Viviana Gonzales
Oh Dios de la mañana
de la tarde y de la noche
persigo tu olor a selva alta…
Mikeas Sánchez
Hay dioses que respiran madrugadas
ávidos de alzar en sus hombros
mercancías humanas
recogen las naves de aquellos hombres
secan las lágrimas de seglares nocturnos
eligen a los hijos del trueno
y exhalan lo que nombramos vida
a orillas del río.
Hay dioses sempiternos
que alcanzan menguantes
por las noches
las jacarandas de lluvia
en sus mantos
bordan las planicies del bosque
remiendan las cicatrices del frío
y al amanecer
moldean la llama del fuego.
Dioses como hojarascas
que hablan igual a nosotros
cosen nubes y mejillas en astros divinos
habitan las parcelas de los campos
ahuyentan a los malos espíritus
son maíz y frijol
acomodados en mandiles y huapangos.
Dioses danzantes saltimbanquis
ataviados de luciérnagas y esquites
envueltos en hojas de plátano
comalitos diminutos
hongos de niño santo.
Hay hombres como yo
que persiguen la escalinata divina
para alcanzar a esos dioses
que a veces
solo a veces
se hacen muy lejanos.