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La historia los condenará

¿Evo Morales, Luis Arce e Iván Lima definieron el juicio ordinario contra la presidenta constitucional Jeanine Áñez? Lo dudo. Por los antecedentes del Movimiento al Socialismo (MAS) y por los viajes del dirigente cocalero, posiblemente esa maldad fue decidida en otras capitales; en otros palacios con servicios de inteligencia foráneos.​

Desde que el MAS se convirtió en una pieza clave para la expansión de la geopolítica de Hugo Chávez (después del fracaso con Cristina Corrales), esa agrupación es parte de un sistema político más grande y ambicioso. Esa relación le dio una fortaleza para contar con mucho dinero (nunca transparentado), con apoyo internacional y con un eco mediático permanente.

El MAS, particularmente Morales, no disimularon su sumisión a Venezuela. Más tarde, sus contactos se ampliaron a Argentina, Brasil, México, el continente, agrupaciones políticas y parapolíticas. Entre los invitados especiales llegados a Bolivia estuvieron representantes de dictaduras africanas. Sin olvidar las sospechas de los contactos con grupos armados colombianos y, lo más complicado, la relación con la internacional del narcotráfico, como denuncian algunos medios.

En el primer capítulo importante del gobierno del MAS, la cita de la Asamblea Constituyente, la presencia de asesores extranjeros llegó al extremo de que la carta magna fue finalmente responsabilidad de españoles. Salvo la de 1826, que fue esbozada fuera del país, ninguna otra constitución boliviana fue corregida por “agentes del imperio”.

La presencia de tropas venezolanas fue abierta y sin control en varios lugares del país -con letreros de bienvenida en la Chiquitania- sin ninguna voz de denuncia en el parlamento, como sucedió cuando vinieron militares estadounidenses en los años 80. ¿Cuántos aviones llegaron acá desde Caracas, cuántos salen de Chimoré para allá?

Los chinos se sintieron dueños de espacios bolivianos, aplicando sus leyes contra los derechos de trabajadores paceños, de obreros potosinos, de pobladores benianos. Era común ver cantidad de orientales en las calles, sin que nunca el gobierno diese estadísticas o anunciase límites sobre los que trabajaban puentes en Rurrenabaque o en Uyuni, los únicos inversores que no enfrentan bloqueos. Las jefas chinas aterrorizaban a las secretarias nacionales ante la inoperancia del Ministerio de Trabajo.

Cuba influye directamente en políticas públicas, sobre todo en la primera gestión de Morales. El embajador de La Habana ingresaba a ministerios con prepotencia, como si fuese su casa. Los (no) médicos recibidos con entusiasmo se convirtieron en un agujero de pagos incontrolados del estado boliviano a ese país. La dependencia de Morales se evidencia en viajes, declaraciones, tomas de decisiones, que su lengua locuaz revela.

El Estado Plurinacional es un paréntesis en la historia de Bolivia. En casi doscientos años de independencia hubo dictaduras, gobiernos progresistas, liberales, conservadores, nacionalistas. Sin embargo, no existe una época similar de intromisión tan notoria en la política nacional de gobiernos extranjeros y de pajpakus como Andrés Salari, Grupo Neorona y redes de propaganda multinacionales.

El descarado sometimiento del gobierno a la política rusa que invade un país y causa hambruna mundial, en contra de los propios intereses bolivianos, es otra muestra de ello. Aparte de la ignorancia de sus representantes, claro está, en sus planes está seguir el camino de los Ortega Murillo.

Sin embargo, la Historia no absolverá los que han tramado y a los que han consumado la condena a una mujer víctima de las circunstancias, saltando los valores que aún tiene esta sociedad, sobre una mentira que ni ellos la creen.

Lupe Cajías es periodista e historiadora

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