Rossemarie Caballero
Que barre que plancha. No toma café ni endulza con azúcar.
Mujer que vive una vida normal. Mujer que hace dieta y cuida lo que se mete a la boca. Incluso cuida lo que sale de su boca.
Mujer que consume leche descremada, aceite light, avena de salvado, galletas de agua, jamón de pavo, pan negro.
Mujer que vive sola.
Que limpia y ordena. Dobla ropa y decora la casa.
Mujer que espera visitas.
Mujer que enciende la luz, que apaga la luz. Mira televisión, enciende la hornilla, hornea un pastel para papá. Papá no viene.
No tiene novio. Ningún novio la vio en su juventud.
No tiene hijo. Ningún hombre la vio en su plenitud.
No tiene hermano. Papá no le presentó hermanos.
No tiene madre. Ella murió enferma por causa de papá.
Mujer que desempolva los muebles, lustra los pisos, alimenta a sus perros.
Riega las plantas, corta las flores para mamá. Mamá no viene. Mamá es apenas cenizas espolvoreadas al viento.
Mujer que tiene papá. Papá que bebe alcohol. Papá que tiene un hogar, hogar que hija no conoce, pero sabe que existe. Papá siempre tuvo hogar. Incluso antes que ella naciera. Mamá invadió el hogar de papá y quebró la unidad. Después no fue una esposa, fueron dos en disputa de papá. O quizá tres (con ella incluida).
A papá no le agrada que la hija quiera ser la mujer y se perfume. La hija es la hija y la mujer es la mujer, le dice. Ella no oye. Ella vive para papá. Ella ama a papá. Ella adora a papá. Ella cuida de papá cuando éste llega ebrio y llora su desdicha. Ella no llora. Ella no debe ni puede llorar. Ella es fuerte. Eso le dijo siempre mamá. Debes ser fuerte en esta vida para sobrevivir y construir un hogar.
El único hogar que ella conoce es el hogar que sabe que papá tiene lejos de ella. Allá, papá tiene hijos. Allá, papá tiene mujer. Allá, papá siente amor. Aquí no siente nada. Aquí sólo siente lástima por hija, como sintió lástima por mamá joven y desprotegida. Papá sintió lástima por mamá joven y desprotegida y la quiso proteger, engendrándole un hijo, en este caso, una hija. Y la abandonó (con hija incluida).
Mujer que no fuma, pero a veces insulta a papá. Papá no la oye. Papá está lejos, bebiendo, o quizá cenando en casa, con su familia. Pero papá vendrá, alguna noche, a recostarse a su lado y gemir y pedirle perdón. Y ella, le perdonará, como siempre, como cuando mamá lo perdonó, un segundo antes de morir. Sólo que ella no muere todavía, no puede morir. El médico le ha dicho que se cuide, que debe vivir para cuidar al pobre alcohólico de papá.
Rossemarie Caballero, del libro Mujer que no fuma (Miami, 2012)