Alex A. Chamán Portugal
«Yo nací un día que Dios estuvo enfermo» – César Vallejo
César Abraham Vallejo Mendoza nació el 16 de marzo de 1892 en la localidad rural de Santiago de Chuco departamento de La Libertad – Perú y falleció el 15 de abril de 1938 en París – Francia. Perú fue cuna del Tawantinsuyo y del más grande movimiento social revolucionario de su historia iniciado en mayo de 1980 y dirigido por el Partido Comunista fundado por José Carlos Mariátegui, en tanto Francia fue cuna de la revolución francesa o burguesa y hoy de las infatigables luchas de los “chalecos amarillos” que representan una de las gestas reivindicativas antineoliberales de los pueblos del mundo en los albores del siglo XXI.
En Vallejo se puede aplicar muy bien el postulado marxista de que el “ser social determina la conciencia social”, puesto que él nació, creció y vivió, como la gran mayoría del pueblo, en un medio social no solo de necesidades insatisfechas, sino también de injusticias sociales y sufrimientos humanos, propio de un país semifeudal y semicolonial. Siendo “provinciano” padeció con más fuerza los rigores de este viejo orden, de las políticas estatales que golpeaban a las masas populares y de los gobiernos de turno funcionales a la explotación y opresión burguesa. El “poeta comunista”, así también conocido mundialmente, bebió antes de nacer y en su trajinar las inmisericordes calamidades que laceran el alma y existencia de los sometidos. Eso explica su precoz irreverencia y rebeldía social, así como su férreo compromiso político con la revolución comunista hasta el fin de sus días. La vida y obra de Vallejo muestra irrefutablemente lo afirmado.
Históricamente los ideólogos, intelectuales, pensadores, escritores, poetas, etc., se han visto obligados a tomar posición política en una sociedad escindida en clases sociales contrapuestas, y lo han manifestado directa o indirectamente en sus obras; unos han sido más explícitos que otros, en tanto otra parte ha procurado mostrarse como “neutra”, “apolítica”, “apartidaria”, etc. Este es un fenómeno subjetivo, por ende, irreal muy común también en los tiempos que corren. Cuando entramos al campo de la filosofía y preguntamos: ¿Cuál es su problema fundamental? Respondemos que la misma gira en torno a establecer la primacía de la materia o de la idea, de lo corporal o lo espiritual. Siendo así consideramos la concepción filosófica materialista y la concepción filosófica idealista, aunque algunos plantearon una pretendida tercera filosofía: el agnosticismo, a lo que Lenin (jefatura de la revolución proletaria rusa) desenmascaró sosteniendo que en esencia el agnóstico era un idealista. Así como muchos redujeron y reducen a la filosofía como “campo del saber” de carácter contemplativo o interpretación del mundo, Marx acertadamente sostuvo que esta, en tanto ciencia, debe transformarlo. Así, surge la concepción científica materialista dialéctica que plantea la transformación del mundo, es decir, de la naturaleza, de la sociedad y del mismo hombre.
¿Y qué tiene que ver lo anterior con Vallejo? El autor de la novela proletaria “El Tungsteno” asumió militantemente el materialismo dialéctico o filosofía marxista, en tanto concepción científica del mundo, es decir, encarnó y aplicó el marxismo-leninismo que representó para su época lo más avanzado de la ideología de la última clase de la historia. ¿Cómo así? Fue ferviente militante del Partido Comunista de Francia y España, en teoría y práctica, o sea consagró sus fuerzas a la causa comunista. Vallejo entendió, como pocos, el internacionalismo proletario. Eso explica su abnegada entrega a las luchas de los pueblos francés y, principalmente, español.
En la parte ¡Cuídate, España…! del poema “ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CÁLIZ”, deja muy en claro su posición política al remarcar: “¡Cuídate de la hoz sin el martillo, cuídate del martillo sin la hoz!, ¡Cuídate de la víctima a pesar suyo, del verdugo a pesar suyo y del indiferente a pesar suyo!”. Vallejo no solo es claro en la ideología científica del proletariado, sino también en la alianza obrera-campesina cuando se refiere al martillo y la hoz respectivamente, incluso va más allá al caracterizar a los neutros, apolíticos o apartidarios como indiferentes. ¡Ese es el escritor al servicio de la revolución! Recordemos que él sostenía inobjetablemente que “el artista es, inevitablemente, un sujeto político”, lo que explica por qué creó en París Francia una Célula Marxista Peruana afiliada al PCP. Vallejo como artista, por consiguiente, como sujeto político asumió posiciones políticas progresistas y revolucionarias. Era de aquellos que entendía que la política también dirige al arte como instrumento de la lucha de clases.
¿Y qué refiere el PCP acerca de César Vallejo? El Dr. Guzmán en el documento “Sobre Arte y Literatura” afirma que el autor del relato social “Paco Yunque” -que aborda la problemática social de explotación y opresión, así como las causas estructurales del acoso o violencia escolar (bullying)-, “expresa el alma mestizo-indio (…) Su sentimiento de dolor es por la opresión, siente profundamente por los de abajo, toma posición por la clase, el pueblo (…) está por un arte nuevo, proletario”. Aquí se destaca sus hondos sentimientos por las clases sociales que sufren cruel dominación y opresión (clase obrera y campesinado especialmente pobre), así como ignominioso trato por parte de las clases sociales explotadoras (burguesía y terratenientes). ¿Qué más se dice de Vallejo? “En conclusión, es nuestro más grande poeta. Fue comunista, pero tenía problemas, porque fue poco el tiempo que tuvo para forjarse”. ¡Excelente! Esto último caracteriza, en su real dimensión, lo que fue Vallejo: un hombre identificado con los “de abajo”, un escritor al servicio de la revolución que como teoría y método coadyuve a construir la nueva sociedad socialista y demoler la caduca sociedad capitalista. Todas estas aseveraciones expresan su grito literario y artístico.
Como refería Mao Tse-tun “El largo caminar prueba la fortaleza del alma” y eso precisamente forjó Vallejo en su corta, pero extraordinariamente fructífera existencia física. En suma, lo que distinguió magnánimamente a Vallejo fue su aleccionadora posición de clase, su internacionalismo proletario y su servir al pueblo con desinterés absoluto. Estos pilares que pintan de cuerpo entero al gran internacionalista proletario se constituyen en fortificaciones ideopolíticas que deben emular aquellos que no solo lo admiran, sino aquellos que están dispuestos a proseguir su bellísima e inmortal obra.
En un aniversario más del natalicio de César Vallejo, rendimos este humilde homenaje a través de la trinchera: Perspectiva Internacional ¡Una necesidad histórica al servicio del pueblo!
¡HONOR Y GLORIA A CÉSAR VALLEJO!