Daniel Rivera M./El País
Días después de haber controlado el incendio ocurrido en la Reserva Biológica de la Cordillera de Sama, donde el fuego consumió alrededor de 10.600 hectáreas,
se estima que la rehabilitación tardará unos 12 años. Las autoridades de diferentes niveles de Gobierno ya hablan de reforestación, pero hay aspectos a considerar antes de iniciar esa acción.
El responsable del Instituto de Investigación, Ecología y Medio Ambiente (IIEMA) de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Ariel Castillo, explicó que con la reforestación de especies de rápido crecimiento, mínimamente entre 12 a 15 años se podría regenerar el estrato arbóreo de Sama.
Según el docente investigador, para hacer el trabajo de reforestación primero se debe identificar las especies nativas del área y posteriormente recurrir a especies exóticas, acorde a las características del área protegida.
Al margen de ello se debe considerar los periodos para realizar esa actividad, lo recomendable es hacerlo en tiempo de lluvia, no inmediatamente, a no ser que haya las condiciones para incrementar el riego en cada una de las plantas, pero eso elevaría los costos. Aparte el suelo no está en condiciones para ello.
“Se debe prever los plantines en función de la identificación de las especies, principalmente nativas, mano de obra para la plantación, el periodo para hacerlo, fundamentalmente se debe considerar que en el lugar afectado se practica la ganadería, por ello debe haber el cerramiento perimetral por lo menos cuatro años, hasta que las plantas crezcan, de lo contrario no valdrá la pena, porque los animales buscarán forraje como alimento y se comerán los árboles que están en desarrollo”.
Por su parte, el director de la Reserva Biológica de la Cordillera de Sama, José Yucra, indicó que entre las especies más conocidas que se tenía en el área afectada era el pino de cerro, el guayabo y la tarata, las cuales son nativas no hay en otros lugares. El dilema es de dónde conseguir ese tipo de plantas para la reforestación.
El funcionario considera que no se trata de hacer una reforestación con cualquier planta, sino que se debe devolver la naturalidad que tenía la reserva.
En ese sentido, indicó que se conformará un comité técnico multidisciplinario, con profesionales del área de ingeniería ambiental, química, forestal, de agronomía y biólogos. Todos tienen la tarea de hacer una evaluación y valoración del impacto ambiental que ha tenido la Reserva de Sama.
Castillo manifestó que la Universidad juega un rol importante en este aspecto, porque dentro de la estatal se tiene la carrera de Agronomía, Forestal y Medio Ambiente, por lo que de ahí pueden nacer los lineamientos para el proceso de reforestación. Pueden hacer un aporte en la parte técnica acorde a las características del área afectada.
Se estima que la rehabilitación tardará unos 12 años. Las autoridades de diferentes niveles de Gobierno ya hablan de reforestación, pero hay aspectos a considerar antes de iniciar esa acción.
El responsable del Instituto de Investigación, Ecología y Medio Ambiente (IIEMA) de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Ariel Castillo, explicó que con la reforestación de especies de rápido crecimiento, mínimamente entre 12 a 15 años se podría regenerar el estrato arbóreo de Sama.
Según el docente investigador, para hacer el trabajo de reforestación primero se debe identificar las especies nativas del área y posteriormente recurrir a especies exóticas, acorde a las características del área protegida.
Al margen de ello se debe considerar los periodos para realizar esa actividad, lo recomendable es hacerlo en tiempo de lluvia, no inmediatamente, a no ser que haya las condiciones para incrementar el riego en cada una de las plantas, pero eso elevaría los costos. Aparte el suelo no está en condiciones para ello.
“Se debe prever los plantines en función de la identificación de las especies, principalmente nativas, mano de obra para la plantación, el periodo para hacerlo, fundamentalmente se debe considerar que en el lugar afectado se practica la ganadería, por ello debe haber el cerramiento perimetral por lo menos cuatro años, hasta que las plantas crezcan, de lo contrario no valdrá la pena, porque los animales buscarán forraje como alimento y se comerán los árboles que están en desarrollo”.
Por su parte, el director de la Reserva Biológica de la Cordillera de Sama, José Yucra, indicó que entre las especies más conocidas que se tenía en el área afectada era el pino de cerro, el guayabo y la tarata, las cuales son nativas no hay en otros lugares. El dilema es de dónde conseguir ese tipo de plantas para la reforestación.
El funcionario considera que no se trata de hacer una reforestación con cualquier planta, sino que se debe devolver la naturalidad que tenía la reserva.
En ese sentido, indicó que se conformará un comité técnico multidisciplinario, con profesionales del área de ingeniería ambiental, química, forestal, de agronomía y biólogos. Todos tienen la tarea de hacer una evaluación y valoración del impacto ambiental que ha tenido la Reserva de Sama.
Castillo manifestó que la Universidad juega un rol importante en este aspecto, porque dentro de la estatal se tiene la carrera de Agronomía, Forestal y Medio Ambiente, por lo que de ahí pueden nacer los lineamientos para el proceso de reforestación. Pueden hacer un aporte en la parte técnica acorde a las características del área afectada.
Hay riesgo de erosión por falta de vegetación
El responsable del Instituto de Investigación Ecología y Medio Ambiente (IIEMA) de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Ariel Castillo, explicó que por la quema de la vegetación también está latente una erosión del suelo si no se realizan acciones inmediatas.
En ese sentido, dijo que toda el área afectada producto del incendio, posterior a las primeras precipitaciones, al no haber arbustos, se dan los procesos de erosión, porque se da el arrastre de materia y primero se presenta un desgaste laminar, luego en forma de surcos y si no hay obras se puede llegar a pequeñas cárcavas con la posibilidad de que vaya en aumento.
Por otro lado, al no haber cobertura vegetal que amortigüe el agua de la lluvia, directamente habrá un escurrimiento superficial con mayor velocidad, con favor de la zona geográfica que está en forma de pendiente, por lo cual la infiltración del líquido disminuirá. Eso alterará el balance hidrológico, porque no habrá la evapotranspiración de las plantas, tampoco la evaporación del agua superficial, lo cual genera problemas en las fuentes naturales, que son las principales abastecedoras de agua para Tarija.