Ronald Valera
Desde que en 1948 se realizó la declaratoria de los DDHH, el camino es más visible para transitar, pero al mismo tiempo es cuesta arriba; al inicio, la declaratoria fue una respuesta para evitar el asesinato en masa de millones de personas, después de las muertes en la segunda guerra mundial, de judíos en mayor proporción, pero también de homosexuales, de personas con alguna condición especial o sencillamente la muerte violenta de quien que no estaba de acuerdo con los nazis. En ese momento era habitual el maltrato físico en todas sus formas para obtener y mantenerse el poder.
Así mismo, ya con los años, la claridad en la defensa de los derechos humano fue permitiéndole a la sociedad comprender que todas las personas son sujetos de derechos desde su concepción hasta su muerte, para ello, se conformaron grupos y personas que vigilan que los Estados y sus estamentos generen condiciones para que cada persona disfrute de sus derechos. Evidentemente los individuos y los organismos defensores de los DDHH son la piedra de camino de aquellos Estados donde se vulneran los DDHH; muestra de ello es Rusia donde las ONG son catalogadas como agentes espías del extranjero, en Nicaragua, Venezuela y Cuba dichas organizaciones tienen la misma categoría; en cambio, una forma de obstaculizar el trabajo de los defensores de los DDHH de otros países menos autoritarios, es dominarlos con amenazas o simplemente toman la institución, infiltrando a personas afines al gobierno de turno para que sean parte de la directiva, pasando de ser una organización pro DDHH a una organización pro gobierno de turno.
Por otro lado, en otros países con estado de derecho, las organizaciones defensoras de los DDHH, también son una piedra en el camino de los poderosos, con la diferencia que en una nación en donde funciona el estado de derecho, los activista de los DDHH tienen una incidencia en la dinámica interna de la nación; en cambio en los países autoritaristas-dictatoriales es menor la incidencia, pero es de gran importancia para documentar los desmanes del poder, mientras que la justicia puede tardar años en llegar, ejemplo de ello es la condena de Fujimori en Perú por la esterilizaciones de mujeres indígenas sin el consentimientos de ellas y la más reciente la investigación de la Corte Penal Internacional al dictador Maduro por violaciones a los DDHH en los últimos años, que fueron documentados por diversas organizaciones pro DDHH donde sus miembros son perseguidos, encarcelados o exiliados, pero a pesar de todo siguen con sus acciones de ser vigilantes y defensores de los DDHH.
Ronald Valera es Filósofo
