Alex A. Chamán Portugal
“El imperialismo no vivirá mucho porque perpetra toda clase de infamias. Sostiene con obstinación a los reaccionarios de los distintos países, hostiles a los pueblos. Ocupa por la fuerza muchas colonias, semicolonias y bases militares (…) forzada por el imperialismo (…) la población mundial se está alzando o se alzará en masa a la lucha contra él (…) Es tarea de los pueblos del mundo entero poner término a la agresión y opresión que realiza el imperialismo, principalmente el imperialismo norteamericano”.
Mao Tse-tung
Complejo contexto actual
Hoy, 10 abril del 2020, en circunstancias en que la humanidad es atacada despiadadamente por la genuina pandemia del Capitalismo neoliberal y su fase imperialista que, a su vez, es desenmascarada por la otra pandemia del Coronavirus (COVID 19) somos testigos del reacomodo de la geopolítica mundial por parte de las grandes superpotencias imperialistas: Imperialismo estadounidense versus imperialismo chino, ambos ocupan los primeros lugares en materia económica, política y militar. Más atrás figura la otra superpotencia militar y política como Rusia, y más abajo está la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) europea estancada en la crisis económica y vapuleada por los efectos del COVID19, en tanto la potencia emergente como la India también enfrenta su crisis interna. Lo real y concreto es que se está gestando un Nuevo Orden Mundial (NOM) en beneficio de las superpotencias imperialistas y en menoscabo de las naciones oprimidas, pueblos del mundo y proletariado.
Así como las pugnas interimperialistas entre EE.UU., y China marcaban la agenda de la denominada guerra económica-comercial en los últimos dos años, hoy con mucha sorpresa se aprecia la colusión entre referidas superpotencias, al extremo de que China “pone la otra mejilla” a su ocasional rival y no solo le ofrece ayuda humanitaria (instrumental médico y otros accesorios), sino que la traslada a su propio territorio para enfrentar los embates del COVID19. Y no solo lo hace China, sino también su socio estratégico Rusia. No soslayemos que en “política no existen casualidades”, o sea que de por medio hay “arreglos” y “acuerdos” en función de sórdidos intereses enmarcados en reestructurar un NOM para repartirse regiones y mercados estratégicos, recursos naturales en detrimento de naciones oprimidas y pueblos del mundo. Esas repartijas son tan malévolas como las que motivaron la I y II Guerras Mundiales de rapiña.
La actual coyuntura se caracteriza por el colapso del modo de producción capitalista que ha devenido en vetusto históricamente, el cual está en su fase terminal, o sea decadencia, en realidad es un cadáver insepulto, tal como lo plantearán Marx y Engels en la gigantesca obra: El Manifiesto del Partido Comunista. ¿Por qué el imperialismo yanqui está en franca caducidad?
a) Contracción de la economía de USA, por lo que China la desplaza paulatinamente. Perdida de su hegemonía e influencia económica, al ser superado en el comercio mundial.
b) Incremento de la quiebra de la mediana y pequeña empresa, así como agravamiento del desempleo que lleva a mayor pobreza y extrema pobreza al pueblo estadounidense.
c) Acrecentamiento de su economía artificial a través de la impresión descomunal del dólar que lleva a su mayor depreciación, en contraparte crece el posicionamiento del Yuan chino y otras monedas.
d) Sostenida caída del precio del petróleo que lleva a la ruina a su industria petrolera y mayor deterioro económico.
e) Retroceso en su innovación científica y tecnológica que incide negativamente en su aparato productivo nacional venido a menos. Sostenido debilitamiento de su economía.
f) Derroche de ingentes cantidades de billones dólares en su casi millar de feroces bases militares, esparcidas en el planeta, que a sangre y fuego invaden naciones oprimidas e imponen sus terroríficas políticas imperialistas.
Políticas genocidas del imperialismo y ataques contra la Venezuela Bolivariana
El imperialismo estadounidense -representado por las clases sociales dominantes a través de los sectores económicos, sociales y políticos más reaccionarios y recalcitrantes que articulan una mafiosa maquinaria de explotación y opresión en todas sus formas- hacen efectivo su terrorismo de Estado en grandes proporciones cuyo actuar no solo va más allá de sus fronteras, sino que adquiere alcance mundial, puesto que su tiranía, directa o indirectamente, ha cubierto todos los continentes, sin excepción. Es una detestable máquina asesina tan brutal como su engendro en medio oriente, el despiadado Estado genocida y sionista de Israel. Estados Unidos de América, también así conocido, está envuelta en una de sus más grandes crisis económica, social, política e ideológica (más de 60 millones personas en situación de pobreza y/o extrema pobreza, con una moral burguesa extremadamente decadente) enfrenta con impotencia y hasta operaciones de piratería, por proveerse de accesorios para enfrentar la pandemia, las devastadoras consecuencias de la COVID19 que pone al descubierto el desprecio por la salud pública, por la vida, especialmente de quienes forman parte del pueblo, pues esta fue destruida, por lo que la existente es enteramente privada siendo mercantilizada a niveles inalcanzables.
El imperialismo yanqui que representa el establishment en ruinas, valiéndose del gran complejo militar industrial, intensifica su arremetida contra naciones oprimidas y pueblos del mundo mediante sus crueles sanciones económicas que acrecientan las “crisis humanitarias” en Venezuela, Cuba, Irán, Yemen, etc., y lo más repugnante es que en los últimos días, descaradamente, presentan cargos criminales por narcotráfico y lavado de dinero contra el gobierno venezolano, incluso como si se tratase de delincuentes -cuan ajustes de cuenta- han ofrecido cuantiosas recompensas al estilo de las narco mafias. Eso es en esencia el imperialismo yanqui; una poderosa y terrorífica mafia, afortunadamente senil. Es el cinismo desmedido inherente a una superpotencia que siempre violó el derecho internacional, la libre autodeterminación de los pueblos, que cometió terrorismo abierta o encubiertamente contra organizaciones revolucionarias y sus proyectos emancipadores, contra gobiernos progresistas, reformistas, populistas, incluso democráticos. El imperialismo genocida tiene en su haber no solo incontables matanzas contra pueblos y masas desarmadas, sino también contra gobiernos que osaron oponerse a sus monstruosas políticas. Este nuevo acto de provocación y presión contra Venezuela pretende forzar la salida de los gobernantes de turno y colocar a otros que sean vasallos, tal como lo hizo con muchísimos otros donde el imperialismo impuso gobiernos títeres. En la Venezuela Bolivariana procuran imponer un “gobierno transitorio” que sea completamente lacayo y servil a sus intereses, como lo son los gobiernos neoliberales de Colombia, Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Uruguay, sin incluir los de Centro América.
Resumiendo, el criminal imperialismo yanqui no solo cometió genocidio contra sus aborígenes y población negra, sino también lo ha hecho en incontables ocasiones y de las formas más fieras contra la humanidad a lo largo del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Sin la menor duda ha devenido en un Estado terrorista que no solo se convierte en enemigo de los pueblos del mundo, sino también de su propio pueblo al cual lo sume a mayor pobreza, conculca sus derechos fundamentales, le reprime y aplasta, le manipula mediáticamente para adormecer conciencias y someterlas a un oprobioso control social. El también narco Estado imperialista yanqui trafica con las drogas para controlar a su pueblo, así como para operativizar suculentos negocios con sus socios del narco Estado colombiano y otras mafias que le son funcionales.
Algunas políticas de dominación imperialista
Durante los 1900 implementaron un conjunto de políticas de dominación, por ejemplo:
a) La “Doctrina de Seguridad Nacional” orientada a impedir -a cualquier costo- que ninguna nación oprimida latinoamericana pueda alcanzar su desarrollo y posteriormente su independencia económica, por “atentar a sus intereses”, pues deviene en un riesgo a su hegemonía se seguridad nacional.
b) La Doctrina Monroe resumida en políticas de neocolonización yanqui y oposición a la libre autodeterminación de los pueblos que asumían proyectos antimperialistas, progresistas y revolucionarios.
c) El consenso de Washington expresado en imponer políticas económicas pro estadounidense mediante el neoliberalismo a partir de los 1990. Neoliberalismo que expresa la más artera brutalidad contra las naciones oprimidas destrozando su soberanía, producción nacional y mercado interno, así como, destrozando las conquistas sociales de las masas populares.
Las anteriores decisiones políticas no solo exigían de gobiernos lacayos, sino también de fuerzas armadas y policiales instrumentalizadas para tal fin. Por lo que fue necesario el adoctrinamiento no solo militar-represivo, sino principalmente político e ideológico a las fuerzas armadas, en tanto columna vertebral de un Estado. Así, la llamada “Escuela de las Américas”, también conocida como “Escuela de los asesinos” desempeñó un papel crucial para viabilizar golpes de Estado contra gobiernos progresistas, antiimperialistas, reformistas y populistas, así como contener las justas gestas revolucionarias y crecientes protestas populares apelando al “terrorismo de Estado” contra comunistas, revolucionarios, luchadores sociales y masas desarmadas. Toda la maquinaria de dominación estatal y sus poderes (fuerzas armadas, ejecutivo, legislativo, electoral e informativo) resultaron favorables a las políticas imperialistas, a las saqueadoras empresas transnacionales, y a las explotadoras y opresoras clases sociales dominantes.
Provocaciones y presiones contra la Venezuela Bolivariana
Prosiguiendo con su política genocida, como siempre lo hizo, se prepara a invadir la Venezuela Boliviariana para apropiarse de sus recursos naturales e influenciar geopolíticamente mediante gobiernos esbirros que impondría. Merece destacarse que el imperialismo hace más de sesenta años conspiró contra Cuba y la invadió, pero una vez más salieron ignominiosamente derrotados. Actualmente arrecia con sus sanciones y bloqueo -repudiadas por la comunidad internacional- contra ese ejemplar pueblo que le ha infligido innumerables derrotas demostrando que estratégicamente es “un tigre de papel”. Eso explica porque años atrás se inventaron pretextos y destruyeron Irak, Libia, Siria, ahora sueñan hacer lo propio con la tierra de las “Heroínas de la Independencia” sur americana. Para tal cometido cuentan con el respaldo de la ultrajante OEA y el malvado Grupo de Lima que aglutina a gobiernos esbirros que aplican políticas neoliberales convirtiéndose en verdugos y enemigos de sus pueblos, así como en traidores a la causa latinoamericana. Esos gobiernos de turno proimperialistas merecen el mayor de nuestro repudio.
¿Cuál la posición de la Venezuela Bolivariana?
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha rechazado rotundamente no solo la posible intervención militar Yanqui, sino también ha denunciado el conjunto de agresiones sistemáticas por parte de ese Estado terrorista. Han remarcado que la pretendida “lucha contra el narcotráfico” es un cinismo, pues los diferentes gobiernos de turno de Colombia, fieles serviles, son “el principal productor de cocaína, con el 70% de lo se produce en el mundo y del cual el 93% ingresa a los EEUU”. Entonces, ¿de qué “lucha contra el narcotráfico” habla el imperialismo, si ellos son los principales compinches de la narcomafia, los mayores traficantes y consumidores de drogas del mundo? Se trata de viles justificaciones para agredir, intervenir e invadir al pueblo venezolano.
Reconfiguración geopolítica y la gestación de un Nuevo Orden Mundial
Que en el marco del desarrollo de la sociedad y sus leyes que la determinan se vive el descalabro del imperialismo Yanqui, que durante su existencia cometió y aún comete indescriptibles atrocidades contra buena parte de los pueblos y sus mejores hijos, como superpotencia hegemónica está siendo desplazada por la otra superpotencia imperialista: China capitalista. En ese reacomodo mantienen sus posiciones Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña, en tanto se impulsa la India y Rusia se consolida aspirando a desarrollar su economía, pues es su talón de Aquiles. Brasil también aspira a mejorar su posicionamiento económico, político y militar. Los imperios europeos y el imperialismo estadounidense serían superados por China e India quienes serían los líderes del Nuevo Orden Mundial en un escenario de Ofensiva de la Revolución Proletaria Mundial.
¿Qué es lo que corresponde asumir en tiempos de invasión imperialista?
Rechazar y combatir la nueva agresión (sanciones, provocaciones y presiones) imperialista, que reedita la vejatoria doctrina Monroe “América para los americanos” reduciéndonos a patio trasero de esa potencia con pies de barro. Incapaz de resolver sus propios problemas de hambre y miseria que afecta a vastos sectores de su población, así como, impotente a las secuelas del COVID19 trama invadir la patria de Bolívar y Hugo Chávez para derruirlo sembrando terror como lo hizo con muchísimos otros pueblos. Enfrentar en todos los campos la intervención militar, evitando en la región las devastaciones humanas-sociales como en Irak, Libia o Siria, lo cual sería catastrófico.
Corresponde convocar a los gobiernos antimperialistas, así como a organizaciones, instituciones, personalidades, especialmente a los pueblos a solidarizarse con el pueblo venezolano y prepararse para enfrentar y derrotar al monstruo imperialista como lo hicieron los pueblos de Cuba, Vietnam, Corea del Norte, Afganistán, etc. ¡Yankees go home!
El pueblo venezolano, como lo hicieron otros pueblos del mundo que derrotaron al imperialismo japonés, inglés, francés, yanqui, etc., deberá confiar en sus propias fuerzas y organizarse férreamente para desencadenar una heroica guerra regular frente a las gigantescas fuerzas imperialistas que actuarían con sus secuaces de la OTAN (a la cabeza de sus cómplices Gran Bretaña y Francia), el narco Estado colombiano, el Brasil del proimperialista Bolsonaro y el mafioso Grupo de Lima, sabiendo que lo fundamental es la guerra de guerrillas que le aseguraría su victoria a mediano y largo plazo. El tiempo sería el peor enemigo para los despreciables invasores y sus socios porque la devastación social y política sería tal que progresivamente se levantaría un frente anti guerra, un frente antiimperialista que golpearía en todos los frentes a los enemigos. Los propios pueblos de América entera -en especial de Estados Unidos, Brasil y Colombia- y otros convergerían en oponerse a la agresión imperialista y a partir de la misma forjar un proyecto orientado a potenciar la Revolución Proletaria Mundial y aplastar el Capitalismo y su fase terminal el imperialismo. Como dijera Mao Tse-tung, el pueblo venezolano junto a otros pueblos deberán oponer una justa guerra de liberación a la injusta guerra de neocolonización.
A manera de conclusión
Tan cruel es el imperialismo yanqui que en plena agudización de la pandemia que los afecta como a ningún otro país (infectados, fallecidos y otras secuelas) recrudece sus inhumanas sanciones contra Cuba, Venezuela, Irán, Corea del Norte, Yemen, etc. Los imperialistas históricamente acostumbran hacerse de gobiernos valiéndose de todo tipo de recursos o mecanismos, en su accionar han resultado tan miserables que han superado con creces a los fascistas y nazistas. No solo apelan a los sangrientos golpes de Estado tradicionales, a la eliminación sistemática de gobernantes vía fabricados “accidentes”, sino que en la actualidad han innovado su accionar gansteril y apelan a neogolpismos en que imponen gobiernos vasallos. Su tenebrosa y mafiosa CÍA, así como su “mercenaria diplomacia” son efectivas en ejecutar políticas conspirativas como la conformación de grupos irregulares (escuadrones de la muerte, paramilitares, sediciosos, etc.) como lo hicieron en muchísimos pueblos del mundo. Intensas e inmundas campañas de propaganda de desprestigio y desestabilización como en Cuba, Chile, Venezuela, Perú, Colombia, Bolivia, etc., forman parte de su aterrador repertorio. Su abyecta Guerra de Baja Intensidad (GBI) sigue incólume y esparce sus ponzoñas en la abrumadora mayoría de golpes y neogolpes de Estado en el planeta durante los siglos XX y XXI, esa es la razón para que lleven el espantoso sello de la bestia imperialista y sus circunstanciales socios de toda calaña.
El imperialismo recrudece su ofensiva no solo hundiendo a naciones oprimidas y masacrando a los pueblos del mundo, también destruyendo la naturaleza (saqueo y contaminación de los recursos naturales) y las fuerzas productivas humanas (mayor explotación y enajenación). Asimismo, incrementan la manipulación, adormecimiento y control de la mente humana para convertir a los humanos en seres sumisos a la sociedad de consumo capitalista.
No olvidar las últimas invasiones yanquis a Irak, Libia y Siria, dizque para luchar contra el “terrorismo”, “eliminar armas químicas”, “salvaguardar la democracia”, “sacar a los gobernantes tiranos”, “recuperar la democracia”, “llevar paz y desarrollo”, etc. La pregunta es: ¿Cómo están hoy esos países? ¿Quiénes los destruyeron y los saquean? ¿Quiénes son los responsables de la demolición, de la desolación, de los millones de asesinados, de los millones de heridos-cercenados, de los millones de hambrientos, de los millones de refugiados esparcidos como parias por el mundo, y tantas otras atrocidades infernales?