Comenzamos marzo, y como todos los años los bolivianos nos sentimos invadidos por una vocación marítima inclaudicable. Banderazos, desfiles, discursos grandilocuentes, inflamado patriotismo, y mentiras, sobre todo mentiras e impostura por doquier. El gobierno del MAS, con su “jefazo” a la cabeza, instrumentalizan un tema tan sensible y entrañable para todos los bolivianos.
La frustración ha sido una constante en estos 139 años de enclaustramiento marítimo. Ahora viene un desaprensivo mentiroso a decirnos que estamos muy cerca de mojarnos los piecitos en un mar boliviano, que ya podemos andar buscando tangas, bikinis y demás indumentaria playera, para exhibir nuestra rolliza humanidad en las futuras playas plurinacionales. Solo falta que comiencen el reclutamiento de aguerridos y esforzados marinos, nuestra flota mercante y armada de guerra necesitan tripulantes.
No se puede mentir y jugar con las ilusiones de un pueblo inocente y hermoso, como el nuestro. Ya basta de utilizar demagógicamente el tema. La credibilidad perdida, no la van a recuperar apelando a un patrioterismo estéril, peor ahora que están con la mierda al cuello y amenaza con ahogarlos. Lo que comenzó como una iniciativa seria, está terminando en la consabida chacota plurinacional, como muchas otras cosas.
El tribunal internacional de La Haya, no nos va a devolver el mar, aun cuando falle a nuestro favor, cuando mucho ordenara que Chile se siente a negociar de buena fe, y todos sabemos lo que eso significa. Chile ya lo dijo públicamente, no cederá un milímetro, de lo que ellos consideran su territorio soberano, y menos negociaran con el gobierno de Evo Morales, así se los ordene el mismísimo Tata Inti. Existe, además, un tercero en conflicto, sin el cual no habrá negociación posible y de quien nada se dice, estoy hablando del Perú
Vistas, así las cosas, las bravuconadas y discursos delirantes de Morales y su corte, no tendrán ningún efecto positivo en una hipotética y futura negociación. Es tiempo que comprendan que los estados tienen intereses, y no amiguetes. La ideología no sirve para sentar las bases de ningún proceso de integración, los intereses comunes, sí. Hoy no estamos más cerca del mar que hace 30, 40 o 50 años atrás.
Si queremos recuperar nuestro mar, primero debemos producir nuestro trigo, me dice mi padre desde que tengo memoria. No podemos seguir lamentándonos, culpando a todos de nuestras desgracias, menos a nosotros mismos. Un estado fuerte, pero fuerte de verdad, no el mamotreto folclórico, paquidérmico e ineficiente que tenemos hoy, es imprescindible. Un gobierno menos chapucero y más sobrio, que se preocupe seriamente de los temas de estado, respetuoso de las leyes y la democracia, es necesario. Una sociedad libre, consciente de sus derechos y obligaciones, que tome en sus manos su destino, es condición de posibilidad, para que, algún día, retornemos a las costas del pacifico.
Mientras tanto, podemos seguir chupando y bailando, “devotamente”, en Oruro, La Paz, Quillacollo y donde se nos ocurra. Batiendo insulsos records Guinness, que no pasara nada.