Hace poco escuché decir al Presidente Morales que no entendía cómo Bolivia había tardado tanto para entrar en “La era de los Biocombustibles”, luego que el 8 de marzo del 2018 fue autorizada desde el Órgano Ejecutivo la producción de bioetanol para ser utilizado como aditivo en la gasolina, una excelente noticia que el empresariado esperó por 10 años (la explicación para semejante demora fue el mal asesoramiento que por mucho tiempo recibió el Primer Mandatario).
Cierta vez dije que no era responsabilidad de un Presidente el saberlo todo, pero sí, el rodearse de especialistas en temas que son fundamentales para el desarrollo de un país, en aras de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
¡Cuánto pudo haber avanzado Bolivia si aquella autorización se hubiera dado desde inicios de su mandato, y cuánto más si se hubiera autorizado también la producción de biodiésel! Nos hubiéramos ahorrado varios miles de millones de dólares por la importación y subvención de gasolina y diésel fósil, Bolivia hubiera captado jugosas inversiones y -con seguridad- hubiéramos crecido más del 7% anual.
Lo importante es que ahora la visión entre el empresariado y el gobierno es coincidente en este campo, lo que está llevando a realizar ampliaciones en los cañaverales e ingenios sucroalcoholeros, con la generación de empleo.
Y es que, cuando a una visión correcta le sobreviene una acción también correcta, la consecuencia no puede ser otra, que la realización del sueño anhelado.
¿Quieren un ejemplo práctico? Desde hace no sé cuánto tiempo -ya perdí la memoria- los paceños soñaban con un teleférico que pudiera conectar la ciudad de La Paz con El Alto, esa era su visión, su esperanza. Pero no se hacía porque muchos decían que no se podía por la topografía; otros, por su alto costo; los menos visionarios, porque no tendría suficiente demanda. Pero todos se equivocaron, pues el sueño se hizo realidad y ahora la “Ciudad Maravillosa” va camino a convertirse en la capital con más teleféricos del mundo, pues a las 6 líneas ya construidas en un tiempo récord -roja, azul, amarilla, blanca, verde y naranja- se sumará la séptima línea -la celeste- el 16 de julio de 2018.
Cochabamba no se queda atrás: está en plena construcción su tren eléctrico metropolitano, aspiración de muchos años que beneficiará a varios municipios.
Por eso no me canso de soñar con la inminencia del Hub aéreo en Viru Viru y el pleno uso de la biotecnología en el agro para forjar la Bolivia digna y soberana que todos añoramos…