Por: Alex A. Chamán Portugal Ph.D.
El sistema capitalista, en su actual fase imperialista y al borde de una inminente Tercera Guerra Mundial, enfrenta un formidable desafío: la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología, lógicamente subordinada al control de las fuerzas del mercado dominadas por oligopolios, se convierte en una herramienta para la apropiación de información masiva generada por robots, desplazando gradualmente la fuerza de trabajo humana. La IA se transforma así en una mercancía y en un poderoso instrumento al servicio de la dominación, explotación y opresión.
La IA se constituye es un medio de producción que incluye computadoras, poderosos hardware con capacidad de procesamiento masivo de datos, software con algoritmos, plataformas y herramientas complejas, grandes volúmenes de datos para alimentar los algoritmos de aprendizaje automático. También conlleva fuerzas productivas humanas que intervienen en la producción mediante la fuerza de trabajo, los conocimientos técnicos y la capacidad organizativa que desarrollan algoritmos, aprendizaje automático, robótica, instalación, mantenimiento y operación de sistemas de inteligencia artificial. Asimismo, se considera a las personas que interactúan con los sistemas de inteligencia artificial, aportando datos y retroalimentación para su mejora. Referente a las relaciones de producción éstas pueden incluir relaciones laborales, propiedad intelectual de patentes y derechos de autor, acceso y control de información vía normas y regulaciones que determinan quién tiene acceso a los datos utilizados para entrenar y operar sistemas de inteligencia artificial, y cómo se los utilizan.
Desarrollo:
IA en el modo de producción capitalista
En el actual modo de producción capitalista la inteligencia artificial viene causando furor en todos los escenarios. Hay aseveraciones como las que refieren que reemplazarían, en corto tiempo, a la inteligencia humana, así como, sustituirá muchas profesiones y oficios. Lo real y concreto es que cada vez es más empleada con mayor recurrencia en salud, finanzas, manufactura, comercio, transporte, tecnologías de información, educación, agricultura, políticas gubernamentales, etc.
La IA se constituye en un medio de producción, en tanto resulta propiedad de grandes empresas transnacionales como Google, Microsoft, Amazon, Facebook, Apple, etc., quienes vienen desarrollando algunas de las IA más avanzadas. Lo propio sucede con otras empresas ubicadas en Asia y Europa. Así, son propietarias intelectuales de los algoritmos, códigos y datos utilizados en su desarrollo y constante innovación. También controlan su acceso y uso, generalmente a través de la Interfaz de Programación de Aplicaciones (APIs) o servicios en la nube. En la actualidad las empresas concentran y ejercen un inusitado poder y control mediante las IA.
Los Gobiernos capitalistas que participan con mayor fuerza son Estados Unidos cuya inversión principalmente centra en aplicaciones militares, de seguridad y de inteligencia, China da mayor prioridad a su estrategia de desarrollo económico y militar, la Unión Europea invierte más en aplicaciones en salud, transporte y energía, Rusia asigna mayor preferencia a la experimentación y producción científica, y el campo militar.
Surgimiento y avances de la IA
La mayor parte de los avances que permitieron el surgimiento y continua innovación de la IA provienen de investigaciones efectuadas en universidades, institutos de investigación y otras instituciones públicas y privadas, por lo que los investigadores obtienen ciertos derechos de propiedad intelectual gracias a sus contribuciones específicas. Los modelos desarrollados en el ámbito académico pueden ser de libre acceso o tener licencias específicas enmarcadas en la mercantilización. Lo referido lleva a destacar que es importante garantizar un equilibrio entre la innovación y el acceso abierto al conocimiento, no obstante, las marcadas desigualdades económicas y tecnológicas, expresadas en la brecha digital, impiden la democratización de la investigación, innovación y conocimiento. Actualmente el acceso y uso de la IA es creciente, dejando en claro que la sociedad manifiesta, también, creciente interés en su desenvolvimiento.
Instrumentalización de la IA
Los actores que controlan los medios masivos de manipulación informativa suelen argumentar la creación de nuevas entidades para gestionar la propiedad y el uso de la IA de forma más abierta y responsable. Estas entidades, según ellos, pueden ser de carácter público, privado o mixto, con el objetivo de garantizar que la IA se desarrolle y utilice en beneficio de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la realidad dista mucho de este discurso idealista.
En primer lugar, es importante reconocer que la IA, al ser propiedad privada, tiende a servir a determinados intereses económicos, sociales y políticos. Su carácter mercantil la convierte en una herramienta al servicio del mejor postor, lo que, en el marco de la Cuarta Revolución Industrial, se traduce en una sofisticada instrumentalización por parte del establishment para la supervivencia del sistema capitalista.
En este contexto, los marcos legales, lejos de promover un uso responsable, democrático y ético de la IA, parecen encaminarse a legalizar su propiedad en favor de las corporaciones empresariales y los Estados capitalistas e imperialistas. Esto permitiría a estos actores manejarla y utilizarla a su libre albedrío, subordinándola a sus propios intereses.
De esta manera, la ciencia y la tecnología, incluyendo la IA, se convierten en instrumentos al servicio de las clases sociales explotadoras y opresoras, perdiendo su potencial para el bien común. La acelerada evolución de la IA, en lugar de generar un uso más transparente y responsable, se ve sujeta a una constante revisión y actualización de normas y regulaciones condicionadas por los intereses de quienes la controlan.
En definitiva, el discurso empresarial sobre la IA como herramienta para el bien social resulta falaz. La realidad apunta a una instrumentalización de la IA en beneficio de unos pocos, perpetuando las desigualdades y vulnerando los principios éticos y democráticos que deberían regir su desarrollo y uso.
¿Cuáles son los principales intereses económicos, sociales, políticos, ideológicos y comunicacionales que persigue la IA?
Los intereses económicos se orientan a maximizar beneficios, puesto que las empresas buscan rentabilizar la inversión en IA mediante la creación de nuevos productos y servicios, la automatización de procesos y la optimización de la producción. También procuran automatizar tareas monótonas y fastidiosas, lo que reduce la necesidad de mano de obra y los respectivos costos. Permite a las empresas explorar y explotar nuevos mercados que resultaban inaccesibles.
En cuanto a los intereses sociales contribuiría a cualificar la calidad de vida aplacando mas no resolviendo los problemas económicos y sociales estructurales como las desigualdades, explotación, opresión, pobreza, corrupción, cambio climático, etc., intentando promover la inclusión social para personas en situación de vulnerabilidad.
Referente a los intereses políticos destacamos la preservación del globalismo unipolar representado por el imperialismo estadounidense y sus socios-vasallos de la Unión Europea, Japón, Corea del Sur y otros países quienes se esfuerzan por mantener su posición hegemónica mediante el desarrollo de IA militar y de vigilancia, así como favorecer a la demolición de derechos y libertades fundamentales acompañados con mayor estigmatización, manipulación, alienación, persecución, censura y encarcelamientos. Esto explica el mayor control y monitoreo a la población, también la ascendente influencia de maniobra política en procesos electorales y la opinión pública.
En relación a los intereses ideológicos se arremete contra la concepción científica materialista dialéctica del mundo y sus principios-valores expresados en conciencia de clase, ideales, convicciones y correcta práctica humano-social. En contraparte se promueve el exacerbado individualismo y egoísmo, puesto que se difunde los decadentes valores capitalistas como la desenfrenada libre competencia, el depredador libre mercado y la funesta moral burguesa.
En lo que concierne a los intereses del derecho a la información se ejerce mayor control de la narrativa apelando a todo tipo de estrategias y recursos, se eleva la manipulación de la opinión pública imponiendo agendas específicas y desinformando a la población con propaganda falsa.
¿Cuáles son las principales críticas a la IA?
El sesgo y la discriminación; mediante algoritmos de IA pueden reproducir y amplificar sesgos existentes en la sociedad como la discriminación por pertenencia a tal clase o grupo social, las apreciaciones ideológicas y políticas, el racismo y el sexismo.
La concentración de poder; el desarrollo de la IA está dominado por un reducido número de corporaciones tecnológicas, generando preocupaciones acerca del monopolio del poder.
El impacto en el mercado laboral; la automatización de tareas impulsadas por la IA conduciría a la pérdida de empleos, por ende, es necesario invertir en educación y potenciar las capacidades para preparar a la fuerza laboral en pro de los cambios que traerá la IA.
Las implicaciones éticas; la IA plantea dilemas éticos relacionados con la toma de decisiones y la responsabilidad. La ética está supeditada a la orientación y discriminación algorítmica.
La falta de control y transparencia; existe una notoria falta de transparencia en el desarrollo y uso de la IA, prestándose a la manipulación y censura.
La manipulación mediática; la IA puede usarse para crear contenido falso o engañoso, pudiendo difundir información o propaganda falsa, manipulando opiniones y/o comportamientos.
Atentar contra el pensamiento crítico y reflexivo; la IA presenta riesgos para el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo a través de una dependencia excesiva de la IA, generando una menor capacidad para pensar críticamente y resolver problemas de forma justa y correcta.
Ausencia de análisis y síntesis; la IA puede presentar información de forma pre-digerida y sesgada, reduciendo la capacidad para analizar y sintetizar objetivamente la información que se recibe.
Disminución de la creatividad e imaginación; la IA puede automatizar tareas creativas, situación que sirve para atrofiar la capacidad de pensar en forma original, creativa e imaginativa.
Polarización y sesgo: La IA puede limitar la exposición a distintos puntos de vista y aumentar la polarización y el sesgo en el pensamiento sociedad en pro de una sociedad más justa y equitativa.
¿Cuál es la afectación de la IA a la educación?
La IA puede ser una herramienta favorable para la educación, empero, es importante ser consciente de sus riesgos potenciales por lo que resulta muy necesario asumir medidas para atenuarlas. La IA no debe usarse en menoscabo del proceso educativo, sino para complementarla y mejorarla.
Reforzamiento de la desigualdad y la discriminación, los sistemas de IA pueden perpetuar sesgos existentes en la sociedad, discriminando a grupos de estudiantes y docentes por motivos de clase social, pensamiento, opinión, discapacidad, etc. La IA puede usarse para crear sistemas de clasificación y seguimiento que estigmaticen, manipulen, censuren y limiten oportunidades.
Erosión de la autonomía y la privacidad, los sistemas de IA pueden recopilar datos personales de estudiantes y docentes sin su consentimiento, datos que pueden usarse para la manipulación.
Limitación de la creatividad y el pensamiento crítico, los sistemas de IA pueden utilizarse para automatizar tareas que antes requerían creatividad y pensamiento crítico.
Centralización del control y la toma de decisiones, los sistemas de IA pueden usarse para centralizar el control de la educación en manos de unos pocos poderosos actores. Este aspecto limita la participación de estudiantes, profesores y comunidades en la toma de decisiones.
Existen severos riesgos de la instrumentalización de la IA en contra de la educación popular, democrática, progresista, científica y transformadora, por cuanto es necesario desarrollar marcos éticos y políticos para garantizar que la IA se utilice de forma responsable y que no se instrumentalice para socavar los valores democráticos y científicos esenciales de la educación.
Conclusiones:
En aras de una democratización de la ciencia y la tecnología en su acceso, seguridad y uso, la IA no debe quedar a merced de las clases sociales dominantes ni de sus grandes empresas privadas. La posesión de tecnologías de vanguardia por parte de estas élites no solo las conduciría a un enriquecimiento exorbitante, sino que, lo que es aún más grave, las instrumentalizaría para preservar el ignominioso orden social vigente, intensificar la destrucción de la naturaleza y las fuerzas productivas humanas, y sofocar las necesarias transformaciones económicas, sociales y políticas que los pueblos y sus fuerzas más avanzadas reclaman, en consonancia con las leyes sociales del progreso histórico.
La IA no es neutral, pues su desarrollo y uso están condicionados por las relaciones de poder y las estructuras económicas existentes. En el capitalismo, la IA se subordina a los intereses de las grandes corporaciones y los gobiernos que las respaldan.
La IA exacerba las desigualdades, ya que la automatización y la optimización impulsadas por la IA pueden generar desempleo y precarización laboral. Además, la IA puede utilizarse para reforzar la explotación, la opresión, la discriminación y la exclusión social.
La IA amenaza la privacidad y la libertad, pues la capacidad de la IA para recopilar y analizar datos masivos representa un riesgo para la privacidad individual y la libertad de expresión. El uso de la IA para la vigilancia y el control social puede erosionar los derechos fundamentales.
La IA requiere un enfoque ético y responsable, ya que es necesario establecer marcos legales y éticos claros para regular el desarrollo y uso de la IA. Estos marcos deben priorizar el bienestar social, la justicia y la equidad, en lugar de los intereses económicos de unos pocos.
Bibliografía
Libros:
Inteligencia artificial: una perspectiva crítica por Diego Rassmusen (2020).
El capitalismo de vigilancia: el gran hermano en la era digital por Shoshana Zuboff (2019).
Tecnocracia: ascenso y caída del poder tecnocrático por Rana Foroohar (2018).
El algoritmo del odio: cómo las redes sociales están alimentando la polarización y el extremismo por Jaron Lanier (2018).
La inteligencia artificial y el futuro del trabajo por Carl Frey y Michael Osborne (2013).
Servidores y señores: el algoritmo y el capital por Marina Garcés (2023).
IA y poder: reflexiones críticas sobre la inteligencia artificial en la sociedad contemporánea por Eduardo J. Gómez-Mera (2021).
El malestar de la tecnología: la deshumanización en la era digital por Byung-Chul Han (2020).
Artículos:
Inteligencia artificial y capitalismo: reflexiones críticas por Diego Rassmusen (2021): http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-99122022000100159
El mito de la neutralidad algorítmica y los peligros de la IA en manos del capital por Sandra Harding (2020): https://www.swissinfo.ch/spa/la-unesco-alerta-de-que-la-ia-generativa-refuerza-estereotipos-contra-las-mujeres/73442427
Hacia una ética crítica de la inteligencia artificial por Victoria Camps (2019): https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=41071
Los peligros de la inteligencia artificial sin ética por Javier Echeverría (2018): https://andresmacario.com/los-peligros-de-la-inteligencia-artificial/