcinella delle Carceri, un hombre intrigante que también terminó en prisión y vivió con trucos, pero no explica cómo este habría llegado a Nápoles. Conocida es la versión según la cual el nombre de Pulcinella deriva del nombre de un actor que se hizo pasar por él, un tal Paolo Cinelli; habría sido originario, al parecer, de Acerra, y de hecho en este país todavía hay un edificio del siglo XVIII llamado la casa de Pulcinella, llamado Pullecenella Cetrulo. Un hermoso museo totalmente dedicado a este personaje y al folklore rural, se encuentra en el Palacio Baronale de Acerra. Este último fue construido en el 826 en un antiguo teatro romano, cuyas ruinas aún son visibles, resistió las innumerables incursiones realizadas a lo largo de su historia, gracias a sus imponentes muros perfectamente conservados. También envuelto en el misterio y la magia de las leyendas populares, en una de las cuales se narra que entre sus habitaciones vaga el espíritu de un hombre acerrano que murió suicida por el amor no correspondido de una mujer noble.
Anna Barone, Traducción Maurizio Bagatin, Abril 2020
Imagen: Pulcinella