Pedro Nicolas Aldana A.
La crisis actual propone un reto enorme a los protagonistas en la construcción de los nuevos paradigmas educativos y comunicativos: ¿educar en medios de comunicación? o ¿educar con medios de comunicación?
El mundo de hoy es otro
El mundo está en inminente cambio y con él los conceptos de comunicar y educar. Hoy nuestra sociedad está en camino de ser otra, a apellidarse del conocimiento, y como en todo proceso humano e histórico para dar vida a una nueva época pasamos por una inminente crisis. Podemos analizar esta coyuntura actual desde seis dimensiones como las propone Pérez Tornero (2016) para entender mejor este cambio. 1. Multiplicación o masificación: donde la demanda educativa asume todos los niveles de la vida humana, y la comunicativa aumenta el consumo mediático confrontando la calidad de sus contenidos transmitidos. 2. La Globalización: hoy todo es de todos, y tenemos contacto directo con miles de culturas. Así se marca una inaplazable crisis de identidad por la apropiación de nuevas costumbres, acciones y lenguajes que llevan a un proceso de homogenización y caotización. 3. Pérdida de referencia ya que nos encontramos frente a la caída de los mata-relatos. Los referentes habituales, los contenidos inamovibles son remplazados por saberes ocasionales o saberes pretexto que responden a las necesidades puntuales más que a referentes de sentido. 4. Debilitación de las estructuras y narrativas: si caen los relatos, pierde fuerza inmediatamente el sentido narrativo humano. Las estructuras lingüísticas pasan a un segundo plano ya que no importan las formas sino los fines, el mensaje, pasando a un mundo hipertextual. 5. Tecnología instrumental cognitiva: se ha perdido hoy la capacidad de leer para comprender y el deseo mismo de leer. Esto marca una instrumentalización del conocimiento donde la educación cae reducida a una técnica, mientras los medios de comunicación presentan nuevos tipos de lecturas. 6. La navegación por la información: hoy la información se presenta de otra forma, tiene otras rutas y está en el cúmulo de todo un conglomerado. Hoy interesa los contenidos fuentes. Las rutas de navegación más que la misma información misma.
La crisis actual propone un reto enrome a los protagonistas en la construcción de los nuevos paradigmas educativos y comunicativos. La comunicación y la educación pasan a un primer plano y se les otorga la responsabilidad para encontrar sentido en esta crisis que ha cambiado nuestra forma de comunicarnos, aprender, de informarnos y enseñar en esta sociedad del conocimiento. Hoy el mundo es otro.
La comunicación cambió a la educación
A partir de los cambios sociales anteriormente descritos como primera conclusión podemos decir que el concepto comunicación cambió a el concepto educación. Nos encontramos de cara a la segunda democratización en la historia del conocimiento. La primera marcada por el hito de la Revolución Francesa, y esta segunda, desde la competencia mediática y los medios tecnológicos en la sociedad del conocimiento. El concepto de comunicación hoy a desplazado a la educación del monopolio del saber, del informar y el de construir sociedad. Por tanto, no se puede seguir viendo a los medios de comunicación desde una lógica técnica instrumental para la enseñanza sino deben ser considerados como otra vía para este fin.
La escuela de hoy está en crisis, su modelo de acuerdo al concepto clásico, y por la cual las últimas generaciones han pasado, está condena a morir. Y debe morir, para dar paso a que nazca una nueva. La escuela fósil, base de datos de información y transmisora de contenido no puede seguir. Es ilógico seguir articulándola cuando tenemos acceso a la información más actualizada desde cualquier lugar, a cualquier hora y desde diversas fuentes. Hoy la escuela pierde el sentido de locus y se abre a la experiencia planetaria, en términos de Morin. La escuela tiene que mudar, permeándose del concepto de comunicación. En términos de Pérez Tornero (2016), debe estar en actitud constructiva antes que destructiva, actitud expectante y serena, flexible, favorable a los cambios tecnológicos, crítica, y por último a una actitud abierta al cambio sustancial en su esencia.
El “educomunicador” como alternativa
Según lo expuesto anteriormente, podemos afirmar como segunda conclusión y sin miedo a equivocarnos, que el maestro es hoy por excelencia un comunicador, y el comunicador a su vez, un maestro. Aparece dentro de toda esta coyuntura la nueva figura del Educomunicador. Al enlazarse estos dos conceptos vemos que son co-dependientes. El cambio profundo que ha generado el concepto comunicación al de educación exige que sus autores sean vistos de otra manera. El maestro hoy no puede quedarse en una ignorancia mediática activa (Pérez Tornero, 2016). Él no solamente debe ser el principal conocedor de un saber (esto desde lo tradicional), sino debe ser el comunicador por excelencia que pueda enseñar a decodificar, criticar, abstraer, analizar, y crear conocimiento. Paralelo a esto, el comunicador, no solo debe ser el transmisor de información (desde el concepto clásico), sino el pedagogo responsable que comunique información con sentido y contenido, crítica, con valores y responsablemente. El educomunicador en esta sociedad del conocimiento debe cumplir de la mejor manera con su objetivo principal, la construcción de sociedad.
Con este nuevo rol, nace una disquisición que se concentra en la cuestión de ¿educar en medios de comunicación? o ¿educar con medios de comunicación?, ¿Cuál es la opción fundamental de este nuevo maestro-comunicador? Educar con medios responde a una simple instrumentalización de la tecnología en el aula donde se genera un cambio didáctico pero no en lo esencial de la praxis escolar. Esto puede traer consigo una escuela camaleónica que siga dentro del paradigma tradicional de los contenidos, repetición y memoria, pero que exprese su falso vanguardismo con la inclusión de nueva tecnología en el aula. Por tanto, para cambiar el concepto educativo no solo basta con la inclusión de elementos tecnológicos al salón de clase. Se requiere que lo que se haga en ella tenga un sentido totalmente diferente y que conlleve mejor a una educación en medios. Así, la educación en medios es la tarea a exigir al educomunicador. Educar en medios es propender que el educando se deje permear por los medios tecnológicos-comunicativos provisto de pensamiento crítico y responsabilidad social para encontrarse con ellos. Es poder crear, generar contenidos críticos y encontrar las rutas de información necesarias desde los medios tecnológicos-comunicativos para construir conocimiento.
Pérez-Tornero, J.M. (2016). Crisis de educación, crisis de comunicación. Tramo 1. Máster Internacional de Comunicación y Educación – Universidad Autónoma de Barcelona.
Este fragmento pertenece a la ponencia realizada en el XV Foro Pedagógico organizado por la Universidad De La Salle en la ciudad de Bogotá-Colombia en los temas de creatividad, educación artística y innovación educativa. Se comparte aquí la primera parte que corresponde a un desarrollo teórico sobre los temas de comunicación y educación en el contexto actual.