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El reflejo de Jesús de Nazaret

Ronald Alberto Valera López

Para comenzar este nuevo escrito, recuerdo el primer trabajo denominado REENFOCANDO MI HORIZONTE donde exprese (Valera, 2023): “…confirmo que mi opción de vida es el acompañamiento, no reducido en dar un retiro al estilo ignaciano, sino en acompañar a las personas a mi alrededor en el día a día con los conocimientos y herramientas que voy adquiriendo en el proceso de formación”. Sigo manteniendo mi opción de vida, con la distinción de tener mayor conciencia de Jesús en mi existencia por medio del Espíritu Santo, moldeando mi ser a semejante de Dios en la persona de Jesús; por ello, titulo el presente escrito como: EL REFLEJO DE JESUS DE NAZARET EN MÍ VIDA, es interesante ver mi propio proceso construyéndose en el día a día.

De igual forma, a medida que iba avanzando en la lectura del material fui descubriendo la ayuda que brindan las adiciones como lo expresa Giuseppe, (2022): “… son una ayuda, unas herramientas, con el fin de añadir… algo, hacia lo mejor”. (Pg.1).  Las mismas me recordaron que el ambiente, la hora del día y la disposición del encuentro, pueden ser un aliado u obstáculos para la finalidad de la oración. Así mismo, no entendía la cuestión de los escrúpulos, releyendo los materiales sobre el tema voy comprendiendo que es un fenómeno que se presenta al ser humano, pudiendo ser utilizado de manera positiva para el progreso de la vida emocional y espiritual, coincidiendo con Arzubialde, (2006): “El escrúpulo… es un fenómeno que aparece, de un modo u otro, siempre que el hombre movido por el espíritu, da un salto en la fidelidad al amor recibido…, Dios lo permite entonces como un proceso purificador que adelgaza y afina la conciencia”.(Pg. 5); resaltando que me cuesta reconocer los escrúpulos cuando se presenta en mi persona por una aparente dureza emocional, pero en el fondo es darme cuenta que puedo ser frágil en cualquier momento, llevándome al pecado escondido en una coraza.

 Por otro lado, las mociones del espíritu como cualquier persona están en mí, sin embargo, en los últimos años he tenido conciencia de tenerlos y al mismo tiempo identificarlos cuando son del buen espíritu o del mal espíritu; lo antes descrito es una consolación que viene de Dios, también la desolación está presente resaltando que algunas veces vienen de Dios, dándome el aliento necesario de reconocer mi debilidad (aunque me entristece) invitándome a confiar en Dios y poner las condiciones desde mi humanidad para transformar aquello que me aleja de la Divinidad; recordando ser perseverante en la oración y en mis momentos del examen del día o de la semana, que son de gran ayuda para fortalecerme especialmente en la desolación que viene del mal espíritu, vivenciando lo que propone Rambla, (2014): “La persona que vive estas mociones, en la medida en que sepa recibir unos y lanzar otras, progresa en el camino de la vida espiritual, una y otra situación son ocasión de avance en la vida cristina avance”. (Pg. 4)

Igualmente, buscar en la actualidad una referencia al estilo de Jesús de Nazaret me es difícil; sin embargo, he conocido en mi ámbito de trabajo a personas que me inspiran en su modo de actuar, específicamente porque buscan el bien del prójimo, dan lo mejor de sí, su puntualidad y calidad sin importar si la procedencia de la persona; así mismo, otros elementos que me inspiran es lo visionario que son para realizar acciones que tengan repercusión en el tiempo y a la mayor cantidad de personas, sin perder la calidad y eficacia de las acciones.

Siguiendo con el párrafo anterior, esas dos personas me inspiran porque pudieron optar por otro camino para enriquecerse o buscar su bienestar personal y familiar, sin embargo, decidieron dedicarse al servicio de otros creando o siendo parte de una ONG; por ende, las características que me inspiran es el servicio al prójimo con calidad, eficiencia y con prontitud, porque las necesidades del otro son apremiantes y a veces de extrema urgencia, esas dos personas de quien hago mención viven de cierta forma lo expresado por Pagola, (2011): “… Entiendo por Espiritualidad de Jesús un estilo concreto de vivir que se alimenta de su Espíritu y que conduce a los que le siguen a vivir al servicio de una vida más digna”. (Pg. 87).

Consecuentemente, el conocimiento interno de Jesús ha sido progresivo porque me he permitido desde las emociones acercarme a Él, en otros momentos lo trataba de hacer desde la razón limitando mi sentir, no ha sido sencillo porque en algunos momentos de oración han florecido muchas emociones que no han sido amenas, pero a medida que salen voy reconociendo la humanidad de Jesús en mí y al mismo tiempo ver mi humanidad en Él, siendo posible por gracia del Espíritu Santo aportando solo mi intensión de sentir al estilo de Cristo. Por lo tanto, percibo el reflejo de Dios a medida que me encuentro con Jesús de Nazaret en la oración, mi alma y actuar se transforman hacia la persona del mesías, es decir, mis acciones progresivamente son reflejo de la persona de Jesús, resaltando que es un desafío abajar mi ego para que se manifieste Cristo.

Partiendo lo anterior, me identifique con lo expresado por Melloni, (2001): “Reflectir, es decir, tomar conciencia del reflejo que lo contemplado va dejando en el interior, dejándose transformar por ello y provocando aquel conocimiento intimo que se convierte en amor y seguimiento”. (Pg. 9). La cita antes mencionada, es similar a lo que he vivenciado desde hace algunos años, la figura de Jesús de Nazaret me ha cautivado y a medida de ir realizando experiencias ignaciana de oración, fui descubriendo el paso de Dios en mi vida, llevándome a preguntarme cómo responder a tanto amor, la repuesta no vino al instante; sino que cada año literalmente renuevo las posibles respuestas de tanto amor de Dios hacia mí, tratando hacerlo desde mi contexto existencial que a lo largo de los años ha cambiado de manera radical; teniendo como referencia una respuesta que me dio un sacerdote Jesuita en un retiro, al preguntarle cómo responder a tanto amor me dijo: dando amor; sin embargo, quede en la misma confusión pero trato que mis acciones sean por lo menos desde el amor a Dios, aunque el destinatario no sea de mi agrado.

Por último, me quiero referir que esta formación ha sido de enriquecimiento en diversas dimensiones de mi vida, resaltando que me aclaro y potencio para ser un acompañante idóneo y asertivo; porque he acompañado desde hace tres años pero sin la formación ni herramientas adecuadas, es decir, lo hacía por buena gente mas no con asertividad sabiendo que Dios iba llevando la obra; sin embargo, al darme cuenta que el acompañar a otra persona es tan delicado y transcendente busque formarme para ello; primero realice un diplomado ignaciano que iba orientado al conocimiento interno de mi persona que duro un año, fue maravilloso porque profundice cada semana en dimensiones de mi vida, además, realizamos los ejercicios espirituales en la vida diaria donde nos asignaban  un acompañante.

Partiendo de lo anterior, ese diplomado no abarcaba la profundización en la estructura de los EE, por ello, comienzo esta formación reconociendo que para ser acompañante primero debo ser acompañado y vivenciar los ejercicios espirituales coincidiendo con Melloni, (2001): “Estas reglas resultan evidentes si son enseñadas por alguien que tiene conocimiento de ellas por haberlas experimentado…”. (Pg.5). Las reglas que menciona Melloni para el discernimiento, las tiene que vivenciar la persona que quiere o es acompañante porque desde allí puede comprender al otro, respetando su proceso y al mismo tiempo esa experiencia del acompañante ayudara a descubrir al acompañado las sutilizas del Buen Espíritu y del mal espíritu desde su realidad de vida. Deduciendo, que a medida que voy formándome me voy moldeando en ser un acompañante asertivo y prudente, pero recordando lo que expresa García Domínguez, (2019): “El acompañante es un pedagogo, solo un instrumento en manos de Dios”. (Pg.4).

BIBLIOGRAFIA

  • Amalfa, Giuseppe, Atmósfera: síntesis holística de las Adiciones de los Ejercicios Espirituales, en Revista Manresa N° 94 (2022), pp 391-400.
  • Arzubialde, Santiago, SJ, “Procure solidarse en el medio para en todo quietarse” [350], en Ejercicios Espirituales, Historia y Análisis, Ed. Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander, 2006, pp.895-909.
  • García Domínguez, Luis María, SJ, Discernir y acompañar escrúpulos, Revista Manresa 91 (2019), 285-288.
  • Melloni, Javier, Atracción de Cristo Jesús, modelo de la divino humanidad, La Mistagogía de los Ejercicios, Ed. Mensajero – Sal Terrae, Bilbao-Santander, 2001, pp.161-174
  • Melloni, Javier, SJ, La iniciación en el discernimiento, en Mistagogía de los Ejercicios, Ed. Mensajero – Sal Terrae, Bilbao-Santader, 2001, pp. 142-148
  • Pagola, José Antonio, Espiritualidade centrada en Xesús, Encrucillada 175 (2011) pp 490-510.
  • Rambla, José María, SJ, Reglas de primera semana [EE 313-327], Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Una relectura del texto (3). Cuadernos EIDES N° 72, Fundación Luis Espinal, Barcelona, febrero 2014, pp 32-38.
  • Valera, Ronald, Reenfocando mi horizonte, En revista digital: Inmediaciones, enero, 2024. (https://inmediaciones.org/reenfocando-mi-horizonte).
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