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La mudez y la ceguera

Carlos Decker-Molina

“El lenguaje es un medio único e importante, pero al mismo tiempo es lo que me hace sufrir” – Han Kang

Tengo una vieja amiga que va camino a perder el habla por culpa de una enfermedad muy rara, estuve a visitarla hace un par de semanas al asilo donde vive y noté que había empeorado. Para no quedar atrás, en la competencia de dolencias de vejez, le dije que yo iba camino a perder la vista, casi deletreando le relaté que me inyectan un remedio en el globo ocular para atrasar la ceguera de mi ojo derecho. Entonces vi que sus ojos me hablaban y decían la palabra: Terror y hacia señas de poner una inyección en su ojo.

Esta introducción real, me lleva a la novela Clases de griego de Han Kang que esta publicada en español por Random House. Una novela de solo 175 páginas que leí hace un par de días. No conocía a Han Kang, pese el éxito de su novela La Vegetariana.

Clases de griego nace, según su creadora, por un bloqueo en su escritura. Han estaba escribiendo una novela, pero no pudo pasar de los primeros capítulos debido a la obstrucción mental y cesó de escribir durante un año en que leyó mucho, sobre todo ciencia.

Fue entonces que imaginó un personaje que enmudecía y un coprotagonista que iba camino a perder la vista. La mudez es el silencio en el que ella queda cuando su profesor de griego clásico, una lengua muerta, le dice que lea, pero ese profesor, nos enteramos más tarde, esta perdiendo la vista y no ve bien lo que pasa a su alrededor.

Lo que le ocurre a la protagonista, explica la novela, “es un silencio anterior al habla, anterior incluso a la existencia, absorbía el fluir del tiempo y la envolvía por dentro y por fuera como una esponjosa capa de algodón”.

Han Kang para escribir esta novela se cerró en su estudio donde produce sus libros y decidió no hablar con nadie durante unos días, además se tapó los ojos para evitar ver. En una entrevista sostiene que “quería experimentar ambas cosas, la mudez y la ceguera”.

En mi libro Viajar no es morir un poco – editorial 3600 La Paz – Bolivia – en la segunda parte dedicada a ensayos o crónicas hay una sobre la ceguera. Hago recuerdo de la película Empire of the sun que esta basada en el texto biográfico de James Graham Ballard, que titula La Gioconda del medio día crepuscular. Lo interesante de Ballard es que nació en Shanghai y me parece que Han Kang lo ha leído, porque el profesor de griego clásico que está perdiendo la vista en la novela que comento, ve de otra manera. El personaje de Ballard, cuando ve un rayo de luz advierte que se queman sus fantasías y por eso decide seguir siendo ciego.

La novela de Han Kang describe el hecho de que solo quienes están por perder algo (el habla, la vista, el oído o la vida) tienen la posibilidad de “filosofar” sobre lo perdido y sobre la vida.

Es una novela con imágenes sensoriales, diálogos sugeridos y al mismo tiempo reales. Usa frases breves pero puntuales que le dan a la historia un marco de profundidad.

La clase de griego comienza y termina con menciones a Jorge Luis Borges. No puede ser una presencia ornamental porque Borges era ciego y miraba el mundo de una manera diferente a la de los videntes.

Finalmente, las razones de Corea del Sur de ser gran poder blando en el Asia. Hasta la década del 80, Corea del Sur era una dictadura que practicaba la censura. Los 90 fueron años decisivos para establecerse como un poder en la zona, pero no con armas y grandes ejércitos sino con emprendimientos artísticos y culturales. Los artistas surcoreanos comenzaron a tratar temas tan universales como el odio y el amor, la desigualdad, el feminismo y el clima. Pero, ese esfuerzo individual fue paralelo a la apuesta del estado, por ejemplo, en 1996 se abrió el Instituto de Traducción Literaria (ITL). Su ministerio de cultura lidera campañas para intervenir en festivales literarios en todo el mundo.

Cómo olvidar la película Parásitos o la serie El juego del calamar. Los webtoons (formato de historieta digital para celulares) son de Corea del Sur y finalmente aquí en Estocolmo se puede comer muy bien kimchi en alguno de los restaurantes surcoreanos, que han desbancado a los restaurantes chinos. Han Kang es parte de ese gran proyecto.

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