El ahorro
Nana Rodríguez Romeo – Colombia
A Manuel Suárez
El galeno, con ojillos de rata que se esconde detrás de los anteojos, para evitar gastos que comprometan su centro de salud y su bolsillo, mira las radiografías y le dice al paciente que no hay nada de cuidado, que esa masa la reabsorbe el organismo. El paciente, feliz por el diagnóstico, sale radiante del consultorio. Pasan los meses y su visión día a día se oscurece. Aún no se ha enterado del cáncer, y el tumor sigue creciendo.
Invertido
Fabiola Morales Gasca – México
El reloj sobre la pared marca las horas invertidas. Todo tiempo es hacia atrás. Hace años la casa está vacía. Los dueños de la casa aún no han nacido.
Vida
Felicidad Batista – España
Hundo mis pasos en la arena. La rojez tostada de la tarde se recuesta sobre las dunas. Al crepúsculo, el viento eleva su aria.
Sentada al borde del desierto, la soledad habitada. Detrás, la nada. Delante, el espejismo de la vida.
Vuelve a los lugares donde fue feliz
Karla Gabriela Barajas Ramos – México
El antes fisicoculturista recuperó la conciencia. En cuanto pudo, se paró frente al espejo del gimnasio, no reconoció su cuerpo y se vio en huesos. Reencarnar en un perro no le sentaba bien.
Capilla Sixtina
Paola Tena – México
Ahora ya vestido, se da cuenta de que es cierto lo que le dijeron los ángeles. No es lo mismo. Pasea de noche por las calles del Vaticano embutido en pantalones pitillo, la camisa de seda negra abierta hasta medio pecho como un gigoló. Enamora a las monjas trasnochadas, bebe grappa a morro en los bares de los barrios bajos y discute de teología con los turistas.
Pero no es igual que en las fiestas nocturnas de la Capilla Sixtina: cientos de cuerpos semidesnudos contoneándose al son de las arpas y las cítaras, rizos de cabello, sudor y telas vaporosas apenas cubriendo los torsos magníficos. Cuando vuelve de madrugada a la Capilla, se quita esa ropa ridícula y la oculta dentro de un hueco invisible en el muro. Sube al techo y en un acto de reconciliación, toca la punta del dedo de su enfurecido Padre, el único que nunca baja de su pedestal a gozar un poquito la vida.