Adolescencia
Rubén García García – México
¡Ha de estar agotadísima! Toda la noche soñé con ella.
Empanadas
Hugo Vargas – Argentina
Todos los días, sin importar el frío o el calor, la lluvia o la helada, pasaba por el kiosco y compraba dos empanadas. Se sentaba en la esquina con la mirada perdida, esperando, y las comía con parsimonia. «Disculpe que me entrometa», dijo un día la cocinera: «Todos los días compra lo mismo y espera…». La miró en silencio: «Sí, espero a mi hermano que un día vino a comprar aquí y nunca volvió». Los ojos de ella se nublaron de pronto: «Lo siento». «Hasta mañana», dijo. Él no sabía que su hermano estaba muerto, que la cocinera era una asesina y que el relleno de las empanadas no era de carne vacuna.
Psíquico aplicado
Manuela Vicente Fernández – España
Tengo un secreto. Oigo pensar a los mayores cuando los miro. Sé lo que piensa el profesor de cada uno de nosotros. También sé lo que piensan mis padres. No digo nada, pero la cabeza se me llena de tantos secretos que guardo. Para desconectar de tanta intriga, últimamente fantaseo mucho con vivir cerca de la playa. Como mamá dice que hay que sacar el lado positivo de todo voy a intentar hacerle caso. He comenzado por un pequeño anónimo dirigido a papá instándole a considerar mudarnos y vender esta casa.
Continuidad
Claudia Sánchez – Argentina
Todo había sido cuidadosamente planeado, pero ahora dudaba. Efectivamente, los perros no ladraban y la luz encendida le indicaba que él se encontraba leyendo su novela en el sillón verde del salón principal. Pensó que aún no habría llegado al capítulo final. Estaba a tiempo. Arrojó lejos el puñal y se encaminó hacia la puerta. Lo resolverían como caballeros. Después de todo odiaba las novelas con finales violentos.
Aves
Fabiola Morales Gasca – México
El árbol se secó y nos devoró el miedo. Semillas de temor se fundieron en lo que un día fue nuestro excelso plumaje y tuvimos que emigrar. No somos humanos, somos aves de paso, aunque la migra insista en lo contrario.