El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), a través de su Presidente Pedro Colanzi Serrate, al hacer un balance del 2020 expresó su profunda preocupación por la economía del país, demandando un sinérgico esfuerzo público-privado para evitar un mayor deterioro, para lo que lanzó propuestas a fin de volver por la senda del crecimiento en beneficio de todos, algo que merecería ser considerado por los Administradores del Estado.
El 2020 será recordado como uno de los peores años para la economía boliviana, habida cuenta que los indicadores que se venían deteriorando desde el fin del auge en 2014, tuvieron su detonante con la pandemia del COVID-19 y el lockdown que sobrevino para empeorar las cosas. Las cifras son elocuentes: el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 11,11% al primer semestre; el Banco Central de Bolivia y el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas pronostica que hasta fin de año caerá 8,4% lo que implicaría perder unos 3.500 millones de dólares comparado al 2019, año en que el país registró su menor tasa (2,2%) en casi 20 años.
Sólo en 1953, el PIB registró un bajón superior (-9,5%) luego de la Revolución Nacional del ´52. Ni siquiera durante la debacle de la UDP hubo una caída tan profunda del PIB como hoy, ya que un -4% fue la peor cifra registrada en 1983 por las pésimas políticas implementadas.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de informar que el Índice Global de Actividad Económica (IGAE) a octubre refleja una baja del 9,56%: “…producto del impacto económico de la pandemia y la mala combinación de políticas económicas, las tasas de crecimiento negativas afectaron principalmente a los sectores de minería, construcción, industria e hidrocarburos, entre otros”. (“El IGAE muestra una tasa de crecimiento acumulada negativa de 9,56% a octubre de 2020”, INE, Unidad de Difusión y Comunicación, 23.12.2020)
La buena noticia es que dicho informe reconfirma lo visto con el PIB a junio, y con el IGAE a septiembre: el casi solitario crecimiento del Sector Agropecuario, superado sólo por el de “Comunicaciones”, aunque por encima de “Servicios de la Administración Pública”.
La lección aprendida en este doloroso 2020 es que el sector agropecuario es vital para la economía de Bolivia: su positivo crecimiento da cuenta del buen desempeño de la agropecuaria, la agroindustria y la agroexportación: se podrá parar la minería, el transporte, los hidrocarburos, el turismo, la construcción, el comercio, etc., pero nunca la producción de alimentos pues es vital para el ser humano, de ahí lo estratégico del sector a la hora de hacer políticas públicas (por ahí va la salida para una rápida recuperación económica).
De acuerdo al IGAE a octubre la agropecuaria creció 2,14% pese a la pandemia, la cuarentena y las dificultades que supuso, y con la agroindustria cumplió con Bolivia: no faltó alimento en nuestras mesas, se exportó los excedentes, se alimentó a millones en el mundo y se logró una balanza comercial agropecuaria positiva a noviembre, por 100 millones de dólares.
El IBCE sostiene que con una política de promoción selectiva de exportaciones para traer dólares a Bolivia (focalizando en sectores de rápida reacción como el agropecuario, agroindustrial y forestal) y una política de sustitución competitiva de importaciones para no gastar divisas (producir biocombustibles, textiles, alimentos, maderas trabajadas y calzados), se puede crecer al 7%, generando empleos dignos, formales y sostenibles; tributos y divisas para el Estado; y superávits para recuperar los más de 10.000 millones de dólares perdidos de las Reservas Internacionales Netas desde el 2014. ¿Sencillito, verdad? Es cosa de entenderlo, y hacerlo, pero, hay preocupaciones…
“En nuestras manos está sacar a flote al país y dar empleo a los más de 300.000 bolivianos que están cesantes, y para ello precisamos políticas públicas acorde a este desafío; sin embargo, nuevos tributos como el Impuesto a las Grandes Fortunas; las severas condiciones crediticias impuestas a un sector tan delicado, como el bancario; el retornar a las restricciones de exportación, y la posible abrogación de un Decreto para el pleno uso de la agrobiotecnología, no son las mejores señales para invertir, producir, generar más excedentes para exportar y reactivar la economía, sino que causan desasosiego”, indicó el Presidente del IBCE en conferencia de prensa convocada al efecto (18.12.2020).
¿Qué nos depara el 2021? Depende: Si la siembra es buena, la cosecha lo será también…