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Sueños de Francia

Maurizio Bagatin

Mouans-Sartoux a un paso de la lavanda de Grasse, haschisch barato en las brasseries, cuscús y Beaujolais, y el perfume de millones de flores, fábricas de perfumes y trabajo duro por marroquíes y tunecinos, por los clandestinos de todo el Magreb, esto es lo que no cuentan los de la Costa Azul, la petite bourgeoisie un día con Pétain y el otro contra Dreyfus, así una parte de la Francia de la Liberté, Égalité, Fraternité…

Y la estación de Niza, cerrada en la noche que, con 14 puntos de suturas en mi pierna, me dejo dormir justo en un parque de la ciudad que fue Reino de Piamonte, y un gringo gordo y borracho se me cae encima, grito, grito fuerte y el amigo que mientras había ido a comprar cigarro vuelve y lo patea hasta dejarlo tendido cerca de una fuente de agua pútrida…

Una noche Salvatore, extraño nombre por uno que viene de Treviso, nos lleva a Cannes, hay el festival del cine, una Deneuve aun belle de jour (et dans la nuit), Laura Morante joven y sensual, la musa de Almodovar y simplemente Juliette Binoche; cruzamos los miles semáforos de la ciudad, verdes tras verdes sus luces, un boulevard interminable, smoking y Moët & Chandon, recuerdo de Serge Gainsbourg en su tumba en Montparnasse, una Gauloises tras otra Gauloises, un bourbon y su je t’aime moi non plus; todo esto antes del semáforo rojo no respetado y choque:”¿Oui, oui trés jolie!” pero el choque ya fue y la cara de Salvatore en ver la chica casi desnuda saliendo del Chevrolet de un novio mas preocupado por su perrito que por la dulce Genevieve…

En el Hospital de Grasse la enfermera me hace sentar, me mira por mucho rato, estoy sudando y pierdo sangre de la pierna…observo el extraño color de sus ojos, de sus cabellos, y en su esquiva mirada veo Carlos Magno y Giuseppe Garibaldi, las peripecias de una utopía, unir o liberar, me pregunta si soy italiano, un día lo fuiste tú también le contesto, pero ¿cuándo seremos europeos?, ojos grandes o podridos, un viento del este, étimo aun incierto, miles de años y mucho esperma, viajes y retornos…entra el medico y empieza a cocer, 14 puntos, 5 internos, 9 externos, le digo “ni el Olympique de Marsella tienen tanto puntos en la tabla”…

Viajamos toda la noche, única pausa Lyon, dos Stella Artois y una baguette con queso, uno de los muchos quesos que Francia produce, una cajetilla de cigarro alcanzará hasta el amanecer, Claudio conducirá hasta París, su hermano duerme en la hamaca colgada atrás, en el camión lleno de herramientas, de todo el material de trabajo, yo haré de copiloto hasta ver las primeras luces de Lutecia, luego despertaré a Daniele y prepararé el primer joint del dìa…

El hotelito estaba a un paso del metro Chatelet, el jefe en nuestro trabajo era un véneto con una diarrea permanente, la cual no le permitía tomar el metro y tenia que desplazarse con el auto y con un chofer siempre preparado en pararse en un bar, una brasserie o un café adonde el jefe podía entrar a la toilette y…una mañana vino a controlar los avances de nuestra obra, estábamos instalando puertas, ventanas, portones y ventanillas en un colegio fiscal, un colegio de Francia, una empresa italiana ganó la licitación y nos contrató, imagínense el ministerio de Educación a través del ministerio de obras publica licita una obra que vienen ganada por una grandísima empresa italiana, la cual a su vez contrata otra empresa italiana para ejecutar la obra…antes escribí sobre la utopía de Carlo Magno y la de Giuseppe Garibaldi…

Empecé a frecuentar un pub en Rue du Mont Thabor, un pub irlandés, con mucha bulla, buenas cervezas, chicas con cabellos rojos y muchas pecas en su cara, afiches de James Joyce, Oscar Wilde, uno de Beckett que no puedo encontrar en ninguna imagen internauta. Un día apareció colgada una invitación a ser participe de un partido de futbol #%&¡Q, la otra palabra era ilegible y decidí jugar este partido de futbol #%&¡Q; el sábado por la tarde, después de un almuerzo liviano, sopa de cebolla y ¼ de vino tinto me fui al Bois de Boulogne, jugadores de petanque invadían la tarde soleada parisina, mas al norte las canchas de futbol estaban repletas pero logré ver mis compañeros de futbol #%&¡Q, listos con sus polera rigurosamente verde y botas con cachos de cuero. El partido empezaría a las tres de la tarde, pregunté contra quienes íbamos a jugar, el capitán de nuestro equipo me dijo contra los Gaelic Foot de La Courneuve… mientras veía que todos se pasan el balón con las manos, lo lanzaban con las manos y se empujaban y derribaban como en el rugby… le pregunté a nuestro capitán porque se calentaban así y me contestó, mirándome con asombro, que así se juega el futbol gaélico…

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