Maurizio Bagatin
Así lo conocí, en un texto de lectura francés de la escuela primaria. Era el Rey con la mayúscula, el Rey de ninguna monarquía. Llegó para secar las lágrimas del Maracanazo y contarnos fábulas que solo el jogo bonito supo dar. De un Brasil pobre y rico en alegría.
Cuando él jugó existían aún los equipos de fútbol, el fairplay, los caballeros, los caballos y las espadas, un balde de agua fría echado sobre el golpe con una esponja que parecía ser la cama de un faquir, aún existían las palabras, las sonrisas, la amistad.
Excavando nos encontraremos con nuestras primeras botas de futbol, los cuentos escondidos bajo las almohadas, los trabalenguas más fáciles del mundo: Didí, Vavá, Pelé y el pajarillo Mané.
Arqueología dirán.