Alex A. Chamán Portugal
Introducción
El 1 de enero de 1959 marcó un hito en la historia del actual modo de producción capitalista y su fase imperialista: la victoria de la Revolución Cubana. Liderada por figuras representativas como Fidel Castro, Ernesto «Che» Guevara, Camilo Cienfuegos, entre otros. Esta revolución no solo puso fin a una dictadura corrupta y proimperialista, sino que representó la materialización de los ideales de justicia social, soberanía nacional y dignidad del pueblo cubano. A 66 años de ese trascendente acontecimiento histórico, Cuba continúa siendo un símbolo de resistencia frente al perverso imperialismo estadounidense y un modelo alternativo de desarrollo en áreas como salud, educación y solidaridad internacional. Como afirmó Fidel Castro: «La historia nos absolverá» (Castro, 1953, p. 7), dejando en claro la importancia de la lucha revolucionaria.
Antecedentes de la Revolución Cubana
Antes de la revolución, Cuba estaba marcada por una colosal desigualdad económica, la explotación y saqueo desenfrenado de sus recursos naturales, así como la dependencia y sometimiento total de Estados Unidos. Bajo la dictadura de Fulgencio Batista, el país fue convertido en un paraíso para el capital extranjero y un infierno para su propio pueblo. Las empresas estadounidenses controlaban sectores clave de la economía, incluyendo el azúcar, el tabaco y el turismo, mientras las masas populares sufrían explotación, opresión, exclusión expresada en mayor pobreza, analfabetismo, carencia de servicios básicos, etc. Estas condiciones fueron descritas por el revolucionario “Che” Guevara (1961) como «el germen del despertar revolucionario en la conciencia del pueblo cubano» (p. 23).
Hitos de la Revolución y su lucha antiimperialista
La Revolución Cubana enfrentó, desde un primer momento, los infames intentos del imperialismo yanqui por aplastar su proceso de transformación revolucionaria. Desde la invasión de Playa Girón en 1961 hasta la imposición de un funesto bloqueo económico, comercial y financiero, Estados Unidos buscó sofocar al gobierno revolucionario. Cuba combate y resiste ejemplarmente las oprobiosas políticas imperialistas.
Entre los hitos más destacados de la revolución se encuentran:
Ley de Reforma Agraria (1959): Una de las primeras medidas del gobierno revolucionario fue redistribuir la tierra entre los campesinos, poniendo fin al latifundio y la dependencia agrícola de Estados Unidos (De la Torre, 2019, p. 45).
La alfabetización masiva (1961): En un esfuerzo sin precedentes, Cuba erradicó el analfabetismo en menos de un año, llevando educación a los rincones más remotos del país. Como señala Ramonet (2006): «Fue un triunfo pedagógico que también se convirtió en una victoria moral para la Revolución» (p. 89).
Defensa de la soberanía: La derrota de las fuerzas contrarrevolucionarias en Playa Girón simbolizó la capacidad del pueblo cubano de defender su soberanía frente a la agresión imperialista.
Colaboración internacional: A través de brigadas médicas y la exportación de conocimiento técnico y educativo, Cuba demostró su compromiso con la solidaridad internacional, especialmente en salud, educación y deporte.
Políticas de progreso y justicia social
En 65 años, la Revolución Cubana ha alcanzado logros significativos en diversas áreas:
Educación: Cuba desarrolló un sistema educativo gratuito, democrático, científico y revolucionario, permitiendo formar integralmente generaciones en sus capacidades, habilidades y potencialidades. El modelo educativo cubano ha sido reconocido por la UNESCO por su calidad y equidad (UNESCO, 2017).
Salud: Con un enfoque en la prevención y el acceso universal, Cuba implementó un sistema de salud gratuito, logrando indicadores de esperanza de vida y mortalidad infantil comparables a los de países desarrollados. Como destaca Torres (2020), «El sistema de salud cubano es un ejemplo de lo que se puede lograr con voluntad política y organización social» (p. 112).
Cultura y deporte: El impulso y desarrollo de las artes y el deporte permitió a Cuba destacarse internacionalmente, promoviendo valores de inclusión y participación colectiva.
Solidaridad internacional: Durante la pandemia de COVID-19, Cuba envió médicos a más de 40 países, reafirmando su compromiso con los pueblos del mundo (Morales, 2021, p. 55).
El impacto del bloqueo y las políticas imperialistas de Estados Unidos
El inicuo bloqueo económico impuesto por Estados Unidos desde 1962 ha costado a Cuba más de 154 mil millones de dólares, logrando afectar todos los aspectos de la vida en la sociedad. Este cerco ha limitado el acceso a tecnologías, medicamentos y mercados internacionales, exacerbando las dificultades económicas. No obstante, el pueblo cubano viene demostrado una admirable capacidad de resistencia. Como refirió Chomsky (1999): «El caso de Cuba es un ejemplo del costo humano de la agresión imperialista» (p. 134).
https://cubaninsider.blogspot.com/2020/07/the-us-plan-to-starve-cubans.html
Solidaridad internacional y avances en ciencia y tecnología
Las brigadas médicas Henry Reeve, que han trabajado principalmente en zonas de desastres y crisis sanitarias, se constituye en un ejemplo destacado de su compromiso internacionalista. Asimismo, los avances en biotecnología y ciencia aplicada han permitido al país desarrollar medicamentos innovadores como el Heberprot-P, utilizado en el tratamiento de úlceras diabéticas, y varias vacunas contra enfermedades infecciosas (López, 2018, p. 72).
Campañas de desprestigio contra la Cuba
Las sostenidas campañas de desprestigio impulsadas por el imperialismo estadounidense a través de sus medios de manipulación informativos y otras instituciones funcionales a sus intereses tienen como objetivo principal socavar la legitimidad y los logros del proyecto socialista cubano. Estas campañas incluyen a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo, la propaganda sobre violaciones de derechos humanos, la demonización de sus líderes, la criminalización de su solidaridad internacional.
¿Qué representa el imperialismo estadounidense?
Estados Unidos se ha consolidado como el principal enemigo de la humanidad, las naciones oprimidas y los pueblos del mundo, al imponer un modelo capitalista-imperialista profundamente destructivo, basado en la explotación más abyecta, el saqueo despiadado y una violencia sistemática que ha devastado sociedades enteras. Este sistema opera mediante invasiones militares, destrucción masiva, golpes de Estado y conspiraciones que violan flagrantemente la autodeterminación y la soberanía de los pueblos, perpetuando un injusto orden mundial de opresión y dominación.
La existencia de más de 900 bases militares repartidas en todo el planeta evidencia su aspiración hegemónica, utilizada para intimidar, desestabilizar y controlar a naciones soberanas. Adicionalmente sus políticas intervencionistas y de chantaje económico a través de préstamos condicionados impuestos por instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que han hundido en mayor dependencia, atraso y miseria a numerosos países en deudas impagables, forzándolos a aplicar medidas antipopulares de austeridad que perpetúan la pobreza y la dependencia. Además, su agenda injerencista se ve reforzada por organismos internacionales subordinados a su control, así como por el uso del terrorismo económico mediante sanciones unilaterales, bloqueos criminales y embargos genocidas que privan a las naciones de recursos esenciales como alimentos, medicinas, tecnología, etc. Esta política de estrangulamiento económico busca destruir cualquier proyecto soberano o revolucionario que desafíe su dominio, por ejemplo: Cuba, Venezuela, Irán, Rusia, Yemen, etc.
El sistema estadounidense también se caracteriza por su desprecio hacia la vida y la naturaleza, siendo el mayor promotor de prácticas extractivistas y un modelo de desarrollo que depreda el medio ambiente, amenaza la biodiversidad y acelera el cambio climático, todo en nombre de un crecimiento económico insostenible. Sus políticas genocidas, terroristas y deshumanizadoras son una manifestación de un sistema decadente y monstruoso que prioriza el autoritarismo y las ganancias insultantes de las corporaciones por encima de la justicia, la igualdad y la vida misma. Frente a este imperialismo, la resistencia popular, la lucha revolucionaria y la construcción de una sociedad socialista emergen como la única alternativa viable para alcanzar un mundo verdaderamente justo, libre y humano, que sea la antesala de una sociedad comunista donde prevalezcan los valores colectivos, la justicia social y la autodeterminación de los pueblos.
Conclusión
La Revolución Cubana es, ante todo, un símbolo de dignidad y lucha por la justicia social. A 66 años de su inicio, Cuba sigue siendo un ejemplo y faro de esperanza para los pueblos que luchan contra el imperialismo y buscan un camino de progreso social basado en la solidaridad y la equidad. Los logros de Cuba en salud, educación y ciencia, así como su compromiso internacionalista, son un testimonio de que un mundo más justo y humano es posible. En el contexto actual, la resistencia del pueblo cubano sigue siendo una lección invaluable para las generaciones presentes y futuras.
Referencias
Castro, F. (1953). La historia me absolverá. La Habana: Editorial Política.
Chomsky, N. (1999). El nuevo orden mundial y el viejo. México: Siglo XXI Editores.
De la Torre, R. (2019). Reformas agrarias en América Latina: una perspectiva histórica. Buenos Aires: CLACSO.
Guevara, E. (1961). El socialismo y el hombre en Cuba. La Habana: Editorial Ciencias Sociales.
López, M. (2018). Innovaciones en la biotecnología cubana. La Habana: Editorial Científica.
Morales, R. (2021). Solidaridad en tiempos de pandemia: La experiencia cubana. Santiago de Chile: LOM Ediciones.
Ramonet, I. (2006). Fidel Castro: Biografía a dos voces. La Habana: Editorial José Martí.
Torres, J. (2020). Salud pública en el Caribe: Logros y desafíos. Santo Domingo: Ediciones Caribeñas.
UNESCO. (2017). Informe global de educación para todos. París: UNESCO.