Viviana Gonzales
Por tus labios de mármol gana la vida…
Sara Caviedes
Quisiéramos que nos esperen
del otro lado de este martirio negro
que se parece a un combate
pero ¿cómo luchar con lo que debe ser?
Apostarle a un cuerpo cansado en su espera mayor
que tarde a tarde se transforma en ojo de pez plateado
marcado por una x
vestido con algún sombrero de copa alta y oscura
hemos repetido desde este inframundo:
directo al corazón
y nos quedamos así ensimismados
imaginando el otro lado de un río
buscando quiméricos niños que no estuvieron en nuestro vientre.
Las estancias de un cuerpo que repite
nunca más
habla nuestro inocente desde la nada
y transcurre el río hoy hoy hoy
¿recuperar la memoria en el hospital?
bañados en sangre esperando
la llegada de alguien
que limpie esta unión de órganos.
Y se encargue de ponernos de pie frente a los muertos.
Media taza de jugo de ciruelas podría proporcionar
la cantidad suficiente de potasio
para el equilibrio correcto de nuestra agua corporal
un poco más sería un mar de azufre
va directo al corazón
a despedir los relieves de nuestras panzas inflamadas
los solitarios espacios de senos mutilados
graznido de colon ausente
el malgastado don que tenemos para decir estoy bien
la llegada del ocaso
con su roce de muerte y
el reloj de pared cayéndose a cenizas
con nuestras cabezas a flote
suplicando aire que ya no es nuestro
–y nunca lo fue–
nos quedamos quietos inmóviles
un rato más, un tiempito
cuchicheando el té con azúcar.
Y entonces nos queremos ir
salir de esta fiesta con la camisa deshilachada
mientras incrustan en esta piel de árbol
un poco más de cloruro de potasio
para que vaya directo al corazón
y así soltar nuestros huesos
finalizar el combate.
