Alex A. Chamán Portugal
El fascismo surgió en Europa a inicios del siglo XX, específicamente en Italia, como respuesta a una serie de crisis económicas, sociales y políticas derivadas de la injusta Primera Guerra Mundial y las luchas de clases propias del desenvolvimiento del capitalismo y su fase imperialista. Benito Mussolini adoptó esta simbología para su movimiento político, fundado en 1919, consolidándose en 1922 con la marcha sobre Roma que lo llevó al poder (Payne, 2007).
Factores que determinaron su aparición
Crisis económica y social.- Tras la Primera Guerra Mundial, las economías europeas enfrentaron severas crisis expresadas en inflación, desempleo y pobreza generalizada, lo que generó un clima de descontento en las masas populares (Traverso, 2019).
Temor al socialismo.- La victoria de la Revolución Rusa en 1917 y la expansión de las ideas socialistas y comunistas en Europa inquietaron a las clases burguesas y terratenientes, quienes organizaron movimientos contrarrevolucionarios para frenar el avance de las fuerzas progresistas y revolucionarias (Mosca, 2010).
Debilidad de las democracias liberales.- En países como Italia y Alemania, las democracias liberales se caracterizaron por ser frágiles, con gobiernos inestables incapaces de resolver las crecientes y generalizadas crisis económicas y sociales (Gentile, 2003).
Nacionalismo extremo.- El resentimiento después de la Primera Guerra Mundial, como el descontento en Italia alimentó un nacionalismo agresivo que reclamaba un retorno a la grandeza (Payne, 2007).
Crisis ideológica y modernidad capitalista.- Intelectuales y sectores conservadores percibían la modernidad capitalista y los cambios sociales como una amenaza al orden tradicional, promoviendo valores como la autoridad, el militarismo y la supremacía de la nación (Traverso, 2019).
¿En qué consiste el fascismo?
El fascismo esencialmente es un sistema social, político e ideológico caracterizado por:
Autoritarismo.- Rechazo a la democracia liberal y al pluralismo político, así como, concentra el poder en un líder supremo o partido único.
Nacionalismo radical.- Glorificación del Estado-nación como supremo, procurando su expansión territorial y dominio sobre otras naciones.
Corporativismo.- Organización de la economía y la sociedad en corporaciones controladas por el Estado y sus instituciones, procura eliminar la lucha de clases sometiendo tanto a empresarios como a trabajadores a un marco común (Gentile, 2003).
Militarismo.- Uso de la violencia injusta como medio legítimo para lograr objetivos políticos y sociales, enalteciendo la guerra como una forma de regeneración nacional (Payne, 2007).
Antisocialismo y Anticomunismo.- Rechazo y combate total a las ideologías revolucionarias, con represión sistemática principalmente a sindicatos, movimientos obreros y partidos comunistas.
Culto al líder.- Una figura carismática, demagógica y autoritaria que encarna la voluntad de la nación y cuya palabra es incuestionable (Gentile, 2003).
Manipulación ideológica.- Uso de propaganda y su progresiva manipulación a través del control de los medios de información y la instrumentalización de los sistemas educativos para moldear el pensamiento colectivo (Mosca, 2010).
El fascismo no es un fenómeno exclusivo de Italia, puesto que su ideología influyó en movimientos y regímenes similares, como el nazismo en Alemania liderado por Adolf Hitler, que agregó elementos de racismo y antisemitismo sistemático (Traverso, 2019).
Las posturas de las clases sociales como la burguesía, la pequeña burguesía y el proletariado frente al fascismo están determinadas por sus intereses de clase y su posición en la estructura socioeconómica, situación que lleva a diferentes criterios y actitudes hacia este fenómeno, tanto en su forma teórica como práctica. A continuación, se detallan las posturas y sus implicancias:
La burguesía y el fascismo
La burguesía, especialmente el gran capital, tiende a apoyar al fascismo como una herramienta para proteger sus intereses frente a las amenazas revolucionarias y garantizar la supervivencia, estabilidad y reproducción del sistema capitalista. El fascismo actúa como un freno a los revolucionarios socialistas y comunistas, asegurando la acumulación de capital bajo un modelo autoritario.
¿Cuáles son las implicancias teórico-prácticas?
Teóricas.– Se interpreta el fascismo como una forma extrema de la dictadura de la burguesía cuando el sistema democrático-liberal no es suficiente para mantener su hegemonía (Dimitrov, 1935). Es decir, el fascismo representa una respuesta desesperada del capitalismo en crisis.
Prácticas.- La burguesía explotadora y opresora financia y respalda políticamente los regímenes fascistas. Por ejemplo, burgueses industriales alemanes apoyaron el ascenso del nazismo en Alemania, mientras que, en Italia, Mussolini recibió respaldo de empresarios interesados en frenar los movimientos obreros.
La pequeña burguesía y el fascismo
La pequeña burguesía, que se caracteriza por ser la clase más oscilante y oportunista, suele ser la base social del fascismo. Esta clase social, al enfrentarse a la inestabilidad y precarización económica, la proletarización y la amenaza del socialismo, son atraídos por los discursos nacionalistas y de orden que promete el fascismo.
¿Cuáles son las implicancias teórico-prácticas?
Teóricas.- Lenin explica que la pequeña burguesía está marcada por su oscilación ideológica. Aunque puede apoyar movimientos revolucionarios, también tiende a alinearse con la burguesía en momentos de crisis, debido a su temor a la pérdida de su posición económica (Lenin, 1910). Su base material radica en su pequeña propiedad o su ubicación acomodaticia en sectores públicos o privados, pero su posición dentro de las relaciones capitalistas la vuelve vulnerable.
Prácticas.- Esta clase social formó parte importante en las filas del partido fascista y sus organizaciones paramilitares. Por ejemplo, los camisas negras en Italia y los camisas paradas en Alemania estaban compuestas en gran parte por sectores de la pequeña burguesía.
El proletariado y el fascismo
El proletariado, al ser la clase más explotada en el sistema capitalista, ve al fascismo como un enemigo directo, ya que éste no solo reprime los movimientos obreros y sindicatos, sino que también destruye cualquier posibilidad de organización socialista o comunista. Es la última clase de la historia, por tanto, la más revolucionaria.
¿Cuáles son las implicancias teórico-prácticas?
Teóricas.- Desde la perspectiva marxista, el fascismo se interpreta como la fase más violenta y reaccionaria del capitalismo, diseñada y ejecutada para aplastar la lucha de clases y perpetuar el dominio del capital (Dimitrov, 1935). Para el proletariado, la lucha contra el fascismo no es solo una resistencia política, sino una necesidad revolucionaria para avanzar hacia el socialismo.
Prácticas.- Aunque el proletariado lideró la resistencia antifascista en muchos contextos (como en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil Española), su fragmentación y la falta de unidad en algunos momentos históricos facilitaron el ascenso del fascismo. Los partidos comunistas y socialistas, cuando lograron alianzas amplias, fueron los principales opositores al fascismo.
Las posturas frente al fascismo están profundamente arraigadas en la lucha de clases. El fascismo y las posturas de la burguesía, pequeña burguesía y el proletariado frente a este fenómeno se explican a partir de los intereses de clase y las condiciones sociopolíticas de los distintos grupos sociales. Mientras que la burguesía lo utiliza como un escudo para sus intereses, la pequeña burguesía lo adopta como un instrumento para preservar su estatus, y el proletariado lo combate como un obstáculo para la emancipación social. Estas diferencias reflejan el actuar del fascismo como una expresión política de las contradicciones del capitalismo en crisis.
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Evolución del nazismo en los siglos XX y XXI
Surgimiento y apogeo (1919-1945).- El nazismo surgió en Alemania tras la Primera Guerra Mundial, como una respuesta a la severa crisis económica, social y política. Adolf Hitler, fundador del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) promovió una ideología basada en el anticomunismo, racismo, el antisemitismo, el ultra nacionalismo y la militarización (Kershaw, 2011).
Prácticas políticas.- Buscó implementar un modelo económico, social y político basado en su ideología totalitaria y racista implementando políticas de exterminio eliminando a quienes consideraba enemigos internos y externos, como el Holocausto. Se expandió territorialmente a través de la Segunda Guerra Mundial.
Impacto.- Tras su derrota en 1945, el nazismo fue proscrito en Alemania, y sus líderes enfrentaron los Juicios de Núremberg.
Resurgimiento en la posguerra (1945-1970).- No obstante el nazismo fue desarticulado institucionalmente, algunos grupos clandestinos y movimientos neonazis emprendieron la tarea de reorganizarse. Estos movimientos se caracterizaron en negar el Holocausto, justificar su anticomunismo y revitalizar el supremacismo blanco, especialmente en Europa y Norteamérica.
Ejemplo.- Organizaciones como el Partido Nacional Demócrata Alemán (NPD) surgieron en Alemania Occidental, amparando vínculos con la ideología nazi.
Internacionalización (1970-1990).- En referido periodo, el neonazismo comenzó a expandirse a nivel global, logrando su cometido en países de América Latina, Europa del Este y Estados Unidos. Su discurso se adecuó a contextos locales, usando símbolos nazis y reinterpretando el concepto de «nación pura».
Reemergencia en el contexto digital (2000-2020).- El avance de Internet permite a los grupos neonazis difundir su propaganda de manera más efectiva y captar nuevos adeptos. Foros y redes sociales han sido utilizados para promover discursos anticomunistas de odio, teorías de conspiración y negar el Holocausto (Traverso, 2019).
Impacto global.- El neonazismo está creciendo y expandiéndose en países en que las tensiones migratorias y las crisis económicas han avivado discursos xenófobos.
Ejemplo.- En Estados Unidos, algunos movimientos han adoptado elementos del nazismo, mientras que en Europa, partidos de extrema derecha incorporan ideas neonazis de forma velada. Hoy apreciamos cómo groseramente la OTAN protege al nazismo muy presente en Ucrania.
Radicalización y terrorismo (2020-actualidad)
En la actualidad, el nazismo y sus variantes se manifiestan a través de actos terroristas y la movilización de grupos paramilitares. Ejemplos: Ofensiva gubernamental ucraniana, genocidio y apartheid de la entidad sio nazista de Israel contra Palestina, asalto y toma del poder en Siria por grupos religiosos fundamentalistas que responden al imperialismo estadounidense y sus aliados, etc.
Legitimación política.- Algunos partidos de extrema derecha en Europa (Alemania, Austria y Hungría) y América (Estados Unidos, Chile y Argentina) han normalizado discursos y símbolos asociados al nazismo.
Respuesta internacional.- La comunidad internacional reaccionaria ha implementado leyes más estrictas contra el discurso de odio y las expresiones neonazis, aunque aprovechan para desatar estigmatización y persecución política contra opositores, especialmente, quienes cuestionan el statu quo.
Necesarias reflexiones
El nazismo si bien fue derrotado militarmente en 1945, su legado persiste en movimientos extremistas y neonazis que buscan capitalizar crisis económicas y sociales para promover su agenda. La vigilancia y la acción internacional son esenciales para combatir esta amenaza. La relación entre el nazismo y las políticas imperialistas de Estados Unidos y otras potencias colonizadoras y neocolonizadoras puede analizarse desde sus fundamentos ideológicos, económicos y geopolíticos. Si bien el nazismo fue una expresión particular del fascismo en Alemania, comparte puntos en común con las prácticas imperialistas de otras potencias en su búsqueda de expansión, dominación y explotación. El nazismo y las políticas imperialistas comparten elementos comunes como la búsqueda de expansión territorial, la subordinación económica de otras naciones y el uso de la propaganda para justificar sus acciones. Estas prácticas han evolucionado en el siglo XXI hacia formas más sofisticadas de dominación económica y cultural, pero mantienen las mismas raíces en las relaciones de poder asimétricas.
La instrumentalización de los aparatos ideológicos del Estado, como la religión, los medios masivos de comunicación y, en el siglo XXI, la web, ha sido central para el fascismo y sus variantes. Este uso estratégico busca legitimar sus acciones, consolidar el poder y moldear las percepciones sociales para mantener estructuras de dominación. El fascismo ha demostrado su capacidad para instrumentalizar los aparatos ideológicos del Estado utilizado la religión para justificar su autoridad y promover una ideología que refuerza valores tradicionalistas y jerárquicos. Desde su surgimiento, el fascismo ha reconocido el poder de los medios para manipular la opinión pública, desinformar y perpetuar discursos de odio. El uso de Internet y las redes sociales ha transformado la estrategia propagandística del fascismo, permitiendo una difusión masiva, rápida y difícil de controlar con mayor desinformación y manipulación y hegemonía cultural. En consecuencia, el fascismo contemporáneo no actúa en compartimentos estancos; combina la religión, los medios y las redes digitales para maximizar su impacto.
El fascismo es una expresión violenta y dictatorial del capitalismo en su fase imperialista, utilizado por la burguesía para defender su hegemonía ante crisis estructurales del sistema. Esta postura ve al fascismo no como un fenómeno aislado o irracional, sino como un mecanismo del capital monopolista para reprimir al proletariado y desviar las luchas populares hacia formas reaccionarias y nacionalistas. El fascismo es inseparable del desarrollo del capitalismo y su fase imperialista. La lucha contra el fascismo no puede limitarse a una oposición ética o moral; requiere una acción revolucionaria que ataque sus raíces materiales.
El fascismo se entiende como una expresión extrema del capitalismo en crisis. En su fase imperialista, el capitalismo recurre al fascismo como un medio para perpetuar la explotación y reprimir movimientos revolucionarios. Ejemplos históricos, como la alianza entre empresas transnacionales y regímenes fascistas, ilustran esta relación. En la actualidad, la expansión de políticas neoliberales y la intervención militar de potencias como Estados Unidos reflejan formas contemporáneas de esta dinámica.
Referencias ampliadas
- Dimitrov, G. (1935). El fascismo es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios del capital financiero. Congreso de la Internacional Comunista.
- Gentile, E. (2003). Fascismo: Historia e interpretación. Siglo XXI Editores.
- Lenin, V. I. (2010). El imperialismo, fase superior del capitalismo. Akal.
- Mosca, G. (2010). Las teorías políticas del fascismo. Editorial Trotta.
- Payne, S. G. (2007). Historia del fascismo: 1914-1945. Ediciones Ariel.
- Ramonet, I. (2003). La tiranía de la comunicación. Barcelona: Debate.
- Traverso, E. (2019). La historia como campo de batalla: Interpretar las violencias del siglo XX. Fondo de Cultura Económica.