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El maltrato animal: Un problema de todos

Jackeline Barriga Nava

En Bolivia ser animal, es no ser nada

El hombre y los animales son parte de la naturaleza y por consiguiente necesitan vivir en equilibrio y armonía; premisa desconocida por las autoridades y profesionales bolivianos. Pregunto: ¿Si la gente supuestamente “pensante” de Bolivia no está consciente sobre la importancia del rol de los animales para su propia vida, cómo serán las demás personas? Tal vez por ese motivo sacarle un ojo a un perro, cocinar viva a una tortuga, o faenar una vaca también en vida sea un tema sin importancia, tal cual sucede con un niño violado sexualmente o una mujer asesinada, una cadena de violencia sincronizada avalada por toda una sociedad.

La teoría de Charles Darwin (1859), el origen de las especies consolidó el racismo biológico de la raza (negra) y la especie, dio lugar a considerar que “el hombre es superior al animal” dejando atrás la visión de los griegos, entre otras culturas donde los animales fueron considerados sagrados y adorados; porque eran superiores al hombre en fuerza, coraje y astucia, por su utilidad y el miedo que causaban.

Esta idea arraigada en el mundo actual, desencadenó una brutal indiferencia hacia los animales, calificados como objetos, seres sin sentimiento, seres perjudiciales, o solo para el provecho del hombre; ocasionando maltrato en todos los niveles.

No obstante, muchos científicos luchan para hacer comprender los derechos y la importancia de los animales en la vida de los seres humanos. Estudios científicos llegaron a  diferentes conclusiones, encontrándose más beneficios que perjuicios por convivir con los animales: Los animales son perjudiciales; porque transportan y transmiten enfermedades, causan agresiones y hasta la muerte del ser humano; según la revista científica Science Alert (2018), los animales más peligrosos para el ser humano en primer lugar se encuentra el mosquito con 725.000 muertes al año, seguido del “animal humano”, peligroso para el mismo ser humano con 437.000 muertes al año, y otros animales letales como la serpiente, mosca tse-tse, chinches, etc.

A la inversa, el ser más peligroso para los animales, el hombre: 53 mil millones de mamíferos y aves, y 140 millones de toneladas de peces mueren para el consumo humano al año, 1,5 millones de animales marinos mueren por su basura, sin contar los animales muertos en carretera, en la caza y tráfico, maltrato animal y otros. El número de muerte animal por el hombre es incalculable y comparativamente abismal.

En cuanto a los beneficiosos proporcionan alimento  (huevos,  leche), compañía (mascotas), transporte (carruajes), materia prima (seda) y sobretodo mantienen la salud del medio ambiente, al mismo tiempo satisface las necesidades básicas (alimento), proporciona calidad de vida y salud al ser humano, sin estos elementos, prácticamente el ser humano se extinguiría. Algunos ejemplos son:

  • Las abejas, son los polinizadores más importantes del planeta, juntamente con las aves y murciélagos, una cuarta parte de las especies de vegetales que florecen depende de ellos y el 70 % de cosechas para el “alimento humano”.
  • El plancton, engloba bacterias, virus, microbios y pequeños animales que se mueven arrastrados por las corrientes y vientos del océano, sirven de alimento prácticamente a toda la vida marina. El plancton vegetal o fitoplancton produce “la mitad del oxígeno que respira el ser humano”, absorbe gran parte del dióxido de carbono presente en la superficie y aminora el efecto invernadero.

Los animales mantienen vivo al ser humano todos los días, por esta razón ejemplifico con otros animales, para subrayar que ningún animal existe inútilmente en el planeta tierra:

  • Un quirquincho o armadillo,  con una alimentación de seres invertebrados, hormigas y termitas controla la cantidad de insectos y plagas, lo cual ayuda al ser humano al bienestar físico y económico, manteniendo salud pública y cosechas; no obstante son cazados por su carne y caparazón para la creación de charangos.
  • El perro, por su predisposición biológica de apoyar, son ayudadores de personas paraliticas, con enfermedades mentales graves, deprimidas, víctimas de violencia; en la fase de crecimiento de los niños, convivir con perros les reduce el riesgo de desarrollar alergias y asma, entre otros beneficios. Los perros verdaderamente mejoran la salud mental y física del humano más que cualquier otro animal.

El hombre adquiere numerosos beneficios de los animales, por esa razón es decepcionante reconocer la poca consciencia, empatía y compasión hacia el sentir de los animales; incluso hasta la biblia menciona a los animales en Éxodo 23:4, 5; Deuteronomio 22:10; 25:4 señala: Dios les ordenó que cuidaran y protegieran a sus animales, que les dieran suficiente alimento y que los dejaran descansar. Las personas por lo visto no obedecen a Dios; pero les gusta ir los domingos a la misa.

La Declaración de Cambridge (2012), confirma científicamente que los animales tienen “conciencia” en la misma medida que el ser humano, el gran investigador Jesús Mosterín (2013) concluye: “El ser humano evolutivamente no se encuentra delante de ningún otro animal, simplemente se encuentra en diferente camino y es un animal; un animal humano de otra especie que forma parte de la naturaleza”.

Otros estudios científicos demostraron, que el maltrato animal es un indicador de deterioro social y de bienestar humano, son detectores precoces de situaciones de riesgo y se incorpora dentro de las “patologías mentales”, los actos violentos hacia los animales no son indicadores de una psicopatía exclusivamente dirigida hacia ellos (los animales), al contrario es parte de la escala de violencia hacia los humanos.

“Por ejemplo: Muchos asesinos inicialmente comienzan matando y torturando animales cuando es menor de edad”, asegura Robert K. Ressler (2018), quien ha desarrollado perfiles de asesinos en serie para el FBI. Los estudios realizados han convencido a los sociólogos, legisladores y jueces,  que  los  actos  de  crueldad hacia  los  animales “merecen una atención especial”. Esto puede ser la primera alerta de una patología, ya que los delincuentes que cometen delitos con violencia, tienen un mayor índice de probabilidad de haber maltratado animales cuando eran niños, adolescentes, jóvenes que aquellos delincuentes no considerados violentos. Los actos violentos de estos individuos lo incorporan en sus propias familias, relaciones interpersonales y hacia sus conocidos, como es la violencia intrafamiliar, feminicidios, asesinatos, violencia sexual, física a niños, jóvenes y adultos. Como antecedentes de algunos criminales se menciona a:

  • Russell  Weston,  Torturó  y  asesinó  a  12  gatos: Les quemó y les cortó la cola, patas y orejas; les aplicó químicos tóxicos en los ojos para cegarlos; los obligó a ingerir veneno y los colgó de varios árboles. Posteriormente asesinó a dos oficiales de policía en el Capitolio de los Estados Unidos, en Washington, D.C.
  • Peter Kurten, “El monstruo de Dusseldorf”, torturaba perros y practicaba la peor de las bestialidades al asesinar animales. Asesinó y violó a más de 50 adultos y niños.
  • Randy Roth, ató con cinta adhesiva a un gato al motor de un auto y utilizó una lijadora en una rana. Asesinó a golpes a dos de sus esposas y trató de asesinar a la tercera.

La infinidad de antecedentes que marcaron la historia violenta del hombre es fenomenal; sin embargo Bolivia no está muy alejada de esta realidad, simplemente observando el comportamiento de vecinos o visitar las zonas rurales y naturales se puede concluir con escenas escalofriantes. No existen sociedades en el mundo con crueldad animal; pero exentas del maltrato hacia humanos. La violencia es una cadena.

Asimismo, en Bolivia llama la atención tanta indiferencia con los animales: Caza indiscriminada, tráfico de animales vivos y muertos, la mayoría de los albergues, refugios y zoológicos no cumplen con estándares internacionales de bienestar animal y conservación, deforestación y destrucción del hábitat, desprotección en áreas y reservas naturales, contaminación minera en agua y aire, chaqueos, abandono de mascotas, agresiones físicas y sexuales, sobrepoblación específicamente de perros, criaderos de animales ilegales, comercialización ilegal de animales y sus partes en ferias rurales y urbanas, mataderos clandestinos con animales en situación precaria, existencia de animales en trajes folclóricos, falta de políticas para enfrentar desastres naturales, cambio climático y por último y la más grave: El no cumplimiento o mal cumplimiento de normativas desde la Constitución Política del Estado y acuerdos internacionales hasta las leyes municipales.

Parece que el discurso político de la cosmovisión andina únicamente sirvió como instrumento  manipulador, inocentemente creímos que la “Pachamama” estaba protegida, al contrario es saqueada como los españoles en versión boliviana. En líneas generales la cosmovisión andina presenta una interesante filosofía; porque desarrolló conciencia, respeto, gratitud y responsabilidad con la biodiversidad, menciona que los animales no son propiedad del hombre, son prestados por las deidades (Apu, Pachamama), la abundancia o escasez por la comunidad dependían del trato respetuoso y dedicación a los animales y plantas, no existía la supremacía antropocéntrica, el maltrato era un delito contra la vida y sancionado moralmente, por lo cual producía el mucuy: Padecimiento de las personas por escasez de alimentos de origen animal y vegetal, incluso en sus rituales el animal era sacrificado sin dolor, entre otras características lo cual resumo en una frase: “Ambos nos damos la vida”. En la época postmoderna, el disque originario campesino solo tiene el nombre.

Y para colmo, las personas defensoras de animales enfrentan el raciocinio de un cierto tipo de personas “sin importar condición social e intelectual”, calificando la lucha de los animales como una causa menor: Son personas que incentivan a la degradación moral de la sociedad. No se equivocó Mahatma Gandhi cuando dijo: “La grandeza y el progreso moral de una nación puede medirse por la forma en que trata a sus animales”.

Propiciar la presión y denuncia pública, abrir espacios de diálogo, imponer sanciones  gravísimas a las personas que infrinjan los derechos de los animales y medio ambiente, delimitar investigaciones científicas en área de biología, ecología, medio ambiente, psiquiatría, salud pública, y ramas afines, concientizar por medios masivos, implementar políticas educativas en ámbitos formales, llenar vacíos legales, plantear proyectos integrales y algo bien fácil “cumplir las leyes actuales”, será el comienzo del cambio.

Por último, los animales pueden vivir sin el ser humano, pero el ser humano no puede vivir sin los animales. La sociedad boliviana es cómplice de su propia degradación humana.

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