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Microrrelatos – Colección de literatura breve CL

Sincretismo

Nélida Cañas – Argentina

Cuando en 1959 Augusto Monterroso escribía El dinosaurio, la que ahora escribe andaba persiguiendo la mariposa de Chuang Tzu en un campo de la llanura cordobesa.

Intrusos

Estéfani Huiza – Bolivia

Cierro los ojos para no recordarte, para pensar que no existes, para sentir que no siento, para comprender que jamás nos entenderíamos, porque somos dos extraños jugando a ser, cuando sabemos bien que somos dos intrusos en la vida equivocada.

Salvaje

Patricia Nasello – Argentina

Destruye al enemigo del modo más cruel: detona una carga de palabras odiosas, gastadas, en descomposición.

La paleta de las palabras

María Elena Lorenzin – Argentina

En la versión más reciente del diccionario, las palabras se clasifican por su color, sabor, sensación y textura. Existen palabras en tonos como el blanco roto o el blaco seda, el rosa melocotón, el rosa francés o el rosado persa, el amarillo azafranado, el amarillo sol de otoño, el verde suculenta, el verde seco o el verde zafari, el naranja salmón o el naranja cobrizo y el negro profundo o el negro noche caliente, cada uno con sus matices, sensaciones y rexturas incluidos. De este modo, hay palabras que evocan suavidad, aspereza, rigurosidad, sedosidad, tersura, escamosidad y muchas otras. Al principio, esto parecía un caos, pero ahora los poetas tienen más herramientas para crear sus obras, como si mezclaran colores en un lienzo.

Diciembre

Claudia Sánchez – Argentina

Cada vez que llega diciembre al hemisferio sur, dos entidades que moran, en el centro de la tierra, una, y en lo alto del cielo, otra, se empecinan en extraerme la energía vital que me mantiene en movimiento. Trabajan juntas en una sinergia perfecta. Cuando duermo, la profunda se entromete en mi sueño y me hace trabajar y me persigue y me acosa y me agota, hasta que la etérea llega a despertarme. Y cuando debo comenzar mi día, ésta me duerme, me agobia, me lentifica, me fastidia, me desgana, hasta que la noche llega y todo vuelve a comenzar. ¿Será porque en estos momentos, y según mi altura desde hace añares, la inclinación del eje de la tierra hace converger las fuerzas de ambas entidades en la intersección de mis dos centros, el vientre y la crisma? Sí, será por eso.

No porque se avecine otro diciembre sin ti.

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