Sagrario García Sanz
Todo lo que soy
más lo que nunca seré
compone una estela
que borra su propio rastro.
Que deshace mis huellas
en el momento de nacer
por la fuerza de un viento
que les niega su existencia.
Durante tantos caminos transitados
que se difuminaron sin más
por los recovecos de una memoria
anclada en el pretérito imperfecto.
Mis lágrimas han formado
surcos tan profundos
como para vagar cien años
por sus extensas riberas.
Ese es el precio que pagará
mi pobre alma errante
por no portar la moneda
que me reclama Caronte.
Y las yemas de mis dedos
no rozarán la superficie
ni acariciarán los reflejos
del río que conduce al Hades.
Se enredarán en la aspereza
del denso destierro
que ya arrastraba
de mis vidas anteriores.
En las que, noche tras noche,
solo le pido al firmamento
que me envuelva con su manto
de estrellas,
de oscuridad
y de inevitable soledad.
