Homero Carvalho Oliva
La antología «TRATADO INVEROSÍMIL DE BREVEDADES AMOROSAS«, que incluye textos de sesenta y tres escritores y escritoras de Hispanoamérica, un libro de 392 páginas para leer, disfrutar y atesorar en nuestras bibliotecas virtuales, acaba de ser publicado por Editorial EOS Villa, de Argentina, un proyecto que se caracteriza por la difusión digital de microficción y poesía por el simple gusto de compartir. El catálogo de grandes títulos de escritoras y escritores contemporáneos es producto de una cuidadosa selección del editor, Yu’i Páez, con la curaduría de Piero De Vicari.
Piero De Vicari, Curador de la Colección Literatura de las Américas de la Editorial Digital EOS VILLA, poeta y escritor, nos informó que la inclusión de autores para dicha antología, es por invitación especial, para que escriban “tres microficciones de hasta doscientas (200) palabras, con el tema: El amor en la pareja (heterosexual, homosexual, trans, etc.) tomado desde el punto de vista del humor, la ironía, el absurdo o lo fantástico. Todo ello con el debido respeto, sin menospreciar géneros o golpes bajos, denostaciones o burlas”.
Integran este volumen los siguientes microficcionistas: Roberto Perinelli, Lilian Elphick, Ricardo Bugarín, Nana Rodríguez Romero, Homero Carvalho Oliva, Ildiko Nassr, Alberto Hernández, Claudia Beatriz Felippo, Manu Espada, Silvina Rufino, Marcos Robledo, Claudia Villafañe Correa, Ginés Cutillas, Elisa Logan, Jorge Quispe Correa Angulo, Laura Nicastro, Edgar Allan García, Sandra Concepción Velasco, Hugo Patuto, Angélica Santa Olaya, Alejandro Bentivoglio, Sara Coca, Kras Quintana, Carmen Nani, José Manuel Ortiz Soto, María del Carmen Díaz, Gabriel Pérez Martínez, Raquel Guzmán, Sergio Astorga, Claudia Cortalezzi, Armando Alanís, Lorena Escudero, Nicolás De Vicari, Katalina Ramírez Aguilar, Rogelio Ramos Signes, Karla Barajas, Eduardo Gotthelf, Amalia Cordero, Alberto Pocasangre, Mariángeles Abelli Bonardi, Chris Morales, Julia Guzmán, Alberto Sánchez Argüello, Laura H. Zúñiga, Omar Ochi, Eliana Soza Martínez, Fabián Vique, Denise Armitano, Ricardo Álvarez Moncada, Susana Noemí Cordisco, Ricardo Calderón Inca, Dina Grijalva, José Luis Bulacio, Carmen Tocay Gómez, Pedro Guillermo Jara, Susana Szwarc, Javier Perucho, Mónica Cazón, Jorge Barriga, Mónica Ruíz Díaz, Camilo Montecinos Guerra, Geraudí González Olivares, Omar De Pauli, Liliana Espinoza Tobón, María Esther Wagner y Piero De Vicari.
La antología está dedicada a nuestra querida A Violeta Rojo, in memoriam, cuya partida nos dejó acongojados. Todo mi cariño su recuerdo.
Piero De Vicari, en el prólogo titulado PREFACIO CON FLECHA DE CUPIDO, señala:
Tal vez el título de esta antología pueda resultar pretencioso. Y lo es. Pero vayamos por parte. El tratado resulta ser un género literario perteneciente a la didáctica que consiste en una exposición integral y ordenada de conocimientos sobre una cuestión o tema concreto. Este volumen reúne esas características.
Inverosímil, es decir: increíble, anormal, fabuloso, ilógico, improbable, inconcebible, irracional. Todos estos adjetivos calificativos (mezclados con otros igualmente apetecibles) están esparcidos en estas páginas, a sabiendas de que, la verosimilitud en la ficción, la otorga el lector cuando se vuelve cómplice de quien escribe. A ello aspiramos: lectores que abreven de esa complicidad.
Lo de brevedades amorosas tiene su anclaje en esa frase popular que infiere (con toda verdad y justicia) que el amor en una pareja es eterno mientras dure, como los orgasmos. “Breve vida feliz / Breve muerte feliz”, pontificaba en sus versos el poeta Mario Trejo.
Los escritores hispanoamericanos que integran este libro, nos acercan sus miradas particulares sobre el amor en la pareja, ostentando la absoluta libertad de crear, imaginar y exponer lo que la microficción -como modalidad narrativa- nos propone: representar el universo desde lo ínfimo.
El humor, la ironía, lo absurdo, lo real o fantástico y otros temas ligados a lo amoroso, germinan en estas hojas y en los ojos afrodisíacos que posan su vista en los textos. Ya lo vociferaba a los cuatro vientos el angelado Antoine de Saint Exupéry: “El amor es lo único que crece cuando se reparte”.
Dejémonos llevar entonces por la alegría que supone compartir estas brevedades, disfrutando de un tiempo y espacio que nos convoca para identificarnos -desde la literatura- con tal o cual historia, con tal o cual personaje, con tal o cual destino.
Veámonos todos en la imagen que refleja este gran espejo de palabras. Al fin y al cabo, somos hijos de esa pasión que nos reúne en la piel y, a través de la descendencia, nos eterniza.
En esta exclusiva lista ,de sesenta y tres escritores y escritoras de Hispanoamérica, se incluyen los textos de cuatro escritores bolivianos: Eliana Soza, Jorge Barriga, Sandra Concepción Velasco y Homero Carvalho Oliva, de quienes, la Revista Inmediaciones les presenta una de las tres microficciones o microrrelatos incluidos en esta selección cuyo tema es inagotable. Los invitamos a leernos como una manera de provocarlos a descargar el libro que se incluye en la parte de abajo y a disfrutar de los textos de todos los escritores y escritoras incluidos.
Eliana Soza
JUGANDO AL AMOR
Reunió todos sus ahorros y le pagó al hacker, que un amigo de la oficina le había recomendado. Estaba enamorado, desde niño, de Alina Lafontaine, la chica más hermosa del colegio. Tras el bachillerato, la fue rastreando y cuando vio su nombre en el “Match del Amor”, servicio de emparejamiento del gobierno, supo que era su oportunidad. Alina, ilusionada, por conocer al amor de su vida, revisó los resultados un par de días después. Cuando vio la fotografía y el nombre de su match ideal, frunció el ceño. Imaginó algo diferente, pero confiaba en la IA que, después de analizar información pormenorizada de los participantes, conseguía a tu pareja perfecta.
En la boda, a él se lo veía rebosando felicidad y a ella suspirando a cada minuto. Las primeras semanas de matrimonio fueron tranquilas, pasados los meses, el pobre hombre entendió por qué no se juega con el amor. Tuvo que escapar a otro planeta, trabajar de minero y cambiarse el nombre, no fuera ser que su esposa tóxica lo encontrase.
Jorge J. Barriga Sapiencia
CONTRATO DE AMOR
Ambos permanecían recostados en la cama exhaustos por el encuentro sexual. Él se sentía satisfecho y preocupado al mismo tiempo. Conversaron, mientras fumaban un cigarrillo, un largo rato antes de vestirse.
El resto del fin de semana no pudo sacársela de la cabeza. Si bien la atracción había sido mutua desde el principio, a él le pareció excitante aprovecharse de la situación. Ahora estaba enganchado. Sin embargo, se enfrentaba a un dilema: le propuso renovar su contrato como proveedora a cambio de una cita que había terminado en la cama; aunque él carecía en absoluto de poder de decisión.
El lunes empezó su tortura. Ardía de ganas por verla, pero temía que le reclamara por el contrato. Temblaba cada vez que recibía nuevos mensajes, ella casi no tocaba el tema laboral.
Sugería de maneras directas e indirectas la idoneidad de la propuesta de su amada, en momentos y formas siempre inoportunas llamando la atención de sus colegas. Una negativa lo dejaría como un total hijo de perra, no tenía otra salida que blanquearse con una confesión de su desesperación, apelar a la lástima y el buen momento pasado el fin de semana.
El viernes se la cruzó en un pasillo, se puso nervioso, la apartó para contarle la verdad, notó que llevaba un folder de la empresa, ella le dijo que ya lo sabía, que así empleaducho le gustaba.
Sandra Concepción Velasco
CAMUFLAJE
Llevaba un tajo en la voz, no tenía ninguna expectativa. Capaz fue eso lo que incendió el amor, una pasión a fuego lento, como se hacen las sopas de las abuelas en las fiestas, siempre consistentes, con especies de hojitas secas pero aromáticas. Nunca pensé en enamorarme, creía que eso era un oficio que no se me daba. Siempre fui rara, si fuera hombre sería igual de excéntrico, es mi naturaleza, un octópodo de tres corazones, nueve cerebros, una reina de sangre azul.
Homero Carvalho Oliva
FRUSTRACIÓN
La noticia de la trágica muerte de su esposo la confundió. En la puerta de su casa los policías le informaron que había perdido la vida atropellado por un vehículo conducido por un borracho. Encarnación quedó perturbada, luego gritó, gritó, inconsolable como nunca lo había hecho en su vida. La fatalidad sucedió justo el día de su aniversario de bodas, esa noche iban a celebrar treinta años de casados y, esa mañana, por fin, ella había decidido vengarse por los malos tratos recibidos durante años de vida en común, tanto tiempo acumulando coraje para que un ebrio le arrebatara la satisfacción. Despidió a los uniformados comprometiéndose a ir a la morgue al día siguiente. Se calmó, se lavó la cara, sirvió los platos con la comida favorita del difunto, sazonada especialmente para él, dispensó vino en las copas de cristal de Bohemia, obsequiadas por la suegra que nunca la quiso. Sus ojos, rojos de ira y de llanto, repasaron el envenenado guiso de carne, se sentó en la cabecera de la mesa, lugar reservado para el difunto, usurpó los cubiertos que sólo él usaba y se preguntó si aún valía la pena vivir.