Uno de los factores más relevantes que apuntala el desarrollo de Santa Cruz es la capacidad de asociación de sus habitantes, de sumar esfuerzos para superar obstáculos, por el bien común. Un ejemplo de ello es la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz), a la que felicito por cumplir 55 años.
¿Sabía que en 2020 -pese a la crisis sanitaria, procesos cuarentenarios y enormes dificultades logísticas y de transporte- Bolivia exportó carne bovina por casi 16.000 toneladas captando 70 millones de dólares, cuando hace 15 años apenas vendía 2 millones de dólares y 1.000 toneladas? Eso supone un aumento de más del 3.000% en valor y 1.300% en volumen, comparado al 2005.
La buena noticia es que dicho sector va camino a romper sus propios récords: a junio de 2021 la exportación de carne sumó 53 millones de dólares por casi 11.000 toneladas. Lo mejor de todo: sin que falte carne para los bolivianos.
Pero, más allá de esas cifras importantes para la estabilidad de la moneda y la economía, el rostro social de tal actividad tiene que ver con las innumerables fuentes de empleo que genera en la cadena agroproductiva de la cría, recría, engorde, faeneo, industrialización y venta. He aquí algunas facetas: siembra de pasto, construcción de infraestructura (potreros, reservas forrajeras, barracas, centros de confinamiento y remate, viviendas para los trabajadores); mantenimiento de caminos; tecnología (vacunación, desparasitación, medicación, mejora genética, alimentación dosificada); frigoríficos para faeneo, desposte, refrigerado y envasado de carne; cadenas de frío, equipamiento y logística para garantizar la inocuidad alimentaria; compra y transporte de ganado a centros de remate y puntos de derribe, luego, de la carne a lugares de expendio (mercados, friales, tiendas de barrio, domicilios); y todo lo que tiene que ver con la industrialización para obtener subproductos de la carne y su exportación.
Pero, nada de esto hubiera sido posible, de no haberse fundado un 14 de agosto de 1966 la Asociación de Ganaderos de Santa Cruz de la Sierra, con 145 productores visionarios, para transformarse luego en una entidad mayor, luego de que la ganadería cruceña experimentara un altísimo nivel de actividad, naciendo entonces un ente departamental aglutinando a todas las asociaciones ganaderas -la Fegasacruz- conformada hoy por 39 asociaciones territoriales y especializadas, abarcando las 15 provincias del departamento, representando a casi 33.000 productores con un hato ganadero que supera ya 4 millones de cabezas…¡enhorabuena!
El beneficio de ser autosuficientes en carne, hoy, tiene que ver con 55 años de alegrías y éxitos -pero también de tristezas y fracasos- de nuestros sacrificados productores ganaderos del Oriente, con un “proceso preñado de grandes ilusiones, esperanzas, promesas, que con el correr de los años se convertirían en una realidad, dejando huellas de oro, con su aporte al crecimiento de la economía regional, fuertemente influenciada en la actividad agropecuaria en los años 60 y 70”, como dice su presidente, Lic. Alejandro Díaz Salek, sucesor de muchos otros insignes dirigentes de la institución. Para ellos, mi mayor respeto.
Entre los hitos del visionario trabajo de Fegasacruz cuenta el haber sido gestor de 3 frigoríficos (Pampa de la Isla, Frigorífico del Oriente, Complejo Industrial Frigorífico Cotoca) para solucionar el problema de la comercialización de ganado; la puesta en marcha y ejecución por más de 20 años del Programa Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa, con carácter obligatorio; la declaración de la primera Zona Libre de Aftosa en la Chiquitania y el reconocimiento de la Organización Internacional de Sanidad Animal -con sede en París- declarando a Bolivia “País Libre de Aftosa” en 2014, habilitándola a exportar carne al mundo, algo que se ha logrado gracias a un sinérgico y virtuoso trabajo público-privado (ojalá hubieran muchas más historias como estas…así ganaríamos todos).
Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista y Magíster en Comercio Internacional