Sorprendente anuncio -un balde de agua fría para muchos- el que se dio en vísperas de una de las celebraciones más largas pero también más dolorosas por la pérdida de vidas que la suele acompañar, haciendo saltar las redes sociales: “Fiesta sin alcohol: Oruro declarará ley seca durante el Carnaval” (EL DEBER, 19.2.2019).
La motivación para semejante decisión, a decir de las autoridades municipales de Oruro, fue evitar tragedias humanas como las derivadas de las explosiones en 2018 y la caída de una pasarela en 2014, causando muerte y dolor. De ahí la propuesta para que el Concejo Municipal declarara “Ley Seca” y que el Carnaval del 2019 fuera sin consumo de alcohol.
Más allá de que la iniciativa del Ejecutivo Municipal, luego de una larguísima deliberación por casi 6 horas ante la “natural oposición” de sectores interesados, finalmente fue aprobada -aunque valiente- la Ley Seca nació húmeda: la prohibición del expendio de bebidas alcohólicas se dio solo en función de la peregrinación al Socavón, de horas 3:00 a 19:00 del sábado 2 de marzo de 2019.
¡Bueno hubiera sido que semejante atisbo de preocupación en favor de la seguridad ciudadana se haya extendido a todo el Carnaval y el país, considerando la gran cantidad de accidentes, heridos y muertos que se lamenta por decenas cada año, con el consecuente luto para las familias bolivianas, muchas de ellas víctimas -por ejemplo- de quienes conducen en estado de ebriedad! Esta reflexión, para las autoridades…
Sin embargo, está prácticamente comprobado -lamentablemente- que prohibir el consumo de alcohol no será suficiente si no va acompañada de una concienciación ciudadana.
Hacer entender a la gente que emborracharse no es bueno debería ser una tarea diaria, mucho más cuando el exagerado consumo de bebidas alcohólicas no se da solo en Carnaval sino a lo largo del año. O…¿no es cierto que las licorerías son frecuentadas cada noche por jovencitos y jovencitas? ¿No es verdad que la Policía y Tránsito registran cada día hechos delictivos por causa del alcohol?
Hasta que no nos preguntemos y demos respuestas razonables del porqué el alcoholismo va en aumento, éste no disminuirá. Muchos dicen beber “socialmente” -otros que “pueden dejar el trago cuando quieran”- ignorando todos ellos que son alcohólicos…
Cuando se entienda que el vacío del alma no lo puede llenar la fugaz euforia que produce el consumo del alcohol, sino el inconmensurable amor de Dios, entonces ese vicio bajará, y no por fuerza, sino por el dominio propio…
(*) Pastor de Jesucristo por la voluntad de Dios