Libro
Felicidad Batista – España
Pasaba las páginas con lentitud. A fin de cuentas, aquel libro tenía decenas de capítulos. De repente, se encontró con el último, sin que le hubiera dado tiempo a leer los anteriores. Tenía entre sus manos el libro de la vida y alguien se lo quería cerrar. Ya se sabe que a la muerte solo le gustan los finales.
Venas abiertas
Norah Scarpa Filsinger – Argentina
Se desangraba la joven y ardiente América y los vampiros hacían su agosto.
Eternidad
Fabiola Morales Gasca – México
Antes de morir pidió que lo incineraran y que las fotos de sus cenizas fueran subidas a Instagram. Quería que su cuerpo flotara eternamente en el mundo virtual.
2.096
J. J. Cameron – Argentina
¡Ay que sublime cielo oscuro nos embebe vida mía! Mis ancestros me contaron que hubo luz y un sol de día y de noche tantas luces como puntos de farol, mas, yo dudo que haya sido tan hermoso como hoy. ¡Bendecimos el legado de este mundo mudo y yermo! ¿Pues qué podemos recordar si recuerdos no tenemos?
Si nacimos aquí mismo… entre piedra y pasto seco.
Elija a su propio Mesías
Camilo F. Cacho – Argentina
El cartel indicaba: “Introduzca una moneda de un peso y una vez lograda la iluminación en la pantalla seleccione la opción que crea conveniente”.
El hombre ingresó la moneda y la pantalla lo deslumbró con una infinidad de alternativas: Jesús, Buda, Mahoma, Lao Tse y hasta la Difunta Correa.
Preso por la ansiedad, el hombre pensó en un principio elegir todas las opciones a la vez para ver que sucedía. Pero luego tuvo la tentación de pulsar el botón finalizar sin escoger ninguna.
Finalmente, así lo resolvió. Reflexionó que con la moneda de un peso que le devolvería la máquina podría comprar algo llamado incertidumbre.
La guardó en el bolsillo y partió en paz.