Gigia Talarico
Chiquitanía
La tierra llora
El ataque
la herida de muerte
del río que vuela
del basto mar verde
y de sus hijos calcinados
La tierra llora
la necia ceguera del hombre
su codicia mercantil
su inercia interesada
su avara miseria
del alma
la tierra llora el ataque
del fuego del hombre
Y nosotros
solo semillas
de la amorosa madre
herida de muerte
la tierra
la madre
clamamos por la vida
que nos están quemando
Confinamiento
Sonidos
rompiendo intermitentes
el momento
un celular
una pantalla
una captura
inmóvil para siempre
Una falsa caricia
esa voz
omitiendo la calle
una paz que no es paz
un presagio
una amenaza
y cada tarde
muere un dios
abandonado a su suerte
Partida
La vida
de mi madre se fue
como un collar roto
de forma inoportuna
sus sueños cayeron
en desorden
en una cesta sutil
apuñada
por el tiempo
Como
viento del sur
la borrasca me trae
sus diáfanas palabras
algunas diluidas
que nunca se dijeron
La vida
de mi madre se fue
trayendo lenta
mi propia muerte
Dirección de vuelo
Fugaces momentos
en un tiempo
de reclusiones y de ausencias
capturas invisibles
como negativos
sentires
colgando de hilos
en la oscuridad del cuarto
fotografías esperando
para ser develadas
Las ideas
se alteran sombrías
tratando de descifrar
el hermético juego
piezas
sobre un nuevo tablero
sin leyes
El tiempo se diluye
y las alas
purpúreas y ajadas
cuelgan rebeldes
esperando
la dirección de vuelo
Rayuela
Otra vez
como infantes curiosos
nos encontramos
saltando
en este trazado
de líneas frágiles
y garabatos interiores
Muy débil el impulso
de esta gastada
e incomprensible
rayuela
donde apenas
rozando una raya
alguien
definitivamente
queda fuera
Sorer ll
Miro hacia atrás
buscando en tu mirada
alguna huella
de los pasos que dimos
aprendiendo la vida
Más trazaste una línea
donde todo se esconde
y tus pupilas
son solo una barrera
inmóvil
acerada
que me obliga
cada vez a retirarme
sin batalla
la distancia
es cada vez más grande
y mis huestes
acechan
en la desesperanza