Mirna Echave Mallea / Inmediaciones.org
La crónica Tribus de la Inquisición del periodista boliviano Roberto Navia fue investigada y elaborada casi en silencio, en los tiempos libres que él tenía, como parte de un compromiso personal. Navia nos habla de este trabajo, en el que se describen los linchamientos impunes, la justicia limitada, las autoridades amenazadas, muertos, heridos y familias que han decidido olvidar el rencor y proclamar, con su presencia, su inocencia.
En la siguiente entrevista, este galardonado profesional nos revela parte de la historia de cómo se realizó dicha crónica, la elección de su título, sobre los riesgos y los esfuerzos de la investigación, la llegada de esta historia a las pantallas en una coproducción boliviano – española, y la certeza de que en Bolivia es posible hacer periodismo de investigación.
¿Cómo surge la iniciativa de investigar a profundidad los linchamientos en Bolivia y, en especial este caso, en el trópico de Cochabamba?
Roberto Navia (R N).- Es una historia que data de hace buen tiempo y ocurre por una disconformidad con la realidad, con el mismo oficio, porque los medios de comunicación han estado comprometidos con la coyuntura, pero es muy bueno, pero resulta que cuando pasa el siniestro, se entierra a los muertos, se apagan las luces, se guardan las cámaras y hasta que ocurra otra desgracia, otra muerte.
Entonces yo no acepto esa realidad, ese caminar, porque creo que la realidad va más allá de la noticia, va más allá de cubrir muerte, de sorprenderse y después enfriarse.
Es por eso que los linchamientos, como ocurrió con otros temas que he venido realizando, han sido sobre hechos olvidados, ha sido retornar a esa barbarie, volver para preguntar cómo están las viudas, cómo están los huérfanos, por qué ocurren esas cosas y mucho más con los linchamientos, que no han sido cosas esporádicas, hubo uno aquí, otro allá, ocurrían muertes y después de un tiempo volvían a ocurrir. Todo ello pasaba cerca de ese tramo caliente, en la carretera entre Santa Cruz y Cochabamba.
Vine trabajando silenciosamente en un tema que era muy importante para mí, lo hice como un compromiso familiar, porque la única que sabía era mi esposa, quien me ha acompañado varias veces a mis coberturas, porque eso lo teníamos que hacer en nuestro tiempo libre, en vacaciones, fines de semana, en feriado y con medios propios, con recursos nuestros. Conocimos de esta manera a la familia de Ángel Antezana, empezamos a tener un acercamiento y así se generó una empatía.
Es así como nace Tribus de la Inquisición, al trabajar aquí en mi casa, en la biblioteca, y hasta que salió a la luz, una crónica inédita, que yo tenía y guardaba en silencio. Después vino el premio nacional Pedro Rivero Mercado que ha sido muy importante porque implicó la publicación, ese era el premio, publicar una crónica larga, de muchísimos caracteres, varias páginas que así nomás no entraría en el formato tabloide. Así no más salió a la luz.
Desde entonces la crónica no ha parado de alzar vuelo, recorrió medio mundo, se publicó en varios lugares, ganó varios reconocimientos, el premio Rey de España, después el premio García Márquez, se la ha llevado al cine, en una coproducción con un boliviano, fuimos a festivales de primer nivel, como el de Guadalajara de México, el de Mar del Plata, obtuvo galardones antes de salir a la luz en España y se coronó con los premios Goya.
Después de estar en festivales, se proyectará en Santa Cruz este 11 de septiembre. También me preguntaban cómo se realizó Tribus de la Inquisición, y es lo que voy a compartir en un Masterclass que tendrá lugar en Santa Cruz en la misma fecha.
Tras el largo proceso de investigación y redacción de la crónica, ¿cómo surge el singular título Tribus de la Inquisición?
R N .- Porque yo escribo, escribo y el trabajo de escritura es una soledad absoluta. Cuando estoy en un proceso creativo, me encierro, lo hago desde muy temprano, que implica horas de lectura, relectura, borrar, ensayar, dejar que repose el texto y yo suelo darle a mi esposa el texto para que me lea, ella es una crítica en la que confío mucho y me dice si no le gusta algo o cuando suena mal.
Entonces yo le había puesto un título diferente, había terminado el texto, lo había pulido, ya estaba redondo y le había puesto un título diferente y, cuando se lo di a mi esposa, ella me dice que “ese no es el título, no refleja todo lo que yo he leído”. Entonces ella me lo sugirió y es… de su propiedad, de su autoría.
El título Tribus de la Inquisición está relacionado con los orígenes de la misma inquisición, que era lo que se hacía con los rebeldes con lo que no estaban de acuerdo con lo establecido, con las formas, con la estructura social, eran enviados a la hoguera y con los linchamientos en Bolivia ocurre esto, son llevados al patíbulo, a la hoguera, son maniatados, son envueltos en bolsas y después se les llena de gasolina por todo el cuerpo y prenden un fósforo para convertirlos en una antorcha medieval. Entonces concentra toda la esencia, toda la cúpula, y es un título muy literario, creo que nos genera conciencia y nos devuelve a la memoria lo que la humanidad, la gente, viene haciendo: linchamientos desde siempre, y que ahora ocurren, como en el siglo XIII o XIV, a los considerados “herejes” en Bolivia, a las dos o tres de la tarde, en el diagonal de una iglesia, en la misma plaza del pueblo. Qué prueba más hay que darle al mundo para saber que esto aún sucede.
Uno de los principales temas que se reflejan en esta crónica es la impunidad de los autores
R N .- No solo hay impunidad, acá a hay seis muchachos a los que se les acusa de haber robado un camión, supuestamente son ladrones, entre comillas, puede que sean ladrones, pero puede que no, y no merecen la muerte. En Bolivia la pena máxima son 30 años de cárcel después de un proceso establecido y con las garantías correspondientes, pero ellos los condenan, supuestamente abrazando la justicia comunitaria o bajo el amparo de fijarse de que la justicia en Bolivia no funciona, cosa que es cierta. Aun así no tienen por qué tomar la justicia en sus manos, pero lo hacen, lo hacen en un territorio donde además se sabe, la Policía se viste de civil cuando pasa esto y después le prenden velas a las personas que han sido linchadas, asaltadas, es una historia de novela, aparentemente de ficción, pero es de verdad.
Después de este trabajo de investigación, de estar tan cerca de estas personas, ¿qué piensas de esta situación ?
R N .- Puedo hacer un análisis sociológico, desde el punto de vista de la sociedad pero también uno personal. A vista de pájaro, veo que vivimos en la era del cinismo, porque se presentan las pruebas, se habla del tema y se dice cómo es posible que esto ocurra, pero en términos posibles pasa, la gente prefiere ver para otro lado y más allá de eso no existe una presión social. Por otra parte tenemos una justicia descarada, sinvergüenza, servil a los intereses políticos, no así a la sociedad, y no se está haciendo nada, es más, en el caso de Ángel Antezana ellos han sido procesados, ellos han tenido que inculparse para no seguir presos y a sus verdugos no se les hizo nada.
Una vez cuando la justicia trató de hacer algo le llegó la carta a un ministro para decirle que si no liberaba al que había sido detenido iban a bloquear la carretera. Hablamos de una sinvergüenzura mayúscula, sin precedentes, que si uno estuviera leyendo una novela se mataría de risa, pero esto es real y más bien dan ganas de llorar.
Más allá de los premios, ¿qué te dejó esta historia como periodista?
R N .- Me ha dejado la noticia de que yo no estoy equivocado, y lo digo sin ningún tipo de vanidad, sino que vengo apostando por temas como reportajes y crónicas, con agenda propia, y un tema como este, imagínense hasta dónde ha llegado. Cuando un periodista está abordando reportajes no hay nada que lo pueda detener, entonces esto es una inspiración, un incentivo para todos aquellos que escriben, por más que existan editores y escritores, o colegas que no crean, hay que seguir adelante, porque uno tiene que seguir el horizonte, que le dicte su conciencia, en este caso, lo mío es una lucha por los derechos humanos apostar al tema más allá de la coyuntura, más allá de las noticias y hacerlo de una manera firme, convincente, con apoyo de la familia, ese es el tema, ese es el gran apoyo que tiene que tener un periodista, más allá del medio de comunicación.
«… uno tiene que seguir el horizonte, que le dicte su conciencia, en este caso, lo mío es una lucha por los derechos humanos apostar al tema más allá de la coyuntura, más allá de las noticias y hacerlo de una manera firme, convincente, con apoyo de la familia, ese es el tema, ese es el gran apoyo que tiene que tener un periodista, más allá del medio de comunicación».
Creo que con un apoyo familiar es más fácil salir y eso de estos temas que terminan cambiándole la vida a uno porque no es fácil entrar a esos escenarios, hacer una planificación que implique la mayor seguridad y la menor cantidad de riesgo posible.
Y bueno, esto implica un incentivo para seguir abordando estos temas y seguir por más que se cierren todas las puertas, por más que la gente sea descarada, por más que los poderes no estén reaccionando, creo y siento, más ahora, que se necesita de un gran periodismo para que la conciencia social no intente hacerse la dormida. Es un montón de cosas que me dejan satisfacción, también me dejan amistades, nosotros no hemos cerrado la puerta con la familia de Miguel Angel Antezana, seguimos visitándolos, viendo cómo están, si está recuperándose, están haciendo una vida en ese lugar, y ellos son un ejemplo de que se puede luchar y se puede vivir sin odio.
Les han matado, les han quemado y están en el mismo pueblo.
«… se necesita de un gran periodismo para que la conciencia social no intente hacerse la dormida«.
Los medios actualmente no dan espacio ni tiempo para hacer este tipo de periodismo de investigación con esta profundidad ¿qué opinas al respecto?
R N .- Sí, estoy totalmente de acuerdo, cada vez se hace menos, ahora con las crisis de medios de comunicación, hay menos espacio, menos tiempo para hacer periodismo. Para hacer investigación se requieren dos cosas muy importantes, que son valiosas, el tiempo y dinero. Sin esas cosas es muy difícil hacer periodismo, pero se puede. El periodismo de investigación es muy caro, mover gente, transporte, el tiempo es lo más importante y no todos los medios están dispuestos a dar eso. A la vez, en teoría, se cree que la investigación va a salvar a los medios de comunicación, pero el único requisito para hacer periodismo de investigación es hacer periodismo de investigación.
Vemos que la formación en periodismo de investigación es limitado, justamente porque no se investiga mucho en Bolivia. ¿Cuál ha sido tu escuela?
R N .- Mi escuela han sido los libros, son los que me han acompañado durante toda mi vida, cuando entré a la universidad sabía que no iba a aprender, cuando empecé a trabajar, estaba en la redacción, también me sentí huérfano, andaba por todo lado y acudí a las librerías. Muchos de los autores ahora son amigos.
Mi otra escuela fue estar fuera de la redacción, con viajes, la calle, la montaña, el desierto, el ciudadano humilde, el que está padeciendo, ellos han sido mi escuela, también mucha capacitación, terminé la universidad, pero también muchos talleres, cursos, becas por aquí, por allá, volver de los viajes con las maletas no llenas de ropa, sino de libros, consumir muchas películas, documentales, tertulias, conversaciones y estar muy ocupado con esas cosas y, sobretodo, creer que lo que se está haciendo vale la pena, creer mucho en la capacidad de uno, que estás haciendo lo que te gusta y acerarse lo más posible a la perfección.
Seguramente Roberto Navia nos va a sorprender con algún trabajo de profundidad
R N .- Sí, claro que sí. Estoy en varios trabajos, estoy con la productora de cine, estamos llevando adelante el Masterclass, ahora estoy camino a concluir mi libro, pecado original, y pronto se van a enterar de otros trabajos.
¿Cuánto dura el documental y dónde fueron filmadas las escenas?
R N .- El escenario es el Trópico de Cochabamba, Ivirgarzama, Cochabamba, estuvimos en la cárcel, fue un trabajo interesante, en el mismo cementerio, donde estaba Ángel Antezana, hemos conseguido imágenes inéditas del momento macabro, con la productora tuvimos dudas sobre en qué momento ponerlas, sin ningún tipo de alarde, si no con el mayor cuidado posible.