Donde termina la ley, comienza la tiranía -John Locke
“Dividir para vencer” es el viejo adagio político y militar repetido y practicado desde siempre. Es también el principio aplicado por el régimen masista consistentemente a lo largo de sus 17 años en el poder, para derrotar electoralmente a la oposición, además de imponerle su refinado fraude sistémico.
Hoy, el MAS ha conseguido así no solo permanecer en el gobierno, sino dar un paso más: ha creado su propia oposición crítica para reflotar a Evo Morales, siguiendo tácticas ya probadas por el fascismo argentino, que conocemos como “peronismo”, que nunca cae del poder y se recicla a sí mismo, tal como lo hizo el PRI en México durante 70 años.
Parece pues lógico entonces que, para enfrentar al MAS, la oposición boliviana debe estar unida, en una candidatura de consenso, producto de la voluntad popular expresada en el voto en una “pre-primaria” ciudadana, al margen de las limitaciones de la ley electoral y la de partidos creadas por el mismo MAS para engrillar a la oposición.
Los 833.115 ciudadanos que firmaron en la consulta para reformar la justicia podrían ser, por naturaleza, la base cierta de electores para esa “pre-primaria”, una vez digitalizadas sus firmas. Un privilegio al que tendrían acceso, en forma voluntaria, abriéndose los libros inconclusos para que se registren aquellos ciudadanos que deseen participar de esa pre-selección.
Al no contar con un liderazgo inequívoco de la oposición, alrededor a quien construir la unidad, analicemos las dos opciones existentes:
- La tradicional o corporativa. Los sistemas corporativos de gobierno, y no quiero llamarlos “fascistas” por la concepción negativa que ha adquirido este apelativo, se organizan con grupos corporativos.
El fascismo gobierna a través de acuerdos sectoriales con agrupaciones sociales (como confederaciones, sindicatos, etc.), es de derecha o de izquierda, como fueron Mussolini, Hitler, Franco, Castro, Perón o Trump, entre otros. Lo es también el MAS en su “plural-nacionalismo” corporativo. Privilegian a los grupos de poder organizados y disciplinados; dejan fuera a los ciudadanos libres e independientes, principalmente a los pobres y a las minorías no organizadas; fomentan el “pongueaje”, el sometimiento a través del “jefe”, “dirigente” o “cacique” de turno; y tienen una relación de naturaleza transaccional con el poder y consecuentemente son proclives a la prebenda y a la corrupción pública. ¿Suena familiar?
2. La democrática, liberal y republicana. Es aquella, por el contrario, en la que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y eligen en forma individual, directa y secreta, mediante voto directo, sin obediencia ni sometimiento a ningún grupo y ¡de manera libre!
El desafío entonces es qué mecanismo utilizar para elegir a la cabeza y a las listas parlamentarias de esa “Oposición unida”.
No debería ser solo entre grupos de poder, reales, figurados o partidos que tengan la “licencia” del Tribunal Supremo Electoral, controlado por el régimen, ni agrupaciones espontáneas autoproclamadas representativas de la ciudadanía mas no elegidas democráticamente, sino a través de una elección abierta y directa entre los candidatos de oposición.
Los postulantes lo harían en base a la adhesión a un decálogo democrático, republicano y liberal; adheridos plenamente al cumplimiento de la Carta Democrática de la OEA (2001), a la que se sometan contractualmente.
Se pudieran presentar cuantos candidatos deseen y califiquen, conduciendo sus campañas nacionales y ofreciendo sus propuestas a la ciudadanía. La mayor votación obtenida en la “pre-primaria” debiera establecer la prelación de las candidaturas y su relativo “capital político” para la conformación de las listas electorales y posterior gobierno.
La sociedad civil y la prensa nacional independiente organizarían conferencias y presentaciones de los candidatos en orden a encuestas sucesivas de prelación. Y los “pactos de unidad” estarían a cargo de organizar las pre-primarias y promoverlas mediante los “Patricios demócratas independientes”.
El candidato vencedor tendría acceso al “Fondo Democrático” de la candidatura de unidad (Bolsa Única), para financiar su campaña oficial. Los restantes se comprometerían a facilitar su(s) sigla(s) al ganador.
¡La candidatura única de oposición proclamará la reconciliación nacional y el retorno a los valores republicanos democráticos y solidarios!
Ronald MacLean Abaroa fue Alcalde de La Paz y ministro de Estado