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Contraataque camba

Santa Cruz se ha convertido en el principal espacio de actividad política en el país, ha dejado de ser únicamente una jurisdicción generadora de riqueza y marca la dinámica política nacional. El gobierno de Luís Arce está rearticulando a las distintas oposiciones derrotadas por más de 14 años por el MAS. Los seis puntos aprobados por un multitudinario cabildo con resonancia modesta en 8 capitales departamentales traducen una agenda de reivindicaciones ciudadanas:

  1. Aprobar una ley para la provisión del servicio de seguridad ciudadana, a través de una guardia departamental.
  2. Establecimiento del Defensor del Pueblo Departamental.
  3. Recolección de firmas, para que, mediante un referéndum, se exija una reforma parcial de la Constitución que permita que los jueces y fiscales sean ciudadanos honestos y probos.
  4. Presentar una ley a la Asamblea Legislativa Plurinacional que permita a las asambleas legislativas departamentales elaborar y aprobar ternas autonómicas para preseleccionar a candidatos a magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental y consejeros del Consejo de la Magistratura.
  5. Exigir se instruya y viabilice la aprobación de una Ley de Amnistía que, en un plazo no mayor a 30 días, determine la liberación del gobernador cruceño y todos los presos políticos. En caso de incumplimiento, impulsar activamente un proceso constitucional para revocar el mandato del presidente Luis Arce Catacora.
  6. Exhortar a todos los partidos políticos de oposición a construir un proyecto único para las próximas elecciones del 2025.    

El punto cinco es el más llamativo ya que un referéndum revocatorio es un arma de doble filo. El 2008, cuando Evo Morales fue sometido a ese procedimiento validatorio, se comprobó el desatino de una medida mal calculada por una oposición política desesperada. Pero Morales tenía a su favor la vitalidad del “Proceso de cambio”, un contexto económico óptimo (nacional e internacional), una mayoría sólida en la Asamblea Legislativa Plurinacional, la juventud de un movimiento popular que clamaba por reivindicaciones sociales necesarias y la urgencia de reformas contundentes a la estructura de un Estado republicano históricamente excluyente.

Luís Arce dirige esforzadamente un movimiento desgastado, fracturado, carente de las condiciones económicas favorables, con una pobreza notable de carisma y falta de experiencia política palpable. Un Ministro de Economía “competente” no equivale a un gobernante eficaz, un subalterno eficiente no compensa un líder político curtido. Morales no hubiera cometido los errores que Arce y su improvisado gabinete político no se cansan de cometer. ¿Alguien duda a estas alturas del grave error de detener a Luís Fernando Camacho? El gobierno del MAS le ha regalado una bandera política nacional a una oposición electoral y moralmente derrotada, le ha dado un impulso vigorizante a sectores que derrocaron a su exjefe el 2019 en un contexto de profundas divisiones en el MAS. No pelean solamente por liberar a una autoridad legítimamente elegida, se propone además una reforma judicial, iniciar un proceso de reorganización federal del Estado y consolidar una oposición única de cara a los próximos comicios nacionales. Una agenda opositora emergente con la posibilidad de abrir nuevos horizontes de lucha.

¿Cómo responderá el oficialismo a este nuevo desafío? ¿Puede esta nueva etapa de la polarización del escenario político provocar la unificación del MAS en torno a Luís Arce? Un hombre como Evo Morales, que preferiría ver reducido el país a cenizas con tal de ser el rey de las cenizas, ¿Decantará por apoyar al hombre que eligió como ficha provisional de reemplazo y que se atrevió a desafiarlo? David Choquehuanca, “descendiente” de Incas y poseedor de un considerable respaldo popular en el occidente del país, ¿Apoyará ciegamente a quién lo desplazó de la candidatura a la presidencia por el MAS? ¿Hasta dónde llegará el impulso unificador de la oposición? ¿Podrán superarse egoísmos personales, sesgos regionales y rivalidades espurias para derrotar a un masismo fragmentado? Esas son preguntas cuyas respuestas marcarán la intensidad de la lucha política este 2023.

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