I

Estaba corriendo esperas
en las horas en que el viento
se arruga tras la tarde.

El pentagrama del cielo
bordaba estrellas de agua
y un galopar de querencias
sacude las siete calles.

Miré tu cuerpo alargado
hambriento de manzanares
resbalar bajo la luna.

Y en tus pisadas menudas
los caracoles del viento
tejían guirnaldas de luna…

Cuerpo fragante tu cuerpo
de licor y enredaderas
desnudo y tibio de soles
como la fruta primera.

¡Ay! aroma de tu sangre
que hizo fragante lo mío.

¡Ay! aroma de tu sangre
manzanar corriendo al río…

El viento corrió sus manos
entre sus senos desnudos.

El pasto se estremecía
bajo tu cuerpo y el mío.

Mi boca mordió la tuya
con hambre de mil querencias.

Mi mano corrió en tus muslos
como una cinta de fiesta…

Nunca pensé que unos ojos
brillaran con tanto brillo
ni que tus muslos quemaran
como ortigas del río…

Tuvo la noche su aroma
de muslos y de manzana.

¡El cinturón de mi sangre
ciñó corolas de calma
y un viento fresco del cielo
rió con risa de fiesta!

(De Expresión poética del Beni)

El sembrador

(Para Aldo y Hortensia Bravo, que luchan por un mundo mejor y más humano)

Sembraba la fecunda simiente
aquella con olor a leche de mujer
y corazón de tierra
aquella con sabor a pan de trigo.

Mi voz, como arado de doble filo,
quebraba el surco de color de metal de
víbora.
Y caía la simiente
y el viento derretido, con figura de nada,
prendía en cada boca un trigo
fecundado.
Sembrando siempre,
siempre sembrando
una vez y otra vez, mi voz hizo surco en tierra
fértil
y también hizo surco en la arena que nunca tuvo agua.
Mi vida, como la vida de muchos,
es un constante sembrar
para que los que lleguen cuando las
lejanías
se hayan prendido en nuestros ojos y
nuestro corazón
tengan abundante cosecha de leche y trigo.
Sembrando.
Crepuscularios de distancias nos han visto
pasar
con los ojos cansados de caminos,
pero firme el paso.
Sembrando siempre.
Cuando florezcan los trigales
y en el campo el fruto fecundado
vuelque su aroma gris,
cuando sobre la tierra preñada de dolor
vibre el canto que tiene sabor a mundo
y corazón de tierra húmeda.

Cuando el látigo no sepa
de espaldas doloridas
y carnes humeantes…
entonces… sólo entonces…
y nada más que entonces,
sembrador fatigado
echaré mi cansancio en mitad de la
tierra,
y mis órbitas oscuras,
llorarán de gozo
con llanto de mujer y de niño.
(De Expresión poética del Beni)

Poema 19

Te llevaré allí donde puedas
charlar con el alba
y dormir con los gorriones.
Podrás ser flor,
o pasto simplemente,
y alguna pareja amante
te hará partícipe de sus sueños.
No habrá cruz que delate tu presencia.
Aprenderás
el morse de las luciérnagas
y el canto del rocío entre las hojas.
Te llevaré conmigo.
No voy a abandonarte
en esa horrible colmena de cemento.

(De Expresión poética del Beni)

La llanura

Era la tierra otra tierra
perdida en la distancia, sol y canto.

Era el aire más aire
y el sol, más tibio y más huraño,
contaba las horas con sus dedos de luz,
iluminados como víboras de fuego,
transparente cristal en el incendio
de este cielo llanero.

El agua corre
buscando la flor y el árbol,
raíz temblorosa del pasto
meciéndose en la hamaca de la luna.

Es la estrella más pura en forma de rocío
que acaricia con su luz lejana
la cabellera sedosa de la pampa.

Estos llanos tan míos
son como la luz que gime,
como semilla que germina y canta.

Estos llanos tan míos,
por un tropel de nubes transitados.
baja el agua del cielo
y el pasto redimido
sobre la oscura dimensión del tiempo
vigila los caminos.

Copa del árbol luminoso,
centinela en medio de la pampa ardiente.

(De Serenata Reyesana)

Biografía

Luis Assad Simon, Santa Rosa, Beni, Bolivia, 1921.- Poeta. De profesión abogado con estudios en la UMSS de Cochabamba e hizo un postgrado en sociología política en la Universidad de Chile. Presidente vitalicio de la Federación de Ganaderos del Beni. Ha sido Diputado Nacional (1947). Estuvo exiliado en Chile (1947-1950). Actualmente reside en Reyes.