Como madre latina, conozco de los apegos y la protección que ejercemos hacia nuestros hijos para darles un mejor cuidado, una mejor supervisión y ejercer un control de ellos, pero abriendo un poco la perspectiva y viendo el ejemplo de otros países extranjeros en cuanto al comportamiento de los padres con los niños, se puede evidenciar que, por ejemplo, un adolescente de 15 años ya es responsable de muchos aspectos de su diario vivir, ya tiene una cultura de ahorro y en vacaciones escolares ingresa a trabajar por un tiempo u horas determinadas para ahorrar y poderse comprar artículos personales, además de aspirar a tener pertenencias propias compradas con su esfuerzo y sacrificio.
Tendríamos que pensar si en una sociedad en la cual se sobreprotege tanto a los hijos no estamos formando jóvenes que, llegado el momento, tienen miedo a enfrentar al mundo y no valerse por sí mismos; hablo de trabajo, ya que en las fuentes laborales se sociabiliza con el mundo exterior y ven realidades muy distintas al “nido” que tienen en casa donde, tenían lo que necesitan y sin mucho esfuerzo.
Lo triste de nuestra realidad boliviana es que un joven que terminó la carrera universitaria y desea buscar un puesto de trabajo para ejercer la carrera que estudió casi siempre es requerido con experiencia laboral; ¿cómo una persona puede tener experiencia laboral si no tenía el título con el que podría ejercer ese trabajo? Es ilógico, y a esto hay que sumarle que solo algunas universidades de nuestro país dan la facilidad del horario laboral, el cual facilita a los estudiantes para que, mientras cursan la carrera profesional que eligieron, pueden estar trabajando como practicantes en algunos lugares del rubro.
Otro enfoque de esto que menciono claramente también se puede ver en el alto índice de divorcios existentes en nuestro país, pues los jóvenes salen del “nido”, es decir, la casa de los padres, para vivir con la esposa/o sin antes haber vivido solos y haberse podido conocer como personas, sin haber experimentado diferentes situaciones ni haber establecido la estabilidad emocional en la cual se encuentran; y con la sociedad machista que prevalece en nuestro medio es que la mayor parte de los jóvenes se piensan que salen de una casa donde estaba mamá para que ese puesto sea asumido por el de la esposa… Y al no cumplirse las expectativas que tenían, entonces, optan por el divorcio.
Hay mucha tela por cortar en lo que respecta a este tema, pero es necesario autoanalizarnos como padres si en verdad la sobreprotección hacia los hijos a la larga no es crearles complejos, inseguridades y prohibirles etapas importantes que forman la estabilidad emocional, el amor propio y la seguridad en ellos mismos.
