Maurizio Bagatin
No hay nada afuera del texto
Todo está adentro de nuestras palabras. De las que escuchamos y de las imperceptibles, de las más simples y de las más complicadas, y de cualquier palabra que tenga un significado, el cual tendremos que interpretar.
De joven leí El difunto Matías Pascal, gran novela de Luigi Pirandello, tal vez la más bella, si por belleza nos referimos a lo que a través de sus palabras nos queda adentro.
Desaparecer, dejando las palabras adentro de alguien, sin que nadie sepa adónde estamos. Desaparecer a través de las palabras. Fui, y ahora todo está aquí.
Charlas de bar
Todo empieza con una charla en un bar, como la mayoría de las historias.
Y las charlas de bar, tal vez, no son serias. Se habla del trabajo y del dinero, de las mujeres y del tiempo. Alguna vez llega alguien que distrae estas charlas. Ha viajado un poco, conoció mucha gente y nos deja pensando.
Las charlas de bar se hacen serias una vez que estamos en casa. Se empieza pensando sobre el trabajo y el dinero, las mujeres y el tiempo.
Recordamos también al extraño que distraía aquellas charlas. De él nunca charlamos.
Las fiestas de pueblo
Cuántas veces la memoria nos juega raro.
La primavera iniciaba siempre con una fiesta grande. Encontrarnos otra vez, correr, escapar, dejar el tabarro, ir a comer el helado olvidado en el invierno.
Llegaban los gitanos e iniciaba el fin del mundo.
El sello lo hace aquel lugar, el lugar donde uno ha nacido. Si llueve mucho será melancolía, si hay sol será alegría, si aún lo recordamos será fantasía.
La memoria nos devuelve algo, sabiendo siempre lo que dejamos y nunca lo que ahora encontraremos.