Carlos Decker-Molina
Noviembre suele ser el mes más oscuro del invierno nórdico. Los países como Ucrania y Rusia comenzaron a oscurecerse en octubre. La guerra de trincheras bajará de intensidad.
En Israel, Gaza y Líbano es también otoño, pero menos oscuro, muy ventoso y menos frío que al norte. Netanyahu seguirá su plan, hacer retroceder a las milicias de Hezbollah, golpear de cuando en cuando sectores de Gaza y las proximidades de Cisjordania.
En Ucrania los tiros serán por aire, drones, sabotajes ucranianos y aviación rusa y misiles de largo alcance desde territorio ruso y de mediano alcance desde Ucrania por prohibiciones de la OTAN.
Ambas guerras están a la espera de noviembre, mes de las elecciones en Estados Unidos, tienen actores expectantes del resultado del 5 de noviembre, dentro y fuera de los espacios geopolíticos.
Netanyahu espera que gane su amiguete Donald Trump, para seguir con su plan de exterminio que ahora alcanza el Líbano. Y, dependiendo de la respuesta de Irán, ir a por ellos.
El ucraniano Zelenski espera que la victoriosa sea Kamala Harris para seguir recibiendo ayuda militar y económica porque Trump lo puede dejar en la estacada.
Hasta Putin declaró que le interesa más la victoria de Kamala Harris, lo dijo casi en broma, pero, la verdad es que al presidente de Rusia no le interesa la paz, no importa que sea la de Trump, proyecto sin mapa y tampoco itinerario. A Putin no le interesa ni siquiera desacelerar su llamada operación especial.
Cuando escribo estas líneas se confirma incluso por medio rusos los bombardeos, no se sabe sin son drones o misiles Palianytsia y Neptuno que produjeron un sismo, la tierra rusa tembló varios kilómetros a la redonda de los depósitos de municiones y armas que desaparecieron totalmente.
Telegram VChK-OGPU, cercano al ejército ruso, ha asegurado que el ataque ucraniano alcanzó “una instalación secreta” en la aldea de Otkyabrski, según la inteligencia sueca han sido dos los ataques con drones que abrieron las puertas de un infierno que aún no se apaga.
La destrucción de miles de toneladas de armas rusas hace pensar a los expertos del Ejército de Estonia que Ucrania tendrá dos o tres meses de respiro.
Zelenski en su última visita a EE. UU. comprobó, una vez más, que los estadounidenses están divididos respecto a la ayuda militar y económica a Ucrania. Solo el 36% de los republicanos considera una obligación ayudar a Ucrania en tanto que 63% de los demócratas considera que es justo ayudar a su socio eslavo.
JD Vance candidato a la vicepresidencia con Trump planteó una zona desmilitarizada, sin precisar dónde y sin decir tampoco quienes serían los guardianes de la zona.
Putin y Zelensky y Netanyahu intentan ganar zonas estratégicas antes del 5 de noviembre. Pero, como el diablo duerme en los detalles, esos proyectos pueden salir mal, porque la premura puede despertarlo.