El escritor Alberto Hernández y su nueva selección de microcuentos
Márcia Batista Ramos
Alberto Hernández nació en Calabozo, estado Guárico, Venezuela, el 25 de octubre de 1952.
Poeta, narrador y periodista. Egresado del Pedagógico de Maracay, realizó estudios de postgrado en la Universidad Simón Bolívar en Literatura Latinoamericana. Fundador de la revista literaria Umbra, es colaborador de revistas y periódicos nacionales y extranjeros.
Su obra ha sido reconocida en importantes concursos nacionales de poesía y narrativa. En el año 2000 recibió el Premio “Juan Beroes” por toda su obra literaria, otorgado por el Círculo de Escritores de Venezuela.
Ha representado a su país en diferentes eventos literarios: Universidad de San Diego, California, Estados Unidos, y Universidad de Pamplona, Colombia. Encuentro para la presentación de una antología de su poesía, publicada en México, Cancún, por la Editorial Presagios.
Publicó: Fragmentos de la misma memoria (minificción). Editorial Actum, Caracas, 1994. pp. 93.
Cortoletraje (minificción). Blacamán editores, Villa de Cura, Venezuela, 1999. pp. 54.
Virginidades y otros desafíos (minificción). Latin American Writers Institute Eugenio María de Hostos Community College of CUNY (Universidad de Nueva York, 2000). Pp. 60.
Relatos fascistas (minificción). Umbra Ediciones de Autor/ Ventanas de Lavapiés, Madrid, España, 2012 pp. 171.
La única hora (novela). Ediciones Estival, Maracay, 2016.
El nervio poético (novela) Premio del Concurso Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana, Caracas, 2017).
El ojo de la mosca y más retratos familiares (minificción). Editorial El taller blanco/ Colección Comarca mínima, Bogotá/ Colombia, 2019.
El escritor venezolano Alberto Hernández, en esta ocasión presenta una serie de microficciones de terror, agrupando su nueva selección bajo el título de: MICRO PER VERSOS Y OTROS NO TAN CRUELES ASUNTOS.
En su brevedad, el autor se muestra relevante creador de historias de terror, cargadas de originalidad, intensidad y rigor literario, que se valen por sí mismas. Logrando una atmósfera misteriosa y aterradora que provoca sensaciones físicas en los lectores.
Su escritura, tiende, con el paso del tiempo, revelar un impacto más profundo en la cultura de un mundo mejor, que esperamos exista en el futuro, de lo que impacta al momento; eso porque la realidad en que vivimos hoy, muchas veces, supera la ficción. Frecuentemente, la amenaza central de una obra de ficción de terror desentraña, en cierta medida, una metáfora de los grandes temores de nuestra sociedad.
Nöel Carroll hace una distinción entre el horror y el terror tomando en cuenta especialmente una característica: “la presencia de un monstruo. El horror, siempre incluye a una criatura que transgrede de un cierto modo las reglas o convenciones del mundo diegético en el que está situado. Mientras que el terror no necesita un monstruo, puede ser un humano el responsable de los hechos que nos aterran.” Y Alberto Hernández profundiza en el terror por cuanto los hechos aterradores, en su narrativa, siempre están ligados a seres supuestamente “humanos”.
Después de un somero repaso a la obra de Alberto Hernández, por calidad y cantidad, arroja fácilmente algo de luz sobre la importancia que el autor tiene en la evolución del microrrelato de terror en Latinoamérica, ya que, el autor, enfatiza el terror en sus microficciones, mostrando ser un escritor dotado de mucha inventiva, que logra proyectar con palabras precisas y de manera clara, prácticamente cinematográfica, la historia que quiere contar; haciendo que todos sus microrrelatos sean tremendamente efectivos:
“Película de terror
El niño golpeó la cara del padre en un arranque de ira.
Jacinto, el padre, lo tomó por la cintura y lo lanzó por la ventana del piso 25 de la Torre B.
La rabia de Jacinto fue mucho más intensa cuando vio que su amado hijo le decía adiós con una
amplia sonrisa en su cara de ángel”.
“Ángel
Despedido por el padre desde el piso más alto de la torre, lo último que vio el hombre en el hijo fueron unas inmensas alas que se perdían en el infinito.”
En su narrativa, Alberto Hernández, hace fluir los pensamientos, que pasan continuamente de la desesperación a la esperanza, y vuelven al pesimismo total, si es necesario, sin alejarse de la brevedad y siempre destacando los aspectos más inquietantes de la cotidianidad.
Además, mantiene un estilo sencillo y directo en sus relatos breves, frecuentemente expresada una sola idea de forma sorprendente; con la que logra llevar al lector a vivenciar magistrales pesadillas con final sorpresa y moraleja perversa. Siempre perfectamente retratado por su pluma impregnada por el extremo realismo:
“Trozos
Una mujer cortó en trocitos el cuerpo de su hijo recién nacido.
Llamó a la policía para denunciar el crimen:
-Fueron las hormigas, fueron las hormigas-, dijo en un ataque de sinceridad.”
En la brevedad de sus letras el autor hace con que el terror tome distintos derroteros, pero siempre pasa por escalofriantes escenas que logran ser motores del suspense, que muchas veces desemboca en un final sorprendente.
Además, Alberto Hernández renueva su temática de terror con una fantasía ingeniosa y altamente sugestiva; utilizando figuras del lenguaje para caracterizar opresivos estados de terror, lugares en donde se ciernen peligros apremiantes. Asimismo, introduce referencias ambiguas sobre las relaciones que mantienen sus personajes:
“El beso
La mujer le mordió la lengua con pasión.
El galán la golpeó en la nariz y regresó a su oficina.
Ninguno se dio cuenta cuando el cianuro hizo efecto.”
La narrativa de Alberto Hernández, concede prioridad a la intriga del argumento, plagado de asesinos diabólicos y seres fantásticos. Mostrando las perversiones psicológicas de sus personajes, así como los ambientes asfixiantes en los que éstos se desenvuelven.
No obstante, el grado de fantasía, su narrativa es verosímil y macabra. El autor es poseedor de una prosa detallista, persuasiva y lenta, bien organizada diría yo, pues en el pequeño mundo de las microficción Hernández, consigue la descripción minuciosa de los hechos y las escenas impactantes. Con un valor agregado a lo literario: sus ocurrencias son completamente propias.
Como todos los grandes escritores del género de terror, Alberto Hernández también logra, con su narrativa, que el lector de una escapada imaginativa de la realidad:
“Consagración
Los trozos de carne caían desde el agujero por donde asomaba el rostro de una sombra.
Abajo, los hombres que habían sido perros atajaban los restos de los cuerpos mutilados.
Muchos preferían las manos de los que escribían este tipo de historias.”
En fin, yo diría que lo que la hace más destacable dentro de su producción es su tremenda originalidad.
Sin ambiciones más allá que la de ser leído y que los lectores disfruten con sus historias. Alberto Hernández hace entrega a través de la revista Inmediaciones de su selección: MICRO PER VERSOS Y OTROS NO TAN CRUELES ASUNTOS.