Camila Llorente (*)
Un ambiente de vigilancia en Venezuela ha llevado a comenzar a dudar sobre la libertad de expresión y el comienzo de la autocensura.
Los periodistas venezolanos han tenido que buscar la manera de reinventarse entre censura, amenazas, desinformación y sanciones mediáticas.
Venezolanos por la Información TV, mejor conocido como VPItv es un canal de televisión en línea venezolano fundado en 2015 por Leonardo Trechi, Freddy Wetter y Fabiola Colmenares. “Surgió de las circunstancias», dijo Colmenares. Muchos medios venezolanos han migrado al mundo digital para luchar en primera línea contra la censura en Venezuela.
Es una lucha diaria contra un régimen que siempre encuentra la manera de poner trabas a quienes intentan decir la verdad. Medios digitales independientes son víctimas de bloqueos por parte de los proveedores de internet del país. Recientemente El Nacional, uno de los principales diarios venezolanos, fue agregado a la lista de diarios bloqueados en la web.
La batalla no ha sido fácil. Ni siquiera para VPITv que, a pesar de ser una empresa estadounidense que sigue las pautas de YouTube y los medios digitales, ha sufrido los ataques del régimen. “En enero de 2021, nos demostraron que sí somos vulnerables, nos rasgaron, nos quitaron todos nuestros equipos y de esos 200 empleados que teníamos se redujo a casi la mitad”, dijo Colmenares. “Y los que quedan son los que siguen valientemente informando [desde Venezuela]”.
Autocensura
Colmenares describe el periodismo como una de las profesiones más peligrosas y difíciles de ejercer en Venezuela. No solo por las amenazas y ataques del régimen, sino que ha dado vida a un segundo enemigo de la profesión: la autocensura.
“Es muy difícil que no te puedas autocensurar, no por ti, si no por el medio de comunicación en el cual trabajas, y por una cuestión de cuidarse mucho con lo que uno dice”, dijo Andreina Ramos, reportera de VPItv.
Ramos, quien tiene muchos años de trabajo en el campo, dice que la presión que ejerce el gobierno sobre los medios de comunicación aumenta con el paso de los años. Tragar gases lacrimógenos en las protestas, enfrentamientos con grupos paramilitares y la guardia nacional, material y equipos de trabajo robados y amenazas del régimen son algunos de los desafíos que enfrentan los reporteros en el país.
Ramos ha enfrentado muchos de estos desafíos. Mientras cubría un evento del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, en 2020, un ataque contra Guaidó se volvió viral.
Tras el hecho, Diosdado Cabello, actual congresista y expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, mostró una foto de Ramos en su programa de televisión, “Con el Mazo Dando”, calificándola de terrorista.
Ninguno de estos desafíos ha detenido a Ramos porque quiere seguir luchando contra la censura en Venezuela. Además de todos los obstáculos que enfrenta al tratar de sacar la verdad a la luz, la comunicadora dice que dos de las cosas más difíciles como periodista venezolana son tener opiniones objetivas y no caer en la autocensura.
“Es muy difícil que no puedas manifestar tu opinión en contra de algo. Porque tú, lejos de ser periodista, también eres venezolano y eres un ser humano que siente las mismas calamidades que están pasando en las comunidades que tú vas a denunciar”, dijo Ramos. “Para sacar las dos partes del cuento y ser objetiva, trato de buscar siempre la versión oficial”.
El problema de ser un reportero objetivo en Venezuela es que encontrar una versión oficial de las historias o conseguir una entrevista con alguien del régimen puede ser imposible. Esta es una de las muchas razones por las que ha aumentado la autocensura entre los reporteros.
La autocensura se ha convertido en un mecanismo de supervivencia del periodismo en Venezuela. El régimen ha creado un sentimiento dominante para silenciar la verdad. Con temor a decisiones contundentes que los puedan dejar en la calle, muchos periodistas han decidido escoger sus batallas contra el régimen e informar lo que puedan. La decisión de dejar de informar sobre temas específicos se da por el cierre de fuentes oficiales, temor a agresiones en las calles y amenazas a periodistas.
Ramos dice que trata de luchar contra este nuevo enemigo apoyándose en los infociudadanos, “líderes comunitarios que se han enfocado en apoyar a periodistas, facilitan la noticia cuando el periodista no puede acceder a ella”, dijo. Así como encontrar la manera de darle la vuelta a la historia y contarla con sutileza, ya que todo lo que digas puede ser usado en tu contra.
Informar en vivo
“La objetividad para mí no es real”, dijo Colmenares. “Evidentemente todos los que trabajamos en VPItv somos opuestos al régimen de Nicolás Maduro. Pero, el [transmitir] en vivo se convirtió en una fortaleza de nosotros. El ‘en vivo’ nos ha ayudado a que esa línea tan delgada nunca se cruce. La realidad no la puedes editar”.
Informar en vivo le da una ventaja a VPITv porque, como dice Ramos, “Tenemos la información de primera mano. Le transmitimos al mundo lo que está pasando en tiempo real”. El problema viene cuando no hay internet, señal o electricidad para reportar en vivo.
“Tenemos mucho temple para poder informar… Tenemos paciencia y somos constantes con nuestro trabajo”, dijo Ramos al hablar de cómo enfrenta los retos diarios que tiene como reportera.
“El periodista en Venezuela es un guerrero. Vivimos en una guerra comunicacional. El periodista venezolano está haciendo historia”, dijo Ramos.
Aunque sabe que está poniendo su vida en riesgo, Ramos dijo que está decidida a seguir luchando. “Lo hacemos porque estamos enamorados de nuestra carrera, porque es una pasión lo que vivimos y porque queremos formar parte del cambio”, dijo.
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* Este artículo fue producido como parte de la clase “Periodismo y Libertad de Prensa en América Latina”, de la Facultad de Periodismo y Medios de la Universidad de Texas en Austin.
Camila Llorente nació en Caracas, Venezuela. Es estudiante bilingüe de Periodismo y Teatro y Danza con especialización en Estudios de Medios Latinoamericanos y Latinos de EE. UU. en la Universidad de Texas en Austin. A Camila le apasiona informar sobre su región: América Latina, la industria del entretenimiento, las artes escénicas y el poder de contar historias a través de los campos artísticos.