Sandro D. Velarde V.
La aparición de novelas póstumas del escritor chileno Roberto Bolaño, fundador del infrarrealismo, una suerte de “filial” mexicana del surrealismo francés; agrupación de escritores noveles (en su mayoría vagos y ociosos) que se dedicaban a estropear presentaciones de libros, comentarios literarios, destruir poemas y exposiciones artísticas de los años setenta en el Distrito Federal del México de mediados del siglo pasado, nación preocupada por encontrar entre dictadura y democracia, un nuevo proyecto histórico y cultural que refleje el sentir del mexicano . Poetas emergidos del lumpen y las alcantarillas mostraban ya, mediante un grito desesperado, diferencias con algunos de los escritores del llamado Boom Latinoamericano.
Declarados enemigos acérrimos de Octavio Paz, figura intocable de la literatura latinoamericana aun en nuestros días, ha concitado, por lo menos en el ámbito literario internacional, más de una controversia, debido a la cantidad de títulos inéditos que van apareciendo tras su muerte prematura registrada el año 2003. Un escritor que empezó a ser considerado la revelación de los novelistas hispanoamericanos o quizá, un pretexto del negocio editorial que canoniza autores con el fin de multiplicar ventas en todo el mundo.
Un Bolaño que escribía con un pie en la cumbre de su popularidad y el otro en la tumba, desafiando la adversidad, tal el caso de su monumental novela 2666, que fue escrita con sobresaltos hospitalarios e urgencias médicas, intenta convertirse en referente literario latinoamericano de la última centuria y que hoy, precisamente desde ultratumba, es que emergen obras inéditas del mejor Bolaño, títulos como “Entre paréntesis”, “El secreto del mal”, “La Universidad Desconocida”, “2666”, “El Tercer Reich y “Los sinsabores del verdadero policía”. Que con estilo provocador va ajustando cuentas al mundo literario y editorial.
Esto es lo que sucede con la edición de “El espíritu de la ciencia- ficción” (Alfaguara, 2016) manuscrito de iniciación literaria de Bolaño, que apela al futuro para dar cuenta del pasado y revela, sin la presencia de marcianos, platillos voladores y adelantos tecnológicos, el amor, la amistad, la juventud y el desencanto de una generación de escritores eclipsados por la fama de las “vacas sagradas” y las editoriales. Temas recurrentes en la obra del desaparecido narrador chileno, una especie de memorándum de las preocupaciones literarias y los temas desarrollados en sus novelas consagradas: la desolación, el México de la miseria y la muerte, de los baños públicos y los fantasmas del exilio, el terror de las dictaduras, el amor juvenil y la infamia.
Estos tópicos ya de por sí se convierten en temas adecuados en las novelas de Bolaño, que incluso interesaron a lectores de lengua no española en varios confines del mundo, lo que despertó la atención de literatos y especialistas para analizar, con profunda intención de beatificar al autor de la Literatura Nazi en Latinoamérica.
Pero ¿donde reside la diferencia o más bien el aporte del narrador de “Los Detectives Salvajes” (Premio Herralde de novela, 1998 y Premio Rómulo Gallegos, 1999) frente al monopolio de novelistas beatificados que su narrativa se empeña en desvelar? En su constante persistencia de derribar autores inalcanzables, de sentarlos en el banquillo de los acusados, no solamente en su juventud infrerrealista, sino también sus escritos y en sus provocaciones literarias recientemente publicadas convirtieron a Bolaño, vaya paradoja, en hijo predilecto de las multinacionales del libro, tal el caso de la reciente adquisición de todos los derechos de sus novelas por Alfaguara.
Crítico de la levedad que nos envuelve, o más bien, un escritor realista que refleja, casi a la perfección la realidad del “sudaca”, aunque esa realidad es también parte de la ficción que nos ha tocado vivir sobre todo a los latinoamericanos, incluidas nuestras dichas e infortunios.
Desgarrador y profundamente triste, Bolaño ha realizado la hazaña que persiguieron los vanguardistas de otros tiempos, es decir, crear su propio estilo y contar con su público, una legión de seguidores dispersados por todo el mundo, la mayoría jóvenes que se identifican con Arturo Belano e Ulises Lima.
Ese mundo lleno emociones de búsquedas constantes de fracasos y alegrías efímeras, ese el mundo literario de Bolaño que nos remite al estremecimiento del estar y no estar, de ser parte de los indignados del mundo casi como un mandamiento y de pertenecer, por desventura, al inframundo, ese inframundo de Rulfo en busca de ilusiones y nuevas utopías que se dilucidan en medio de la nada. Referentes casi obligatorios de la prosa del narrador Chileno.
Sus personajes en su mayoría impregnados de literatura universal, ciudadanos de a pie, voces múltiples que van mostrando, mediante sus testimonios, los sueños y frustraciones, las pasiones y perversiones del ser latinoamericano. Esa la esencia fascinante del universo literario del autor que cabalga por su dual protagonismo de detectives literarios y de poetas frustrados destellados en las figuras de Arturo Belano y Ulises Lima en “Los Detectives Salvajes”, el primero alter ego de Bolaño, Jean-Claude Pelletier y Manuel Espinoza en “2666”, Remo Morán y Jan Schrella, alias Roberto Bolaño en “El espíritu de la ciencia- ficción” nos transportan apasionadamente a la búsqueda de nuevas ilusiones, que conllevan dolores y dificultades.
Utopías que encarnan en los espectros de los poetas, en la juventud considerada una estafa. Esa juventud relegada, frustrada, denominada eufemísticamente como el futuro de la humanidad o el divino tesoro, no son más, en la mirada de Bolaño, que los desheredados del mundo.
La pregunta ¿Fue Roberto Bolaño feliz en esa vida nómada dedicada a la escritura y su tozudez con la literatura como horizonte de vida lo que le permitió avizorar su futuro exitoso y en muchos casos predecir incluso su muerte? Creo que sí, ese Bolaño que fue ninguneado por editores y editoriales parece renacer como el Ave Fénix con nuevas y refrescantes obras literarias, que seguramente nos seguirá sorprendiendo con la aparición de otras novelas inéditas. Ese el espíritu de Roberto Bolaño.
El autor es periodista y escritor